Viernes, 26 de Abril del 2024
Jueves, 12 Abril 2018 02:44

Candidatos presidenciales y el fenómeno del voto cruzado

Candidatos presidenciales y el fenómeno del voto cruzado Escrito Por :   Javier Arellano Ramírez

En las aguas turbulentas de este proceso electoral algunos barcos son cruceros cuya fuerza arrastra a flotas enteras; en tanto que otras embarcaciones son verdaderos lastres, rémoras.


El tema es del dominio nacional. López obrador es un buque que con su empuje remolca lo mismo a Cuauhtémoc Blanco que a Miguel Barbosa. Caso contrario lo representa José Antonio Meade, un candidato insípido, incoloro e insaboro que representa un verdadero lastre, una carga difícil de sobrellevar. El tecnócrata trata de quitarse el tatuaje del PRI de la frente, pero es imposible que lo logre.

 

En toda elección presidencial, el primer candidato de su partido o coalición representa una fuerza de empuje o por el contrario una carga. De ahí que las elecciones locales sean un reflejo, un espejo de aquella madre de todas las batallas.

 

Nadie puede poner en duda que Morena es una institución caudillista que sin Andrés Manuel nada sería. El caso de Meade es lo contrario; para el priismo nacional el abanderado que se autonombra #YoMero es una rémora que deben arrastrar todos los candidatos a gobernadores y senadores.

 

En este escenario ¿Qué representa Ricardo Anaya? El queretano es un barco apacible, sereno, que navega en aguas sin corriente a favor, ni en contra. Es decir, Anaya no suma a los candidatos a gobernadores, pero tampoco les resta.

 

Así estaremos ante un fenómeno electoral inusual, atípico. En realidad los candidatos a gobernadores del Frente van solos; representan su propia presencia, fuerza e intención de voto. Porque su candidato presidencial no les abona, ni les quita.

 

En esta lógica veremos encuestas que serán dramáticamente contrastantes.

 

Mientras en un distrito un candidato a diputado federal puede llevar una ventaja de diez puntos, en la demarcación vecina, a tan solo  veinte kilómetros de distancia, otro abanderado de la misma coalición irá quince puntos abajo. Y esto se deberá a que los candidatos del Frente van solos. El contendiente presidencial ni aporta, ni resta.

 

Por esta razón para las empresas encuestadoras esta elección será una pesadilla, un verdadero infierno; porque de un distrito a otro; de un municipio al siguiente, las mediciones variarán en forma abrupta, dramática.

 

Mientras los candidatos de Morena presentan tendencias que son un espejo de los números de López Obrador; los contendientes del PRI son arrastrados por el efecto Peña Nieto y la intrascendencia de Meade.

 

Por su parte los candidatos del Frente arrojarán resultados que serán dispares e incluso inversos.

 

Paulatinamente cada candidato irá imprimiendo a su campaña su personalidad y sello propios.

 

Hace apenas unas horas DIARIO CAMBIO publicó que entre la votación que se espera para AMLO y la que se calcula para Miguel Barbosa hay una diferencia de 540 mil sufragios. Una cantidad que nos habla de la intención de un ‘voto cruzado’.

 

Caso contrario ocurrirá cuando se haga el mismo ejercicio entre Ricardo Anaya y Martha Erika Alonso Hidalgo. Ahí se verá que la señora tiene a su favor una mayor intención de voto que el queretano. Y seguramente arrojará diferencias de ese calado.

 

Esos márgenes solo se calcularán como resultado de un estudio de opinión pública. Aparte, muy aparte estará la operación política de los pequeños partidos que están cobijando las aspiraciones de MEAH: Nueva Alianza, Compromiso por Puebla, Pacto Social de Integración e incluso el Verde Ecologista.

 

No solo estaremos ante una diferencia extrema en la percepción de la opinión social. También veremos que en el terreno de la operación política los ‘partidos hormiga’ terminarán por devorar al elefante.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.  

     

 

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