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Viernes, 09 Marzo 2018 02:21

Alcohol y merthiolate

Alcohol y merthiolate Escrito Por :   Yaxa Michel

La estrategia de puertas abiertas de López Obrador puede molestarle a muchos morenistas que llevan impulsando el movimiento desde sus inicios; pero, si el fin es ganar la presidencia se justifican los medios, dirían algunos.


Hoy, todos se sienten merecedores de cargos, plazas, y cuotas. Hoy todos son los mejores prospectos. En sus perspectivas, lo justo es que su nombre esté en la boleta. Y, el de a lado no tiene la convicción suficiente, no ha trabajado tanto, no trae tantos apoyos como uno.

 

Esta cantaleta de los que se quedaron en la banca, de los que no les tocó, de los sentidos, de los ardidos, es el pan nuestro de cada día. Por que ya con las listas casi terminadas, los pactos casi cerrados y los candidatos registrados, vienen los resentimientos de los que les toca esperar y seguir apoyando desde abajo del templete.

 

Una de las tareas de los partidos durante y después de las negociaciones para armar listas de candidatos a diputados federales, locales, alcaldes, gobernadores y demás es la operación cicatriz. Y en el caso de Morena, van a necesitar mucho alcohol, merthiolate y hasta tortilla quemada para cerrar las heridas.

 

Es cierto que en muchas partes del país, Morena está buscando impulsar candidatos que vienen de otros partidos que ya sean famosos o reconocidos. Esto implica ahorrarse tiempos de campaña para presentar y posicionar el nombre de un candidato.  También conlleva que, usualmente, los políticos que vienen de otros partidos ya tienen un equipo, un área territorial ya trabajada y seguidores. Todo esto viene gratis al candidatearlo y, si trabaja, también por la presidencia de AMLO, pues le suma votos a la campaña.

 

Pero, ¿qué pasa con los morenistas locales que sentían que con el impulso de López Obrador podían ganar una candidatura? ¿Qué pasa con todos aquellos que fueron sujetos a burla por estar en un partidito nuevo que no pintaba, que sólo era del D.F.? ¿Qué pasa con esos a los que se les tachó de pejezombies, de soñadores, de radicales o hasta de borregos?

 

Todos ellos han sido desplazados por los políticos más experimentados que vienen de otros partidos. López Obrador no piensa cometer el mismo error de Fox que trajo a mucha gente sin experiencia y, de aquí a que le agarraban la onda, cometieron muchos errores.

 

Pero pues ahora, hay que apapachar a los incondicionales que están sentidos. Habrá que dejarlos que se suban tantito al banquito del poder para que se mareen unos segundos con promesas de puestos, secretarías, lugares en la mesa de honor, celular, carro y chofer. Hay que mandarles el mensaje que se les valora, que se les reconoce y que su ‘sacrificio’ es para que llegue AMLO a la presidencia.

 

El estire y afloje seguirá interesante, porque los recién llegados a Morena querrán también colocar a sus equipos, como es costumbre; y, como siempre pasa, habrá algunos que se queden sin nada aunque ‘se lo merecían’.

 

Pero siempre queda el consuelo de ser parte de algo más grande que uno. La trascendencia de ser pionero en algo desde sus inicios. El espíritu de cambio y toda la doctrina lopezobradorista que sirve de alcohol y merthiolate en la operación cicatriz.  

 

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