Viernes, 26 de Abril del 2024
Jueves, 16 Agosto 2018 01:33

Prioridades de seguridad; Estado, política, victimarios y víctimas

Para mi hermano Carlos Olmos, y su victoria moral


 

Los tres foros de seguridad del gobierno electo de López Obrador iban a ser el punto clave de las definiciones de la próxima administración: la respuesta al problema número uno que decidió la elección presidencial. Pero el desorden, la falta de acuerdos y el rencor vivo de las víctimas mostró que el lopezobradorismo carece de una política de seguridad interior.

 

Asimismo, las protestas, las versiones diferentes de los responsables y los protagonismos dieron los primeros indicios del error estratégico que se va a cometer al dividir la política de seguridad entre Gobernación y la propuesta de la Secretaría de Seguridad Pública, cuyos titulares no se entienden entre sí.

 

López Obrador estaría aplicando el fallido modelo de Jorge Carpizo McGregor en el salinismo: desarticular funciones que tienen en la política el mismo venero. Los gobiernos de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón abandonaron el enfoque de Estado en materia de seguridad, descuidaron los cuerpos de inteligencia, seguridad nacional y seguridad interior, buscaron pactos con los cárteles y fueron timoratos en usar la fuerza institucional del Estado para imponer una política de autoridad federal en seguridad.

 

El gobierno de Peña Nieto acertó al unir política y seguridad en Gobernación -seguridad interior-, pero falló al permitir que la confabulación estatal y municipal impidiera la reordenación de la estrategia de seguridad: gobernadores y alcaldes eran cómplices políticos del ejecutivo federal y por eso el crimen organizado penetró las estructuras de gobiernos estatales y municipales.

 

La falta de un diagnóstico de la crisis de seguridad con enfoques estratégicos de seguridad interior ha llevado al equipo de López Obrador a comenzar con la última etapa y a politizar el problema: las víctimas y foros abiertos. La idea era que las víctimas se subordinaran al presidente electo, le dieran en público el voto de confianza, perdonaran a los asesinos y legitimaran la nueva estrategia definida por el padre Solalinde: el modelo ‘Hermano Zeta’.

 

En los foros en Ciudad Juárez y Morelia, el drama conmovedor de las víctimas, la burocratización de funcionarios salientes y entrantes y una política sin diagnóstico ni estrategia reventó la propuesta de seguridad de López Obrador. Si el presidente electo y las dos cabezas del sector -la política y la de seguridad- entendieron el mensaje de los agraviados, entonces lo sensato sería suspender los foros y replantear la propuesta.

 

La crisis de seguridad tiene un ritmo jerárquico: primero reconstruir la autoridad del Estado, después asumir la inseguridad como un problema político, enseguida redefinir el mapa de los cárteles, jefes, soldados y zonas territoriales en disputa y finalmente atender a las víctimas en la dimensión de su dolor y no sólo pedirles que al sufrimiento de perder familiares ahora tengan que perdonar a los asesinos sin recibir algo a cambio.

 

Los casi 250 mil asesinados en el periodo 2008-2018 cayeron por una verdadera lucha criminal por el poder, los territorios y la autoridad de las bandas criminales contra el Estado nacional. Y los jefes, comandos y bases criminales no escogieron el delito por falta de educación o pobreza o pecados, sino que se constituyeron en organizaciones delictivas para constituir un poder de dominación autónomo y superior al del Estado.

 

El modelo ‘Hermano Zeta’ de Olga Sánchez Cordero y Alfonso Durazo fue producto de un análisis social equivocado de un asunto de poder. La clave de la inseguridad no está en las víctimas, sino en el Estado.

 

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Política para dummies: La política es la sensibilidad para saber qué quiere la gente, no qué se le va a imponer.

 

Sólo para sus ojos:

  • Recuerde revisar todos los días el sitio www.seguridadydefensa.mx para enterarse de los juegos geopolíticos de poder.
  • Adquiera vía mercado libre el libro La crisis de México… más allá del 2018, de Carlos Ramírez, para entender lo que viene después de las elecciones https://buff.ly/2KeacRi y en las librerías Porrúa en todo el país.
  • Como se esperaba, el ex panista Ernesto Cordero Arroyo anunció su retiro de la política. Precandidato a sucesor de Calderón, pieza priista en el Senado y político mediocre, nunca pudo cincelarse una figura por sí mismo.
  • Pasmo en los EE.UU. por el estudio que revela la existencia de más de 300 sacerdotes acusados de abusos sexuales. Mientras tanto, el papa Francisco sigue mirando hacia otro lado.
  • Famosas últimas palabras: “El de López Obrador, discurso de un estadista”, obvio, Olga Sánchez Cordero, secretaria designada de Gobernación de… López Obrador.

http://indicadorpolitico.mx

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@carlosramirezh

 

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