Y es que está visto que lejos de que las autoridades logren combatirla, ésta crece cada día poniendo en riesgo a la gente tanto en la calle como dentro de su domicilio.

Es decir, ¡la delincuencia gana la carrera! y nos coloca frente a la pared en estado de indefensión, porque lo mismo actúa frente a efectivos de seguridad que a las puertas de un templo, un plantel educativo, un hospital, a bordo del transporte, al interior de cualquier establecimiento, en cualquier calle, a cualquier hora, con luz, en la oscuridad y vuelve sus víctimas a niños, jóvenes, maduros y mayores.

Y ¡agárrese! por si fuera poco lo que ya vivimos, resulta que se hace el anuncio de que en breve, con apego estricto a la ley, dejarán en libertad de las prisiones a 3 mil delincuentes que purgan condenas por delitos de robo, crímenes sexuales, delitos contra la salud, por homicidio, por portar armas de fuego para uso exclusivo del Ejército; por el delito de secuestro y robo de vehículos.

Imagínese usted la que se viene.

Estos 3 mil delincuentes hoy están recluidos en cárceles de la Ciudad de México, Chihuahua, Sonora, Veracruz y Sinaloa, así como algunos más de las capitales aledañas a la Ciudad de México, como puede ser Puebla, que colinda.

La realidad es de que ya la pasamos mal, y con estos 3 mil delincuentes fuera de las cárceles, aunque no salgan de San Miguel aquí en Puebla, hay que tomar en cuenta que delinquen no sólo en su ciudad de origen, sino que buscan “buenas plazas” como son entre otras nuestra hermosa ciudad de Puebla que se ha convertido en una fuerte capital estudiantil por los centros universitarios, además de que con orgullo goza de un excelente posicionamiento turístico y recibe a muchos visitantes nacionales y extranjeros –que también ya han sido víctimas-.

 Habrá que encomendarse a las fuerzas supremas de cada quien y vivir muy alertas.

Por cierto que en  esta coyuntura de la inseguridad hay negocios que están ‘haciendo su agosto’ en plena cuesta de enero, los que venden alambres con púas, con navajas, cercas electrificadas, alarmas, recubrimientos antibalas, circuitos cerrados de seguridad y toda la tecnología para detectar a los asaltantes que cabe admitir no están de brazos cruzados y estudian la forma de sortear todos estos dispositivos de seguridad, como ya ocurrió un caso en el que lo primero que hicieron fue encapuchados y con pasamontañas arrancaron cámaras de seguridad y con cobijas se protegieron de las navajas de las concertinas para saltar una barda y robar lo que pudieron.

¡Qué caos!

Están conduciendo a la sociedad a la paranoia.

Tema prioritario para los candidatos que arrancarán campaña muy pronto.