Sábado, 04 de Mayo del 2024
Jueves, 18 Octubre 2018 02:25

Seguridad, seguridad y seguridad

Seguridad, seguridad y seguridad Escrito Por :   Irma Sánchez

¿Qué quieren los poblanos?


 

Seguridad.

 

Los grandes, los medios y los adultos mayores que han sido víctimas de la delincuencia.

 

Para recuperar la seguridad de la que disfrutábamos hasta hace unos ocho, 10 años, no nos importa la filiación política de quien nos gobierne, lo que nos importa es que recuperemos la tranquilidad perdida después de tantos asaltos, secuestros y robos.

 

Quienes hemos sido víctimas no sólo hemos perdido cosas materiales, sino lo más valioso: la tranquilidad, porque una vez que nos ocurre sospechamos de todos, y ante cualquier ruido comenzamos a estresarnos.

 

Y qué podemos añadir de aquellas personas que han sufrido la pérdida irreparable de seres queridos, la agonía de enfrentarse a secuestradores, y tantas experiencias que no se le desean a nadie.

 

De manera que apostamos por que la alcaldesa Claudia Rivera rescate, cumpliendo con hechos sus palabras de ir a fondo con la delincuencia, a la que afirmó que “no le tiene miedo”

 

Y  daremos un voto de confianza a su equipo que encabeza María de Lourdes Rosales Martínez, quien tiene el reto de comenzar a mandar señales de que las cosas mejoran para Puebla y los poblanos.  

 

Listo el cempasúchil

 

Una de las mejores temporadas, y generadora de empleos, comienza en los viveros de Puebla, tanto en la zona de Atlixco como en la Sierra Norte en Tenango de las Flores, donde se tiene en puerta el corte de las flores de muertos, la de cempasúchil y la de terciopelo, pues este año los viveristas alcanzan un volumen de un millón 170 mil toneladas, pues desde Puebla se aporta el 81 por ciento de la producción.

 

Los viveros no sólo colocan la flor en el mercado para los altares y las tumbas, el cempasúchil también es demandado para cocina y para la industria que  aprovecha su encendido color como ingrediente colorante básico.

 

Pasadas las fiestas de muertos, los viveros se enfilan a preparar la producción de la planta de noche buena, que este año se confía en rebasar la entrega de dos millones 800 mil plantas, que en 60 días se comenzarán a colocar en el mercado.

 

Con este volumen de plantas, Puebla se coloca en un tercer lugar como productora de plantas de noche buena, después de Morelos y Michoacán.

 

Los viveristas de Atlixco y Tenango de las Flores apresuran sus cadenas de comercialización, para la que contratan gente.

 

Los viveros, con la ayuda de biólogos, han logrado evolucionar injertos de la noche buena que hoy, además de roja, se ofrece en tonos jaspeados de rojo a rosa y naranja, además en tonalidades blanca, amarilla y verde, las cuales han logrado impactar en el mercado año con año.

 

El libro poblano más vendido

 

Para nuestro orgullo, en Puebla podemos destacar, ¿o presumir?, que contamos con un libro que lleva seis ediciones.

 

Así es, seis.

 

Va en su sexta edición.

 

¿Cuál libro?

 

¿Quién es el ilustre autor?

 

Bueno, pues se trata de un libro de cocina.

 

Puebla y su cocina, en el que participaron una docena de señoras, algunas ya fallecidas, Lolita Villar de Artasánchez, doña Leonor de la Mora de Real, su hija Leonor Real de la Mora, Dulce Gómez Haro de Ramírez. Juntas  ofrecen sus mejores recetas de la cocina internacional, platillos con langosta, perdis, lechones, etc.

 

Se trata de un libro que originalmente era proyecto del padre Isauro Corona, ya fallecido, quien fue el famoso y querido párroco de San José de Mayorazgo, y que animó a este grupo de señoras a hacer el libro para financiar la labor de la Fundación Mayorazgo, la cual trabaja con un grupo de señoras voluntarias por los niños y jóvenes en estado de abandono, a quienes brinda hogar y formación.

 

La sexta edición fue coordinada por una de las promotoras del movimiento, Leonor Real de la Mora y su hija Lenis Mastretta, quien ha seguido el camino del trabajo voluntario trazado por su abuela, doña Leonor.

 

El libro, además, incluye lecciones de cómo poner una mesa para desayuno, para comida y para cena; cómo presentar la loza, la cristalería, centros de mesa, servilletas, cubiertos y complementos; cómo ofrecer un servicio de coctel, etc.

 

Detalles que se heredaban de generación en generación, cuando no existían compañías de catering, cuando  las mujeres anfitrionas y jefas de familia, tenían que dirigirlo todo y ponían en alto el buen nombre de la familia.

 

En el mundo actual esta herencia se diluye, sobre todo entre las mujeres que abandonarán la cocina para incorporarse al mundo laboral.

 

Pero de todos modos se trata de un libro que cualquier persona debería tener en casa, consultarlo, seguir sus consejos y apoyar la obra de la Fundación Mayorazgo.

 

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