Ahora resulta que sobre el fallo del Tribunal Federal Electoral hasta los niños ya cruzan apuestas.

 

Sin conocimiento alguno sobre lo que está en juego, los niños que tanto escuchan de los mayores sobre el proceso electoral de Puebla, ya le entraron al juego de cruzar apuestas.

 

Y es que sobre el tema, los adultos, ‘al parecer’ sin preocuparse sobre las repercusiones hacen apuestas y con tantita pasión se juegan el cruce de tragos.

 

La verdad, ¡qué pena!

 

Porque en el fallo de los siete magistrados está el futuro de Puebla, y en este estamos usted y yo.

 

¿Qué nos conviene?

 

Es la gran incógnita cuando seguimos viendo el repunte de las estadísticas de la inseguridad, como el caso con el que ayer nos desayunamos, de la estudiante que se resistió a un asalto y fue asesinada de un balazo.

 

El futuro del estado de Puebla, con sus tres millones 318 mil poblanos, está en juego, con su futuro inmediato.

 

¿Alguien podría aspirar a retroceder?

 

De tal suerte que nuestro futuro está en manos de los siete magistrados que saldrán a dar la cara sobre el fallo de los comicios celebrados hace casi medio año.

 

Medio año en el que todos hemos aprendido a dudar de todos.

 

Medio año que ha sido suficiente para polarizar y encrespar a la sociedad.

 

Ciento 80 días en los que todos se acusan de todo.

 

Los rudos contra los mañosos, todos se sienten ganadores, unos se frotan las manos, otros cruzan los dedos y algunos más se los truenan.

 

En las oficinas públicas no se puede tapar el sol con un dedo.

 

Unos velan armas y otros juegan a la victimización.

 

¿En qué parará todo esto?

 

Si a nivel del Gobierno federal hay incertidumbre en acciones y programas, ya para qué le digo lo que está pasando en los primeros círculos de la administración estatal. Y bueno, lo que ocurre al interior de la administración municipal, que para arrancar ‘dicen’ que los empleados que se quedaron tuvieron que cooperar para comprar el tóner para comenzar a trabajar porque se carecía y se carece hasta de lo elemental con la barrida que ‘unos cuantos’ hicieron de lo que había en las oficinas.

 

¡Ay, mexicanos!

 

Es hora de un nuevo futuro, pero con un cambio a partir de cada uno de nosotros.