Resulta curioso que uno de los intelectuales más influyentes del mundo, Frank Schirrmacher, sentenciara en su nobilísima obra Ego que no somos conscientes desde hace tiempo de nuestras acciones políticas y que son otros los que contestan o peor aun deciden por nosotros. Esta referencia es vital para entender el fenómeno grave que vivimos en esta época electoral en los municipios de nuestro estado. Y claro que es grave pues entre los perfiles a competir por alcaldías, diputaciones locales o federales encontramos personajes sombríos que están dedicados o ligados al crimen.
Esto nos debería alarmar, pues en un estado donde la delincuencia crece a pasos agigantados, donde el robo de combustible sigue estando presente, donde los asaltos se han vuelto cotidianos en las calles y sobre todo en una Puebla donde la violencia de genero es real y los feminicidios suman ‒penosamente‒ 28 casos en apenas cuatro meses de este 2018, es alarmante que se tenga como candidato en Quecholac al abanderado por el PSI Alejandro Martínez Fuentes quien es hermano del capo huachicolero ‘El Toñín’ o al candidato de Morena en Atlixco Eleazar Pérez Sánchez quien ha sido acusado en reiteradas ocasiones por los habitantes como corrupto y extorsionador. El solo hecho de pensar que ‘Nay’ Salvatori, esa locutora que se burló de la lactancia materna y que no tiene un ápice de conocimiento legislativo sea candidata de Morena en el Distrito 10 en Cholula resulta repulsivo y preocupante.
¿Qué acaso los poblanos no tenemos perfiles competitivos para que nos representen? ¿Acaso hemos subestimado tanto la crisis de inseguridad en la que vivimos que se eligen candidatos dudosos? Las respuestas tendrán que ser contestadas por aquellos que asistan a las urnas en los diferentes municipios de nuestro estado.
Recordemos que la ignorancia entrega poder y en estos tiempos tan convulsos quien posea la ignorancia de su pueblo tendrá a su disposición una piedra filosofal, se volverá un alquimista y podrá convertir el plomo de sus armas en oro de candidaturas, sin embargo, seguirán siendo monstruos y el crimen de los monstruos es peor que el asesinato. Ellos no se limitan a matar personas. Los monstruos borran del mapa a sus enemigos.
Y sin que nadie lo deseara o sospechara, ahora han vuelto los monstruos a nuestro estado.