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Jueves, 08 Febrero 2018 03:50

Meade es el lastre: condenado a tercer lugar

Meade es el lastre: condenado a tercer lugar Escrito Por :   Arturo Rueda

¿Cómo es que López Obrador ha crecido entre 3 y 4 puntos desde que Meade fue destapado candidato el 21 de noviembre de 2017? Son vasos comunicantes: los mismos 3 o 4 puntos que ganó son los 3 o 4 puntos que Meade perdió. Es decir, la candidatura del tecnócrata no agradó a los priistas más tradicionales, los menos disciplinados o los más cansados de las imposiciones. Para ellos, Peña Nieto se equivocó. Y dijeron adiós


El candidato presidencial tricolor vive el peor de los mundos posibles: mientras más se le conoce, menos intención de voto reúne y en un efecto rebote, los puntos que pierde los gana López Obrador. Esa es la conclusión dolorosa para Los Pinos de las últimas tres encuestas publicadas, lo que provoca un efecto carambola: la ventaja del tabasqueño crece, Anaya no avanza ni retrocede, pero el derrumbe tricolor lo consolida en el segundo lugar, mientras que Pepe Meade lenta e inexorablemente se acomoda en el tercer sitio.

 

Nada de esto estaba calculado en el guion de Peña Nieto quien escogió a Meade sobre Osorio Chong porque en teoría tenía el perfil para robarle votos al PAN. Según el mexiquense no importaba que el ex titular de Hacienda no fuera tan conocido, ya que conforme avanzara el proceso ese defecto se subsanaría y entonces comenzaría a acercarse a López Obrador para llegar a un final de fotografía.

 

Eso fue: sólo una teoría. En la realidad, Meade se ratifica como el ‘error de noviembre’. Peña Nieto nunca imaginó que la candidatura del tecnócrata pegaría en la base del PRI. Es decir, la imposición de un perfil ‘ciudadano’ lastimó a un extremo del priismo que prefirió mudar sus simpatías hacia López Obrador.

 

Es pura matemática. ¿Cómo es que López Obrador ha crecido entre 3 y 4 puntos desde que Meade fue destapado candidato el 21 de noviembre de 2017? Son vasos comunicantes: los mismos 3 o 4 puntos que ganó son los 3 o 4 puntos que Meade perdió. Es decir, la candidatura del tecnócrata no agradó a los priistas más tradicionales, los menos disciplinados o los más cansados de las imposiciones. Para ellos, Peña Nieto se equivocó. Y dijeron adiós.

 

La minería de datos es reveladora en las dos últimas encuestas publicadas, Buendía para El Universal y Alejandro Moreno para El Financiero. En la primera, Meade pasó de 43 a 83 puntos de conocimiento de noviembre a febrero gracias al impacto mediático de su destape. Pero en ese mismo periodo sólo subió dos puntos de intención de voto, de 20 a 22, a 16 del tabasqueño y a 5 de Anaya.

 

El dato oculto de ese sondeo es que el ex secretario de Hacienda tiene 40 por ciento de negativos y sólo 24 de positivos para un balance en su imagen de -16, lo que confirma que entre más conocido es, también es más rechazado. En contrapartida, López Obrador tiene un 37 de positivos y 27 de negativos para un +11 en su balance de imagen.

 

La encuesta de Buendía y Laredo para El Universal da al tabasqueño la misma ventaja sobre Meade: 16 puntos de intención de voto, y entre ellos, consolidándose en segundo lugar, Anaya. En este sondeo el tecnócrata creció en conocimiento de 28 a 67 por ciento. Pero su imagen no mejoró: 19 de opiniones positivas y 24 de negativas para un balance de -5.

 

El resumen es fatídico: Meade crece en conocimiento –como era el plan original–, pero entre más conocido es, más opinión negativa genera. Su posibilidad de crecer es nula, lo que lo condena al tercer lugar cuando prácticamente llegamos al final del periodo de precampañas, a lo que sobrevendrá un silencio obligatorio que nuevamente –si eso es posible– lo desinflará más.

 

Meade fue una mala elección de candidato y Peña Nieto se equivocó. El candidato presidencial es el principal lastre para los candidatos a gobernadores, al Senado y diputados federales. Aunque el rumor de su sustitución amainó temporalmente, las cifras indican que no hay margen de crecimiento y por más traumático que parezca, el presidente tendrá que reconocer que se equivocó con su ‘error de noviembre’.

 

Para el caso específico de Puebla, Enrique Doger aporta mucho más de lo que Pepe Meade, pero entre la marca tricolor y un mal candidato presidencial, el ex rector tendrá difícil crecer en intención de voto aunque su discurso sea pegador y su postulación haya unificado lo que quedó.

 

Así, parece que la final se jugará entre López Obrador y Ricardo Anaya. El queretano no hizo mucho por colocarse en esa posición, sino que Meade se hundió por su propio peso.

 

 

 

 

 

 

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