El miércoles pasado, entre ‘cuates’, Andrés Manuel López Obrador ‘apapachó’ a uno de los miembros caídos de su grey: para nosotros Luis Miguel Barbosa es el gobernador electo, afirmó en el cónclave en donde reunió a gobernadores, ediles y diputados locales electos.

 

No se pierde el matiz: para nosotros, es decir, para los ‘cuates’ que militamos en Morena, los que formamos parte del proyecto.

 

Faltaba más, si la reunión precisamente era con su ejército electoral para leerles la cartilla de lo que se avecina.

 

Enseguida vino otro matiz: yo ya no puedo ir a defender el movimiento, hay muchas cosas que ya ni siquiera puedo decir, me quitaron el 50 por ciento de mi vocabulario político.

 

El ‘apapacho’ a su cuate Barbosa, ocurrido en el marco de una reunión interna, trascendió a la esfera pública una vez que muchos de los ganadores, auténticos novatos de la política, decidieron transmitir en Facebook Live el encuentro con el presidente electo —en ese error incurrió Karina Pérez Popoca, alcaldesa electa de San Andrés Cholula, una de las broadcasters—.

 

La víctima de los morenovallistas, el héroe redimido, también tenía a sus asistentes grabando. Terminado el cónclave le dieron vuelo al video en redes sociales, periodistas incondicionales y medios adictos a su causa política, quienes hicieron cimbrar a Puebla: López Obrador ya dijo que Barbosa es el gobernador electo. Así, con su ‘dedote’.

 

Sólo omitieron ese matiz relevante: sí lo dijo, pero en el marco de un cónclave privado con su ejército de Morena, y sus dichos trascendieron a la esfera pública sin que el presidente electo así lo deseara.

 

Apenas 24 horas después, el impacto de las palabras pronunciadas en un cónclave privado lo llevaron a definirse públicamente para volver a la posición original: será gobernador de Puebla aquel que determine el tribunal electoral federal.

 

Una vuelta completa de 360 grados. “Se trató el tema y la postura es que van a decidir los magistrados del tribunal electoral, todavía no hay una resolución sobre este tema, no termina el proceso electoral, es una elección, vamos a decir impugnada, y la autoridad competente va a resolver y hay que esperar a que esto suceda”, dijo en conferencia de prensa López Obrador tras finalizar la asamblea con 30 ejecutivos estatales de la Conago.

 

Los ‘barbosistas’, pues, se quedarán con el ‘apapacho’ que le dio el tabasqueño a la causa.

 

Los morenovallistas, con la postura institucional de esperar al resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

Pero esto ocurrirá entre el 1 septiembre y el 14 de diciembre pues el TEPJF no tiene un plazo para sentenciar hasta antes de la toma de protesta del gobernador.

 

Antes del 1 de septiembre los magistrados electorales deben resolver todas las impugnaciones referentes a la integración del Congreso de la Unión. De momento no se ha impugnado la presidencial, entonces podrán prescindir de esa carga de trabajo para comenzar a deliberar sobre las gubernaturas.

 

Pero ahí tampoco habrá muchas impugnaciones, así que rapidito podrán poner manos a la obra en el caso Puebla de forma expedita.

 

Y vaya que deberán resolver lo más pronto posible para normalizar la vida gubernamental de Puebla, ya que los ediles de Morena, así como los diputados electos, no aceptarán reunirse con Martha Erika Alonso.

 

Presumiblemente tampoco la recibirá López Obrador ni habrá contacto hasta que se resuelva la impugnación. Todos los acuerdos políticos, el intercambio de proyectos, la transición y hasta la aprobación del presupuesto 2019 quedará en impasse.

 

Por el bien de la vida institucional de Puebla, mientras más rápido resuelva el TEPJF, mejor.