Domingo, 28 de Abril del 2024
Martes, 21 Agosto 2018 03:20

La transición EPN-AMLO hoy es de miel, mañana será de hiel

La transición EPN-AMLO hoy es de miel, mañana será de hiel Escrito Por :   Arturo Rueda

Lo que ayer se demostró en Palacio Nacional no fue cordialidad, sino docilidad de Peña Nieto frente a López Obrador. ¿Por qué? Porque se trata de la única estrategia política para evitar costos mayores hacia el futuro. Es la milenaria forma de sobrevivir que eligen los conquistados para no ser exterminados por los conquistadores


 

La derrota castiga nuestro orgullo. Si la política es la ciencia de las acciones eficaces, Enrique Peña Nieto es merecedor de todas las humillaciones y revanchas que vengan en su futuro mediato e inmediato. La fotografía de ayer en Palacio Nacional, el gabinete saliente con el gabinete entrante, en aparente cordialidad, ‘luna de miel’, en realidad es la escena de los conquistados recibiendo a sus conquistadores.

 

Las buenas intenciones entre López Obrador y Peña Nieto no disfrazan las realidades dramáticas para el mexiquense. En sus narices, el presidente electo ratificó que la reforma educativa va para atrás, y cualquier intento de defensa tenue fue borrado por la reaparición, horas antes, de Elba Esther Gordillo.

 

Peña Nieto y los mexiquenses que llegaron al gobierno federal vivieron una borrachera de poder que los insensibilizó de los reclamos sociales. Pero toda borrachera tiene cruda. Llegó la hora de pagar facturas.

 

La humillación al presidente en funciones fue completa porque Peña Nieto tuvo que tragarse la reaparición de Elba Esther Gordillo, a quien encarceló durante cinco años y debió liberar en reconocimiento a su derrota política.

 

 En ‘La Maestra’ hay dos tipos de agravios: los políticos por su encarcelamiento y los personales por lo que ocurrió durante ese encarcelamiento, específicamente la muerte de su hija Mónica Arriola. Quien piense que Elba Esther Gordillo no cobrará venganza por esos agravios muestra un alto grado de ingenuidad.

 

Gordillo se perfila como instrumento del nuevo gobierno de López Obrador en contra de Juan Díaz de la Torre, primer traidor de su lista, pero también como ariete en contra de Peña Nieto… cuando le convenga al tabasqueño. Porque también es un acto de ingenuidad pensar que las buenas formas, la ‘luna de miel’ entre administración entrante y saliente, será eterna.

 

El pueblo reclama cabezas, pero en este corto periodo de transición resulta que Peña Nieto hizo casi todo bien, especialmente no intervenir en las elecciones del 1 de julio. Pero al reunirse con Meade, López Obrador lo elogió como un funcionario honesto y capaz. También Meade ha elogiado la forma de conducir la renegociación del TLC. E incluso, a la hora de definir el futuro del NAICM, López Obrador evitó hablar de los altísimos costos de la obra en Texcoco que remitirían a la brutal corrupción en la construcción de la nueva terminal.

 

Pero en algún momento, todo esto que a López Obrador le parece bien, le empezará a parecer mal. Si es cierto que hubo pactos previos a la elección, Peña Nieto podrá considerarse a salvo y el tabasqueño sólo podrá ofrecer cabezas de funcionarios menores como Rosario Robles o Gerardo Ruiz Esparza.

 

 

Pero en algún momento de 2019, cuando la terca realidad política empiece a frustrar los proyectos de López Obrador, éste dará inicio al patíbulo para exhibir los castigos a los anteriores funcionarios de la corruptísima administración del PRI.

 

Por ello, lo que ayer se demostró en Palacio Nacional no fue cordialidad, sino docilidad de Peña Nieto frente a López Obrador. ¿Por qué? Porque se trata de la única estrategia política para evitar costos mayores hacia el futuro. Es la milenaria forma de sobrevivir que eligen los conquistados para no ser exterminados por los conquistadores.

 

En esa docilidad, que es humillación del derrotado ante su vencedor, Peña Nieto está dispuesto a comerse todo lo amargo que tenga que comerse. Lanzar la iniciativa para volver a crear la Secretaría de Seguridad Pública. Liberar a Elba Esther. Confeccionar un presupuesto a modo de los intereses políticos de Morena. Atestiguar la golpiza a su reforma energética. Participar en la discusión abierta para cancelar el NAICM y quizá hasta cancelarlo. Firmar un TLC desventajoso para los intereses de México. Y todo lo que se acumule en la semana.

 

En la humillación que se traduce en docilidad acompañan al mexiquense la ralea de funcionarios que saquearon el presupuesto durante seis años. Ellos son el hilo más delgado en una transición que hoy es de ‘miel’, pero más tarde que temprano será de ‘hiel’.

 

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