No hay fiesta para los obreros poblanos de las plantas Volkswagen y Audi, quienes han interpretado las nuevas reglas del Acuerdo Comercial México-EU para el sector automotriz como una oportunidad para que sus salarios incrementen a 16 dólares la hora, dado que una de las nuevas reglas es que el 40-45 por ciento de los automotores sean fabricados en zonas con esos sueldos.

Malas noticias. Esa cláusula introducida como parte de las promesas de Donald Trump a sus votantes no tiene como objetivo beneficiar a los obreros mexicanos -o poblanos- sino desalentar que las grandes armadoras continúen enviando a México su producción.

Aunque estas nuevas reglas entrarán en vigor en 2023, las armadoras en México ya se van preparando para los grandes cambios que se avecinan. Uno de ellos es que VW armará menos autos en su planta poblana para privilegiar los proyectos en Chattanooga. En el caso de Audi, al tratarse de una marca premium, su volumen de producción se verá afectado por las nuevas condiciones de competencia contra las demás armadoras en Estados Unidos.

Tampoco hay buenas noticias para la cadena de proveeduría en Puebla pese a lo que dicen Canacintra y el titular de la Secotrade: la obligación de elevar el contenido regional a 75 por ciento cuando antes era de 62.5 por ciento obligará a que las armadoras compren más partes en Estados Unidos y menos a la cadena local. Es simple lógica. ¿Cuántos empleos se van a perder?

Nadie lo sabe porque cada día surgen más cláusulas secretas que no fueron informadas en el primer momento, como la capacidad que tiene Estados Unidos de imponer aranceles del 3 por ciento si las exportaciones son superiores a los 2.4 millones de vehículos argumentando “seguridad nacional”. La barrera está muy cercana, pues el año pasado se exportaron 2.3 millones de México a EU.

Los sueños de abundancia de los obreros poblanos son ‘cuentas de la lechera’. Si ellos ganaran 16 dólares la hora, tendrían un salario mensual equivalente a casi ¡73 mil pesos! y no el promedio actual que ronda entre los 12-15 mil pesos. Y si las plantas VW y Audi se instalaron aquí precisamente es porque los bajos salarios les dan ventajas competitivas en el mercado estadounidense.

De acuerdo con datos del Automotive Research Center, las armadoras se ahorran entre 600 y 700 dólares por cada vehículo producido en México por los bajos salarios. Los obreros mexicanos ganan entre 3-6 dólares la hora y la cuota establecida de 16 tiene por objetivo desincentivar la producción aquí para que regrese a Estados Unidos.

Con la renegociación del TLC, Trump se propuso acabar con esas ventajas competitivas.

El consumidor promedio puede pensar que la imposición de aranceles por 3 por ciento no tiene significado, pero en el agregado macro significa que, o perderán dinero por cada vehículo o tendrán que reducir los precios a los consumidores para ser competitivos. En un sector tan competitivo para el cliente final ese 3 por ciento puede hacer la diferencia.

Claro que, como planteó Luis Videgaray al inicio de la renegociación, tener un mal acuerdo comercial es mejor que no tener acuerdo comercial. Todo mundo lo vio imposible, pero la cancelación del TLC hubiera resultado catastrófica para las armadoras y las cadenas de proveeduría.

No hay que hacerse tontos: los ganadores de la renegociación fueron los ‘gringos’ y no en balde el precio de las acciones de Ford, General Motors y Fiat-Chrysler subieron luego de conocerse los primeros detalles para el sector automotriz del Nuevo Acuerdo Comercial.

Que los obreros de VW y Audi no se ilusionen con las ‘cuentas de la lechera’. Aunque sus sueldos son buenos para la realidad mexicana, las trasnacionales no van a permitir que incrementen a 16 dólares la hora. Siempre preferirán pagar un arancel del 3 por ciento.