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Lunes, 01 Octubre 2018 02:19

Barbosa nunca va a aceptar que perdió, aunque ahora recuente el TEPJF

Barbosa nunca va a aceptar que perdió, aunque ahora recuente el TEPJF Escrito Por :   Arturo Rueda

Que el recuento encabezado por funcionarios y magistrados del TEPJF solamente confirmó lo que ya había dicho el conteo rápido del INE, los resultados del PREP y las cifras finales del cómputo distrital del IEE: que Martha Erika Alonso ganó a Luis Miguel Barbosa con una cifra ligeramente inferior a cuatro por ciento de la votación. El avance de Barbosa fue raquítico en ese recuento: recuperó alrededor de siete mil votos y ahora pierde por 115 mil y no por 122 mil votos. ¡Qué bien!


 

En 2006, el nauseabundo olor del fraude electoral impregnó para siempre la elección presidencial de ese año dado que, ante al ajustado resultado de .25 por ciento, la principal demanda para ‘limpiar’ el resultado del candidato perdedor Andrés Manuel López Obrador nunca fue cumplida: un recuento voto por voto, casilla por casilla. Como la ley electoral no preveía la hipótesis, los paquetes electorales nunca fueron reabiertos y el recuento total no procedió. La leyenda del fraude prevalece hasta el día de hoy.

 

En el trascurso de los años siguientes se incluyó en las leyes electorales el recuento total de una elección con dos hipótesis: que la diferencia entre primero y segundo lugar fuera menor a cinco por ciento, o que los votos nulos fueran más que la diferencia entre ese primero y segundo lugar. En esos casos procedería lo que AMLO no tuvo en 2006: voto por voto, casilla por casilla, para no dejar dudas del resultado.

 

Doce años después, le tocó a Puebla el primer recuento total voto por voto ordenado por el TEPJF en la historia electoral del país. Lo hizo para poner orden en la elección para gobernador, sobrecalentada por Morena, quienes presionan a los magistrados para ganar en la mesa lo que no obtuvieron en las urnas. Los magistrados, en busca de allegarse de más elementos, o de congelar esas presiones, ordenaron el recuento histórico que tardó cuatro días y acabó la madrugada del sábado a las 03:35 horas.

 

Se trata del cuarto recuento de la elección de Puebla, por así decirlo.

 

El primero fue el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE) que dio a conocer la misma noche de los comicios y fue firmado por los mismos nueve científicos que confirmaron la victoria de AMLO. Ellos dieron ventaja a Martha Erika Alonso con 2.1 por ciento sobre el candidato de Morena.

 

Luego, las cifras del Programa de Resultados Preliminares (PREP) con el 95 por ciento de las casillas dieron a la candidata del Frente una ventaja de 3.8 por ciento sobre Luis Miguel Barbosa al finalizar el alimentado de datos dos días después de la elección.

 

Una semana después de los comicios, el cómputo final de los 26 distritos electorales realizado por el IEE fijó la ventaja de Alonso Hidalgo por 4.04 por ciento de la votación.

 

Pero Barbosa se negó a aceptar todos esos datos inventando teorías del fraude cada vez más disparatadas, entre ellas el algoritmo que se introdujo al PREP, los “laboratorios” para la clonación del material —que los llevaron a asaltar violentamente el Hotel MM—, luego el secuestro de los paquetes —incluso con complicidad de los propios representantes de casilla de Juntos Haremos Historia—.

 

En los primeros días del conflicto poselectoral, Luis Miguel Barbosa asumió el mismo discurso de López Obrador: quería un recuento total de todas las casillas, un voto por voto, y así lo requirió ante la jurisdicción electoral. Era la única forma de ‘limpiar’ la elección, dijo.

 

Nunca se imaginó que casi tres meses después, la Sala Superior del TEPJF le daría a Barbosa la oportunidad que no le dio a AMLO: volver a contar, voto por voto, boleta por boleta, casilla por casilla, sin tomar en cuenta ninguno de los datos previos: ni el conteo rápido del INE, ni el PREP, ni el cómputo distrital final. Como diría AMLO: es la única forma de lavar el resultado.

 

 

¿Y qué ocurrió?

 

Que el recuento encabezado por funcionarios y magistrados del TEPJF solamente confirmó lo que ya había dicho el conteo rápido del INE, los resultados del PREP y las cifras finales del cómputo distrital del IEE: que Martha Erika Alonso ganó a Luis Miguel Barbosa con una cifra ligeramente inferior al cuatro por ciento de la votación.

 

El avance de Barbosa fue raquítico en ese recuento: recuperó alrededor de siete mil votos y ahora pierde por 115 mil y no por 122 mil votos. ¡Qué avance!

 

El argumento de Barbosa, lo que le queda, es hilarante: que el 80 por ciento de los paquetes electorales no tenían las medidas de seguridad, por lo que en su opinión, la cadena de custodia fue violada. ¿Y violada para qué? No se atreve a decirlo todavía, pero la dirección de su infundio es claro: que hay boletas falsas.

 

¿Y los funcionarios electorales que encabezaron el conteo son tan ‘weyes’ que no saben distinguir boletas falsas de las reales?

 

¿Cree que los funcionarios no notaron la actitud sistemática de los representantes de Morena de descalificar la paquetería electoral y no de ir a buscar fotos?

 

¿Puede un estado como Puebla, los magistrados del TEPJF y el destino de millones de poblanos ser rehenes del chantaje de Barbosa?

 

¿Necesitamos un quinto conteo que confirme lo que ya dijeron los otros cuatro?

 

¿Hasta cuándo va a aceptar Barbosa su derrota?

 

 

Pues nunca, parece. No tiene la calidad moral de la honestidad necesaria para hacerlo.

 

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