La conversación pública en Puebla se encuentra secuestrada por dos tópicos que, odiosamente, alcanzan el grado de lo monotemático: uno, el resultado final de la impugnación de la elección por la gubernatura, y dos, la vorágine creciente de la inseguridad en el marco del arribo de los nuevos alcaldes de Morena a los gobiernos municipales de la zona metropolitana.

 

No hay lugar, reunión, evento social, encuentro íntimo, copas entre amigos, que no comience de la misma forma:

 

-¿Qué sabes del falló de la elección, cómo viene?

 

Dependiendo del bando en que se coloque el interlocutor, la respuesta tiende a la polarización.

 

Si se es simpatizante del morenovallismo, la respuesta es:

 

-Todo bien, wey, tranquilo. Ya me contó la amiga de una amiga, que tiene a su novio trabajando en el TEPJF, que van a ratificar a Martha Erika. Tú tranquilo.

 

Si se es simpatizante de la causa de Morena, de Luis Miguel Barbosa, o simplemente ‘odiador’ de Moreno Valle, la respuesta es en sentido contrario.

 

-Todo bien, wey, ya chingamos, la elección ya se cayó. Ya me contó la amiga de una amiga, que tiene a su novio trabajando en el TEPJF, que la elección fue un cagadero, y que la instrucción de López Obrador es tumbarla. No los chingamos.

 

La impaciencia se convierte en histeria ahora que lo que eran meses, semanas, para el fallo de los magistrados, ahora se convierte en días, luego en horas y próximamente en minutos. Es el momento en que cualquier ‘vientecito’ nos da catarro.

 

Nadie está tranquilo porque los intereses son muchos, y montándose en la histeria colectiva, algunos aprovechan para ‘llevar agua a su molino’ jugando a los videntes. Le pasó al periodista etílico Fernando Maldonado cuando lanzó el bulo de que el fallo sería el viernes 9 de noviembre “y soplaban los vientos de la anulación”.

 

Nuevo ‘ridiculazo’ en su carrera plagada de errores, porque ni hubo fallo, ni hubo anulación, y el sujeto tuvo que recurrir al clásico “nos equivocamos”.

 

Sabemos ahora que el proceso de impugnación se encuentra en la fase en que los magistrados reciben a los candidatos para escuchar sus alegatos de forma oral. Este día acudirá Martha Erika Alonso con Marko Cortés, nuevo dirigente nacional del PAN, a presentarlos. Supongo que en estos días también acudirá Barbosa acompañado por Yeidckol Polevnsky al TEPJF.

 

Si los magistrados se encuentran en la fase final de alegatos de forma oral, van a requerir un par de semanas más para terminar el proyecto y someterlo al pleno de la Sala Superior. Entonces, las fechas más probables para que esto ocurra será entre el 26 y el 30 de noviembre, en el entendido de que traspasar la frontera del 1 de diciembre es interpretado como un signo ominoso para el morenovallismo.

 

Así que, por lo menos, nos esperan dos semanas más de histeria colectiva entre los que afirman que ya saben cómo viene el fallo y aquellos que se comen las uñas tratando de descifrar los hados.

 

Mientras eso ocurre, el otro tema de conversación es la espiral de violencia y asaltos que tocaron la semana anterior a las clases socioeconómicas humildes, pero también a los ‘fifís’.

 

El primero se refiere al doloroso homicidio de los hermanos Flores Rey en el minisúper de la colonia Aquiles Serdán en el que ambos trabajaban. Ella, estudiante de Criminología de la BUAP, él, aficionado a los cómics, trataron de defender la cuenta del día. Uno de los delincuentes cayó muerto, pero los otros escaparon.

 

Entre sábado y domingo una ola de asaltos a automovilistas en la Atlixcáyotl disparó las alarmas cuando, con diferencia de minutos, fueron atracados el empresario de medios Benjamín Paz cuando iba acompañado por su familia, y luego a Karina Romero Alcalá, ex regidora e hija de Blanca Alcalá.

 

En ambos casos, el modus operandi fue común: colombianos en motocicletas, aprovechando el tráfico en hora pico, se acercan a los vehículos, encañonan a los automovilistas para quitarles relojes y carteras, para luego huir serpenteando entre los vehículos.

 

Las conversaciones de WhatsApp desataron los miedos y sumieron a los poblanos en la histeria colectiva mientras los ediles de Morena en la zona conurbada no acaban de sentarse a atender los asuntos de seguridad pública, pero también esperan el fallo del TEPJF comiéndose las uñas de los dedos.