Luis Miguel Barbosa Huerta, candidato a gobernador por la coalición Juntos Haremos Historia, reveló que previo al arranque de campañas tuvo una charla con Enrique Doger Guerrero con quien acordó caminar sin agredirse, pero él violó ese pacto porque llegó a un acuerdo con el ex gobernador Rafael Moreno Valle.

“Doger y yo teníamos una charla, no privada, ocasional, donde decía, vamos a caminar sin agredirnos; él la violó porque llegó a un acuerdo con Moreno Valle”, aseguró.

En una entrevista con El Sol de Puebla, el senador con licencia fue cuestionado sobre su contrincante del PRI a la gubernatura, en donde destapó que entre ambos hubo un encuentro previo al inicio de campaña electoral el 29 de abril.

En dicho diálogo acordaron no atacarse, pero a decir de Miguel Barbosa, Enrique Doger rompió ese pacto porque llegó a un acuerdo con Rafael Moreno Valle.

Sin embargo, dijo que no atacará al priista, pues va en tercer lugar de preferencia electoral en las encuestas de cara a la elección del primero de julio. “No me voy a meter con él, para nada me voy a meter con él”, subrayó.

“Estoy bien de salud, nunca me canso”

Respecto a su estado de salud, el candidato a gobernador aseguró que está bien y el día que se muera va a ser de un sólo “fregadazo”, pero nunca se ha cansado. Esto pese a que en los últimos eventos de campaña en Ajalpan y Tehuacán, donde acompañó a Andrés Manuel López Obrador, se le vio casando, pues permaneció sentado y sólo se levantó para dar breves discursos.

“Siempre he estado bien. Nunca me he cansado, siempre me paro a las 6 de la mañana y a veces a las 5, me baño y me voy a mí primera actividad. Y si puedo echarme un sueñito durante el día me lo echo después de la comida, a veces, pero si no en carretera voy dormitando, duermo poco pero muy bien”, sostuvo.

Recordó que perdió la pierna por un descuido médico “estúpido”, no se cuidó dos lesiones resultado de una marcha en contra de la Reforma Energética hace unos años, que de lo contrario sería un diabético común. Además, afirmó que su hija lo obligó a cuidarse, pues ya se nivela el azúcar, sólo picotea y ha dejado de ser “tragón”.