El hangar marinista un cúmulo de negligencias


CAMBIO lo advirtió desde octubre del 2006


Es muy probable que el piloto del 5 de Mayo haya perdido el control de la aeronave con el impacto en la montaña, sin embargo, no pudo corregir dicha falla: “Cuando tienes emergencia y tienes que realizar la autorrotación, el procedimiento te marca que tienes que cortar el combustible y la corriente eléctrica porque si no lo haces, con cualquier chispa se enciende”, indicó Mario Aparicio, ex piloto del gobierno del estado


Efraín Núñez Calderón

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La tragedia en la que falleció Patricia Rossano Maldonado, esposa de Mario Montero Serrano, secretario de Gobernación y otras siete personas más, fue un error del piloto, por lo que el accidente pudo haberse evitado, afirmó Mario Aparicio, ex piloto del gobierno del estado, quien brindó sus servicios durante dos sexenios —con Manuel Bartlett y Melquiades Morales— y acusó que este suceso evidencia la falta de experiencia y pericia de los pilotos con que cuenta el Gobierno marinista.


En entrevista con Cambio, quien fuera despedido injustificadamente hace casi dos años por los actuales encargados de las aeronaves que transportan al gobernador Mario Marín, su familia y otros funcionarios, recordó que en su momento denunció ante la opinión pública el deficiente mantenimiento de los helicópteros del Gobierno:


“Al tener mal mantenimiento, al tener pilotos jóvenes, gente sin experiencia, ahí están las consecuencias. Si el gobernador piensa que ya se salvó porque murieron otras personas, está equivocado. Yo se lo dije a Javier López Zavala —ex secretario de Gobernación— que estaba prendida la luz amarilla pero no me hicieron caso”, sentenció.


Edición Cambio Jueves 6 de octubre del 2005 pag13
Edición Cambio miercoles 5 de octubre del 2005 pag18

Duro en sus señalamientos, Aparicio manifiesta que un accidente es una cadena de errores que vienen arrastrándose, por lo que descartó que la tragedia del viernes pasado se le pueda atribuir al mal clima existente en la Sierra Norte:


“Se ve que no fue un impacto directo, se ve que pegó y rodó el helicóptero y en la parte de abajo fue donde se incendió. De acuerdo a las estadísticas, el 95 por ciento de los accidentes son errores del piloto.
”Estos helicópteros cuentan con la tecnología suficiente para avisar de cualquier falla técnica, son maquinas grandes con dos sistemas de combustible, con dos sistemas eléctricos, tienen la capacidad de indicarte cuando hay una emergencia. Un accidente no es que vas volando y de pronto sucede, sino una cadena de errores que vienen arrastrándose y se cierra el círculo cuando sucede una desgracia”, apuntó.


Según su deducción, es muy probable que el piloto del 5 de Mayo haya perdido el control de la aeronave con el impacto en la montaña, sin embargo, no pudo corregir dicha falla: “Cuando tienes emergencia y tienes que realizar la autorrotación, el procedimiento te marca que tienes que cortar el combustible y la corriente eléctrica porque si no lo haces, con cualquier chispa se enciende”, indicó.


El 5 de octubre de 2005, Mario Aparicio denunció en el programa radiofónico Laquintacolumna haber sido despedido injustificadamente por Javier Ochoa, encargado del hangar del Gobierno del estado por manifestar una serie de inconsistencias en el servicio a las aeronaves estatales. Según el experimentado piloto —con más de 13 mil horas de vuelo— el Gobierno del estado no le daba el mantenimiento adecuado a las aeronaves en las que se transporta el gobernador.


Más aún, tras ser obligado a dejar su trabajo a punta de golpes y pistola, fueron contratados pilotos inexpertos con apenas 200 o 300 horas de vuelo: “Si hay una falla mecánica, el piloto tiene la culpa de no resolverla porque la máquina avisa y dice lo que está mal. Ya depende de los pilotos si tienen o no experiencia.

 

Los pilotos que se quedaron en mi lugar, son muy jóvenes con muy pocas horas de vuelo. Prefirieron sacarme a pesar de que tenía una experiencia amplia de 13 mil horas y meter personas nuevas. Me sacan porque detectamos que la gente no estaba haciendo el servicio.

 

Tuve muchos problemas por lo mismo, había presión de los jefes, no del gobernador, sino de los de abajo, porque no les parecía o no te creen que las máquinas requieren mantenimiento. Yo llegué al grado de decirles: yo no vuelo la máquina. Depende del piloto dejar o no que se haga el mantenimiento”, acusó.

 

En riesgo la vida
del gobernador


Edición Cambio miercoles 5 de octubre del 2005 pag18
Edición Cambio Jueves 6 de octubre del 2005 pag13

Aparicio advierte que el accidente del viernes pasado enciende las luces rojas en el hangar del Gobierno del estado, por lo que aseguró que está en riesgo la vida del gobernador. Para ello refiere una anécdota en la que por negligencia de parte de quienes fueron sus jefes inmediatos no se le cambió debidamente una pieza al helicóptero de la Policía Estatal:


“El nuevo coordinador de Servicios Aéreos, Javier Ochoa, no estaba llevando a cabo los mantenimientos. Al helicóptero 206 L4 de la Policía Estatal se le requería cambiar el yugo donde empotran las palas, porque en un servicio en Estados Unidos le detectó que tenía un desgaste. Entonces se compró esta pieza, la cual tiene un valor de 45 mil dólares. Este señor quiso aparentar que se llevaron el helicóptero a México, sin embargo nos enteramos que lo habían metido a un taller clandestino y que a final de cuentas no cambiaron la pieza. Se lo notificamos al encargado de Casa Puebla pero no hizo caso”, aseveró.


El Gobierno del estado contaba hasta el viernes con tres helicópteros para uso oficial: dos Bell 412, uno modelo 1997, llamado Poblano y uno modelo 2004, denominado 5 de Mayo —en el que fallecieron las damas del voluntariado de la Secretaría de Gobernación— y un 206 L4 para uso de la Policía Estatal. A decir del piloto Aparicio, mientras formó parte de la presente administración todas estas aeronaves contaban con el mismo mantenimiento deficiente.


Aunque no descarta una posible falla mecánica en el accidente propiciada por los errores de mantenimiento, refiere que el 5 de Mayo contaba con toda la tecnología para poder superar algún desperfecto:


“Este 5 de Mayo no es el mismo en el que se accidentó Melquiades Morales. Cuando se accidentó el ex gobernador, piloteaba Salvador Flores Serrano, quien no contaba con la capacidad ni las horas de vuelo necesarias. En ese accidente el helicóptero fue pérdida total, el seguro pagó y se compró uno nuevo, al que le pusieron el mismo nombre y fue el que se accidentó el viernes pasado (…) Uno de los graves problemas que tuve con estos funcionarios es que no quieren entender que quien lleva el mando de la aeronave es el piloto y uno decide hasta dónde se puede. Si conoces tu máquina, la meteorología y sabes hasta donde te puede llevar, tomas una decisión correcta. Si salgo de Puebla a la Sierra Norte, arriba de capa, es decir si me encuentro mal tiempo no me voy a clavar para romper la capa y meterme. Se dice entonces, señor gobernador déjeme ver si encuentro un hueco. Pero si no tomas esa decisión de decir no, ahí están las consecuencias.”

 

Hangar marinista,
cúmulo de negligencias


Sin embargo, la salida del capitán Aparicio fue tan sólo una de las múltiples anomalías que se han suscitado en el hangar del Gobierno del estado en la presente administración. El mismo piloto relata cómo su anterior superior, Javier Ochoa estuvo a punto de quemar el motor de El Poblano por no saber operar dicha máquina.


Meses más tarde, este mismo funcionario apoyado por judiciales, despidieron a un grupo de mecánicos con lujo de violencia y sin mayor justificación al respecto. Hay que decir que después de la golpiza, algunos de estos mecánicos hoy tienen dolencias físicas que no han podido superar.


En 2006, Cambio publicó una serie de documentos que daban cuenta de la compra de aeropartes de un avión a nombre del Gobierno del estado, a pesar que la administración marinista no cuenta con este tipo de artefactos para el traslado del gobernador. Aunque la empresa Cooper Aviation confirmó la compra, la administración marinista nunca dio una postura al respecto.

Largo litigio


Al ser despedido injustificadamente, Mario Aparicio emprendió una lucha legal para recibir su finiquito por más de 12 años de servicio en el Gobierno estatal. Presentó la denuncia correspondiente a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.


Al cabo de un año, Aparicio revisó los avances de su queja sin embargo, no se había promovido nada, por lo que decidió buscar el amparo de la justicia federal. Al cabo de más de año y medio en que fue citado en reiteradas ocasiones a la Secretaría de Gobernación para dar solución a su caso, finalmente la administración estatal le pagó parte de su finiquito:


“Metí mi caso en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. Pasó casi un año y no se había hecho nada. Se promovió un amparo a nivel federal, estaba en proceso cuando me encontré a Javier López Zavala y con éste se hizo el acuerdo. Iba a demandar a Mario Marín pero como a los tres meses salió mi finiquito y lo cerramos en la junta local.”

 

 

 


 
 
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