11 mil dosis de semen de toro, un logro marinista

 

—Crónica—


Los datos y las cifras se volvieron una pesadilla para varios asistentes al informe, pues ellos prefirieron dormir mientras el gobernador hablaba y hablaba. Cerrando sus ojitos, como le han hecho durante estos dos años, periodistas, empresarios y ciudadanos, dejaron que Marín hablara y hablara y de esa manera lograron su complicidad, como siempre, a cambio de obras que, como dice el dicho, son amores


Zeus Munive Rivera

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Y Dios dijo: “¡Hágase el semen!” y Marín hizo de dicha sustancia clara y viscosa todo un mensaje político en su Tercer Informe de Gobierno, pues todos los asistentes atentos escucharon que en este 2007 se produjeron 11 mil litros de esperma blanco de unos toros bien garañones.


“¡Testosterona pura!”, pensaría alguna diputada adicta a su vetusto sistema político.


Y es que ese, sin duda, fue el único dato importante vertido dentro de la larga perorata marinista que duró casi una hora y treinta minutos en el salón La Luz del Centro de Convenciones.


Aunque no sólo estuvo este gran dato que quién sabe para qué sirva tenerlo en cuenta dentro de un informe de Gobierno, también se supo que Puebla ocupa el cuarto lugar en la producción del guajolote.


Y qué decir que la entidad poblana, aparte de dedicarse a la masturbación bovina y a la satisfacción sexual de los toros, es el segundo lugar nacional en la producción de huevo para plato. Marín, en ese momento de su numerología, muy serio y antes de llorar, informó que Puebla es el quinto lugar en la producción de carne de porcino.


De pronto, cualquier asistente recordaría el informe del presidente municipal de Palmarito Tochapan: “En este año se mataron cinco perros para los desayunos calientes; dos cochinitos que fueron sacrificados para la carnicería La Lonja de mi compadre Gabriel; dos guajolotes más se pusieron en engorda para la fiesta de nuestro patrono ‘El niño del Santo Entierro’.”


Pero también nos enteramos en el Tercer Informe de Gobierno —no en el de Palmarito, no confundir— que la Trucha es muy alta en su producción y así, con datos “interesantísimos” sobre en qué se han destinado casi 45 mil millones de pesos en tan sólo un año.


Mientras Marín hablaba, en medio de los asistentes, el oriundo de Pijijiapan con la mirada perdida pensaba: “Yo quiero tener un pueblo guajolotero y de toros cogelones”.


Los datos y las cifras se volvieron una pesadilla para varios asistentes al informe, pues ellos prefirieron dormir, mientras el gobernador hablaba y hablaba. Cerrando sus ojitos, como le han hecho durante estos dos años, periodistas, empresarios y ciudadanos, dejaron que Marín hablara y hablara y de esa manera lograron su complicidad, como siempre, a cambio de obras que, como dice el dicho, son amores.

 

Del verbo patear latas


Eran las once de la mañana y, de pronto, apareció Javier López Zavala junto con una comitiva de más de 20 de seguidores. Cubrían a su jefe.


A su paso, Zavala se encontraba a puro funcionario de medio pelo y /o seccional del PRI o a desempleados del Legislativo.


—Licenciado —le decían— quisiera pedirle una cita.
—Mi oficina está donde siempre, en el bulevar Atlixco.


Y Zavala se acercaba a todo aquel que lo saludaba: “A ver si ya nos vemos la próxima semana”.
Pero todo era medio pelo. Todo el low profile habido y por haber se acercaba al “delfín” del gobernador.
La realidad es que Zavala supo lo que significaba patear latas y estar fuera del presupuesto oficial y sólo vivir de la nómina secreta.


Terminando el informe, Zavala caminó con su comitiva de 20 personas tratando de colarse a las salutaciones.


Y trataron de romper el cerco, pero uno de los de seguridad lo dijo: “tengo órdenes de no dejar pasar a nadie”.


—Pero es el licenciado Zavala.
—Pero no puedo dejar pasar a nadie.


La fila india de 20 personas, entre ellas, “el licenciado” dieron media vuelta entre una larga cola de priistas que trataban de saludar a su gobernador.


Y el licenciado siguió caminando con su comitiva de 20 personas.
Iban de un lado para otro como si no tuvieran un lugar real a donde llegar. Caminaban sin rumbo, sin dirección, sin nada.


Así, muy zavalistas.


Hasta que por fin, fiel a su estilo se colaron entre una muchedumbre para acudir al besamanos, esa tradición política que aún permea en el estado.

 

Salutación, aquí


Un cartel rojo colgado dice: “Salutación” y una flecha que señalaba el “siga”. Dando a entender el: Salutación, aquí.


Los priistas acomodados en una larga fila se esperaban para que pudieran saludar a su jefe y, como diría el periodista Luca Brazzi, el amigo de los poblanos.


Mientras esto ocurre apareció Mauro González, aquel viejo periodista que supo para qué se hicieron los amigos y los convenios. Él lleva de la mano a Guillermo Jiménez Morales. Lo presenta. Lo cachondea. Lo acompaña y le abre paso entre la guaruriza que está también lista para saludar a su “señor gobernador”.

 

El semen se llevó la nota


Y todo quedó como un acto en el que los líderes empresariales como Juan José Rodríguez Posada o los conductores de noticias como Iván Mercado, terminaron por alabar a su jefe político. Porque Puebla sigue siendo un lugar en el que el señor feudal es quien manda y donde casi todos le rinden pleitesía a su amo.
Aquí, lo más importante es que el semen se produce en grandes cantidades, mientras que la verdadera información sobre cómo se gasta el dinero en obras para el constructor consentido del sexenio Óscar García, es lo de menos.

Puebla es guajolotera y semental.

 

 

 


 
 
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