Fuegos artificiales para el faraón de la UAP


—Crónica—


Héctor Hugo Cruz Salazar

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Y valió la pena la espera. Fue un acto faraónico.


Fuegos artificiales, orquesta, banda musical, vinos, bocadillos, performance, más de diez mil invitados —entre políticos, empresarios, funcionarios públicos y universitarios— y la presentación de artistas de talla internacional.


Así fue el tercer informe de Enrique Agüera.


No escatimó en recursos.


Ni económicos, ni humanos, ni de infraestructura.


El rector de la BUAP se lució.


Tanto que hasta hizo ver chiquitos a sus amigos y protectores.


El Complejo Cultural Universitario es una obra sin parangón.


En Puebla no hay, ni se ha hecho ninguna similar. Y menos en un año un mes.


Fue un acto, digamos, de más o menos 890 millones de pesos.


Hecho también sin comparación.


Los 886 millones que costó la obra y la diferencia sería lo invertido en el acto protocolario.


El acto ridiculizó todos los actos políticos que se han hecho en Puebla.


Ni los informes del gobernador, ni los tres de Enrique Doger o la toma de protesta de Blanca Alcalá y mucho menos el informe de Moreno Valle —en el que utilizó a todos los legisladores para promocionarse— se le comparan en lo más mínimo.


Agüera contó con el plus que ninguno de estos personajes pudo, puede o podrá presumir: tuvo el aval de todos los sectores y los partidos políticos.


Desde anoche, seguramente, es la envidia de todos los suspirantes.


Nadie se atrevió, ni se atreverá, a criticarlo.


Al contrario. Fue una noche de elogios.


Azules, amarillos, tricolores y hasta los rojos estuvieron ahí para validar ese acto tan republicano, aunque haya dejado en el olvido la tan pregonada austeridad y el acto pueda ser una ofensa al hacerse en plena crisis económica mundial… pero esa es otra historia.


Y es que convocó a todo el mundo, aunque no llegó ningún personaje importante en el plano nacional, hubo quórum.


Hizo lo que nadie ha hecho en el último año en el plano político.


Reunió a los tres Poderes del Estado, a los representantes de las iglesias, a los dirigentes partidistas, a los líderes empresariales, diputados federales, senadores y hasta a las autoridades electorales.


Y no hubo una sola crítica, ni un solo viso de molestia.


Al contrario, puros halagos, felicitaciones y buenos deseos.


Y hasta aplausos de pie le dedicaron al final.


Muchos números, muchas obras, muchos proyectos, certificaciones, validaciones, seguidas de más reconocimientos y más validaciones, más inversiones y más obras.


Todo cupo en un mensaje de una hora 25 minutos, contando las 13 interrupciones del mismo por aplausos, porras y goyas para el rector.


Y eso que todavía no está en campaña, o eso dice.

 

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Fue una noche redonda que comenzó con un largo recorrido por el complejo, por sus salas de cine, cafeterías, una peña, un restaurante, la galería de arte contemporáneo, los estudios de radio y televisión, las aulas de preparación artística y por supuesto el auditorio, con un cupo para 3 mil 500 personas.


El rector presumió todo lo que tenía que presumir —que fue mucho— y se pavoneó por todos lados, siempre al lado del gobernador y la alcaldesa.


Les explicó todo.


La sonrisa no se le quitó ni un segundo.


Y menos cuando se fue a sentar al Centro de Convenciones con toda su comitiva de invitados.


Ahí Agüera presentó la primera de “las muchas sorpresas de la noche”.


Fernando Lima, el contratenor argentino que el sábado cantó con Sarah Brightman en el Palacio de los Deportes ante miles de mexicanos, fue traído por la Universidad Autónoma de Puebla para engalanar el informe de su mandamás y presentarse ante unos 600 invitados especiales que entraron al lugar.


Así de exquisito se puso el maestro.

 


Su cara de satisfacción no la podía quitar y con ella posó para las fotos.


La segunda “sorpresa de la noche” fue la presentación de los fuegos artificiales y el sistema de iluminación del Complejo Cultural Universitario.


Miles de luces multicolores iluminaron la noche y los edificios, de cuyas azoteas salían chorros de fuego.


Y por supuesto, faltaba más, ahí también había un lugar especial para el maestro.


Una estructura metálica de más de dos metros de altura donde sólo el gobernador y la alcaldesa tuvieron cabida.
El “lugarcito especial” era para que Agüera pudiera ser fotografiado teniendo como fondo el Complejo y los fuegos artificiales.


Puro lucimiento.


La sorpresa que el rector guardó para el final y según él, sólo para los universitarios, fue la presentación del trovador cubano Pablo Milanes.

 

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Políticos encumbrados, de medio pelo y pipitilla, empresarios, diputados, senadores, regidores, consejeros electorales, líderes de partidos, dueños y directores de medios de comunicación, estudiantes, maestros, acarreados y hasta el representante del jerarca católico en Puebla se quedaron estupefactos con la demostración que hizo Enrique Agüera anoche.


Les enseñó lo mucho que se puede ganar tomando buenas decisiones y sobre todo, teniendo los millones que tiene de presupuesto.


Lo aprovechó y lo exprimió al máximo.


Con un mes de retraso dio su Tercer Informe de Labores y le sacó toda la raja política que era posible, montándose en una obra millonaria para poder brillar en todo lo alto.


Se mostró como el político incluyente y tolerante que no hay en Puebla.


También quedó bien con el mandamás poblano y hasta le hizo la barba cuando exaltó la obra del Complejo Cultura Universitario y dijo que el gobernador había aportado 300 millones nada más para esa obra: “Así se apoya en Puebla. Así se apoya a la universidad. Muchas gracias señor gobernador.”


Y su mensaje político, no tuvo pierde: “Y que quede muy claro, el tiempo que nos queda en la universidad voy a entregarme con convicción y sin distracción alguna…”


¿Y el futurismo?


En el aire quedó la duda.

 

 

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