Grupos de autodefensa continuaron ayer la ocupación de inmuebles atribuidos a Los Caballeros Templarios y mostraron varios objetos pertenecientes a Nazario Moreno González, El Chayo, uno de los capos de ese grupo criminal a quien el gobierno federal dio por muerto desde 2010.
Entre las pertenencias mostraron una estatua con la que El Chayo se representaba en sus cultos, sotanas, libros escritos por ese personaje y un chaleco metálico al estilo medieval.
En otro inmueble, del capo conocido como El Tucán, fueron halladas caballerizas en las que había, según vecinos, animales valuados en miles de dólares.
"Decomisan” un rancho a templarios
Grupos de autodefensa de esta comunidad tomaron varios objetos de culto pertenecientes a Nazario Moreno González, El Chayo, principal terrateniente de Los Caballeros Templarios. Entre dichas pertenencias mostraron una estatua con la que el mismo líder se representaba en sus cultos, varias sotanas con la cruz de Los Templarios al frente, un par de libros sobre este personaje, al que también se le conoce como El más loco, El doctor, Ernesto y Villa Zapata. También un chaleco de metal de estilo medieval y un uniforme competo de la Policía Federal.
Los objetos los mostró Estanislao Beltrán, coordinador de los comunitarios armados, a medio kilómetro del rancho La Ilusión, propiedad de El Tucán, lugarteniente de la organización en Antúnez, el cual quedó abandonado desde la semana pasada.
La estatua, comenta Papá Pitufo, es una de tantas imágenes que Nazario Moreno se mandó crear para llevar a cada una de las poblaciones en las que Los Caballeros Templarios cobraban derecho de piso: “Muchas veces las cambiaban por las imágenes de la Virgen, y ante El Chayo Templario se oficiaban sus propios cultos”.
La imagen es de yeso, de 1.30 metros de alto, vestida con túnica y capa al estilo templario y una espada dorada en las manos de la estatua. La ropa es de terciopelo y tiene decenas de piedritas cuyo valor aún desconocen los comunitarios. La espada parece estar bañada en oro y el rostro muestra a un hombre barbado, como si fuera imagen religiosa. Fue hallada en una propiedad de El Tucán, lugarteniente en Antúnez.
Aunque no se parezca del todo, se trata de El Chayo. Ya tenemos su estatua, ahora sólo nos falta tenerlo a él”, comenta Estanislao Beltrán, quien tomó la espada de la estatua e hizo el amago de cortarle la cabeza a la imagen templaria.
También aparecieron varias sotanas blancas, cuyo frente muestra una cruz de Los Templarios. Dicen que en cada capilla controlada se tenía una para cuando se asomara Nazario, pues con ellas oficiaba sus misas y frente a él sus seguidores debían regar en una charola su propia sangre para demostrarle a su líder hasta qué punto le eran fieles.
Apareció también un chaleco de finas cadenas unidas, al estilo medieval, el cual utilizaba el líder de Los Caballeros Templarios. Aunque también tenía a la mano un uniforme completo, con todo y pasamontañas, de la Policía Federal, que le servía para camuflarse en la carretera.
Las sotanas las entregó una mujer del pueblo que lava ropa ajena y a quien obligaban en Apatzingán a tenerlas limpias para cuando los visitara Nazario Moreno González. Los comunitarios avisaron a los pobladores que si tenían en su poder o sabían dónde estaban los objetos de Los Templarios se los dieran a los grupos de autodefensa, sin problema o castigo alguno.
Pensamiento de El más loco
Un par de libros aparecieron en la mesa de los objetos encontrados y cuyo tema gira alrededor del Chayo, sus pensamientos y parte de su vida.
El primero es uno que escribió y mandó editar el propio Nazario en 2007, cuyo título es uno de sus apodos: El más loco. Fueron 60 mil ejemplares impresos y repartidos entre seguidores del líder templario, quien pretendió dar a conocer su supuesta filosofía.
TOMAN CASAS.
Excélsior publicó el jueves que la autodefensa se apoderó de una mansión de templarios en Parácuaro.
En las primeras hojas en blanco aparece una dedicatoria escrita por el propio Chayo: “ni el hierro, ni el acero, ni aún el oro tienen el valor de un hombre honesto”.
En dicho ejemplar El más loco escribe 26 puntos que dividen a los valientes de los cobardes. Otra dedicatoria escrita con tinta dice: “La mejor herencia que les puedes dejar a tus hijos es tu propio ejemplo”.
El segundo ejemplar, cuyo rostro de Nazario aparece en la portada, se titula Me dicen: el más loco, y se imprimió en 2010, cuando se pensó que el mayor de Los Templarios había muerto. Los textos no son firmados, pero hablan de un hombre idealista, amante de los caballos y ligado al campo, cuyo patrón lo introdujo en la venta de mariguana.
Un capítulo es una supuesta entrevista con su madre, María González Contreras, quien cuenta que su hijo solía hablar con los animales. Habla sobre las trágicas muertes de sus hermanos, cómo nace el nombre de La Familia Michoacana, la expulsión de Los Zetas y que “el gobierno no tiene palabra de hombre”. También lo pintan como un seguidor de Zapata, El Che Guevara y Morelos.
Rancho abandonado
A medio kilómetro de la barricada en la que Papá Pitufo mostró los objetos del narco, se encuentra el rancho La Ilusión. Una propiedad de El Tucán, lugarteniente en Antúnez, que fuera abandonada la semana pasada por este personaje.
El terreno es de aproximadamente 30 hectáreas, gran parte con un pasto todavía bien cortado, tres construcciones y una palapa para las fiestas y con cocina en grande. La construcción principal cuenta con dos habitaciones, cada una con cama king size, tv de plasma y baño completo de lujo. Tiene cocina integral, refrigerador amplio (aún con bebidas que dejaron los narcos), una sala con televisión de plasma y algunos cuadros. Entre la cocina y la sala hay una figura de un tucán, así como tres changuitos de porcelana. Aquellos que no ven, no miran y no hablan.
La otra construcción cuenta con dos habitaciones también tamaño king size, pero sin televisores, además de un segundo piso al aire libre para descanso.
La tercera es una caballeriza con corrales individuales para cinco caballos.
Dicen algunos moradores del pueblo que se trataba de caballos españoles, bailadores, cuyo precio por animal se estima en unos 60 mil dólares.
Cada 12 de diciembre, el día de la Virgen de Guadalupe, se acostumbra hacer un desfile en todo el poblado. Y la gente de El Tucán solía desfilar con estos enormes percherones”, explica un vecino.
También se supo que en dicho inmueble se realizaban fiestas a las que no estaban invitados los lugareños, cuyos anfitriones llegaban a pagar 300 mil pesos por noche a las bandas o cantantes que amenizaban las fiestas.
Dicen que eran bandas y artistas de renombre.
HALLAN PLANTÍO.
La Secretaría de Gobernación destacó que el Ejército destruyó tres plantíos de mariguana en Aquila.
Oran por exorcizar demonios en Apatzingán
Cientos de pobladores, la mayoría mujeres y niños, realizaron ayer una peregrinación rumbo a catedral, donde depositaron a la Virgen del cerro de Santiago de Acahuato a la que le rogaron que exorcizara los demonios de Apatzingán.
Ahí, entre sacerdotes y monjas, el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, ofició una misa en territorio conflictivo: “venimos a orar por nuestra ciudad y los municipios”.
Los feligreses partieron desde la parroquia del Sagrado Corazón, en la colonia Benito Juárez, en donde pernoctó la sagrada imagen (Virgen de Acahuato) que días atrás había abandonado el cerro de Santiago. “Dicen que es milagrosa”, comenta una mujer llamada Mireya, quien, como todas las demás, llevaba un rosario entre las manos.
La de ayer fue una procesión religiosa a pie, desde la parroquia del Sagrado Corazón a la catedral, custodiada por elementos de la Policía Federal. Hasta el frente de la procesión avanzaba una camioneta con elementos armados y una docena de motociclistas acompañó a feligreses.
Un cántico que se repetía conforme avanzaba el contingente, a pleno sol: “La Vírgen de Acahuato, mi madre celeste, eres el amparo de Tierra Caliente”.
Poco a poco se fueron uniendo más pobladores hasta saturar catedral, que ayer hizo sonar sus campanas.
Adentro, en la homilía, el obispo Miguel Patiño externó su tristeza porque “la sociedad está muy necesitada”.
Oró por el libre tránsito en las carreteras de Michoacán. “Qué triste que a veces tengan que pasar hasta cinco retenes en 12 kilómetros”. Mientras, la Policía Federal vigilaba unos metros afuera de la iglesia. El obispo Patiño pidió a la patrona de Apatzingán que destierre a los demonios.