Friday, 19 de April de 2024

Cenapred estudia agua del Popo para encontrar señales de actividad

Miércoles, 16 Octubre 2013 11:26
“Principalmente lo que buscamos en el agua son indicios de boro, un elemento que en abundancia implica la subida de lava y otros materiales volcánicos y, por ende, de la actividad en el volcán”, indicaron



La barranca de Huiloac y siete manantiales en las faldas del volcán Popocatépetl son visitados cada bimestre por los investigadores del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) para tomar muestras de agua que pueden revelar, entre otras cosas, si del coloso emergerá lava en los próximos meses.



Los ingenieros Alberto González y Talía Reyes, especialistas del Centro, revisaron estos sitios a finales de septiembre buscando modificaciones en los lahares de Huiloac -en la vertiente noroeste del volcán-, para recolectar las muestras que son analizadas tanto en los laboratorios del Cenapred como en el Instituto de Geofísica de la UNAM.



Aunque se encuentra a tres horas de la Ciudad de México, para llegar a estos sitios es necesario subir a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar y caminar por veredas sinuosas, las mismas por las que cruzó Hernán Cortés en busca de azufre para elaborar pólvora y conquistar Tenochtitlán.



 “La barranca Huiloac es importante porque en su cabecera existía el único glaciar del edificio volcánico y por ella se han canalizado los lahares (deslizamientos de material rocoso y mineral) desde 1994 hasta el presente”, explicó González.



De hecho, los lahares primarios remodelaron totalmente el paisaje entre 1997 y 2001 que, en la actualidad, es medido de acuerdo con una serie de referentes en busca de modificaciones que indiquen desprendimiento de material proveniente del Popo.



Luego de este punto es necesario descender hacia los manantiales, de los cuales el más alejado está en San Baltazar Atlimeyaya, en el municipio de Tianguismanalco, donde para llegar, literalmente, es necesario descender entre la abundante vegetación para recolectar muestras de agua proveniente del volcán.



“Principalmente lo que buscamos en el agua son indicios de boro, un elemento que en abundancia implica la subida de lava y otros materiales volcánicos y, por ende, de la actividad en el volcán.



“Las muestras (que no deben tener una sola partícula de aire y en ciertas botellas se les añade dióxido de carbono o nitratos, dependiendo del tipo de estudios) tardan en ser analizadas en el laboratorio. Pero también revisamos el PH del agua y esta es una medición más inmediata”, precisa Reyes.



En los últimos tiempos, el agua ha mostrado ser un poco ácida, con un PH de 6.5 (lo normal es 7), lo cual también es un indicador de que por la chimenea principal de Don Goyo sube magma que, en algún momento generará una nueva erupción volcánica.



El Popocatépetl es el volcán más monitoreado de la República Mexicana, pues cada dos meses los especialistas viajan por los parajes y poblados para seguir de cerca la evolución del coloso, a diferencia de otros volcanes que reciben este trato cada seis meses o cada año.



Los análisis químicos y las mediciones de lahares, sumados a la actividad sísmica y los registros remotos de Don Goyo permiten a los especialistas tomar decisiones sobre el incremento o disminución de la alerta volcánica, que por hora se encuentra en Amarillo Fase 2.



Fuente: Reforma

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