Hasta aquí la ex presidenta y candidata favorita a regresar a La Moneda se dedicó a recorrer el país con su propuesta de cambios de fondos, tanto en la Constitución como en el reparto de la carga impositiva, que transforme ese país, por momentos demasiado atado al pasado.

Su contrincante, y candidata oficialista, agotó toda la energía en golpear sobre las contradicciones de la ex mandataria y aumentar su oferta de última hora. Las encuestas vaticinan que ese esfuerzo no habría alcanzado pero aún falta la decisión de las urnas. A juzgar por los sondeos, Bachelet tendría asegurado su triunfo el domingo; la candidata de la Nueva Mayoría obtendría entre 63.7% y 66.3% de los votos, mientras que Matthei, candidata de la Alianza, lograría entre 36.3% y 33.7% de los sufragios, según una encuesta sondeo de la Universidad de Santiago de Chile e Ipsos.

En las últimas horas, Bachelet se dedicó a convencer a indecisos y a aquellos que sienten que ya cumplieron con ir a votar en la primera vuelta del pasado 17 de noviembre, y a ratificar su propuesta de una nuevo país, como lo hizo ayer en el Estadio Nacional donde cerró su campaña.

 “Bachelet trabaja aún sobre los indecisos para evitar sorpresas y para que ese triunfo le de una holgura tal que no tenga que depender de nadie para gobernar”, dijo el analista Pedro Carrasco.

De hecho, en el último de los cuatro debates entre las candidatas, el pasado martes, la ex mandataria aseguró que no se dejará influir por los partidos de la alianza Nueva Mayoría. Es consciente que todo el camino recorrido hasta aquí no es obra de la ex Concertación Democrática y de los partidos que se sumaron últimamente, como el Partido Comunista, sino de su irrompible imagen ante casi la mitad de la sociedad chilena que la puso a las puertas de la presidencia ya el pasado noviembre.

Matthei, en cambio, buscó siempre cumplir con su rol de candidata de emergencia, y logró mucho más de lo que el gobierno de Sebastián Piñera y los partidos de la Alianza por Chile esperaban obtener, a priori, de esta elección. Llegar a la segunda vuelta con tan sólo tres meses de candidatura (tras la dimisión de Pablo Longueira), se pareció a una proeza.

Hasta el último minuto, Matthei alertó sobre la inviabilidad del proyecto de Bachelet, en lo que respecta a la educación, la reforma de la Constitución y la fiscal. Contrapuso su idea de rescatar a la clase media, en su último acto ayer en Temuco.

 “Ella se ganó su lugar dentro de la derecha poniendo el pecho en la hora más difícil y si no logra la epopeya el domingo, seguramente será la jefa de la oposición en los próximos cuatro años”, acota Carrasco. Además de elegir entre izquierda y derecha, los chilenos escogerán entre las hijas de dos generales de la Fuerza Aérea que estuvieron en bandos opuestos durante el golpe militar del general Augusto Pinochet en 1973, periodo que aún divide a los chilenos. El padre de Bachelet se mantuvo leal al derrocado presidente Salvador Allende y murió en prisión. El de Matthei llegó a integrar la junta de Pinochet. (Con información de agencias).

El Universal