Friday, 26 de April de 2024


Corrupción y capitalismo entre amigos




Escrito por  José Zenteno
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Hace algunos días el presidente de la República hizo una declaración que en esencia comparto, dijo que la corrupción en nuestro país es cultural. En respuesta muchas voces señalaron que la clase política es la principal responsable de conservar y acrecentar la corrupción durante décadas, por lo tanto es la alta burocracia la que tiene en sus manos el cambiar esta situación. Este razonamiento también lo comparto, como lo decían las abuelas, “las escaleras se barren de arriba hacia abajo”.

La declaración de Enrique Peña Nieto viene a cuento por la oferta, aún incumplida, de una Ley anticorrupción. Su gobierno consideró que era más importante legislar cambios en materia educativa, fiscal, laboral, financiera, penal, energética, antes que en combatir el origen de todos los males que es la corrupción. La respuesta presidencial -que no siempre se caracteriza por hacer declaraciones afortunadas-, sonó más a pretexto que a un planteamiento para impulsar una política de Estado contra la cultura y los actos de corrupción, sobre todo la que ocurre en los gobiernos estatales y el federal.

 

 

El sistema económico que “mueve a México” requiere precisamente de un andamiaje de complicidadesal más alto nivel, donde los amigos del gobierno gocen de un régimen de excepción que les permita seguir haciendo negocios. Este sistema extra legal no es para todos, a él solo se accede cuando se es amigo del presidente, del gobernador o de algún secretario de estado. No se trata de una amistad de años como usted y yo la concebimos, se trata de hacer coincidir los intereses económicos con los intereses de los políticos. Solo así se explica la fortuna de muchos empresarios “exitosos” que hicieron sus capitales al abrigo de un gobierno y en condiciones de excepción.

 

 

No es fácil conservar este régimen en un país en el que afortunadamente hay más conciencia social sobre la causa de los problemas. En las últimas encuestas que levantamos en diferentes estados de la República,hemos incluido una pregunta a los informantes sobre qué es más urgente resolver para que la gente viva mejor, la inseguridad, la economía o la corrupción; para nuestra sorpresa la respuesta se divide más o menos en tercios. Uno pensaría que mejorar la economía o combatir la inseguridad deberían dominar las menciones, pero no es así. Ocurre que la gente es cada vez más consciente del papel que juega la corrupción en el gobierno como la principal causa de los problemas de México.

 

 

En estas condiciones, el sistema tiene la imperiosa necesidad de impedir que los estratos mayoritarios de la población tomen conciencia de lo que ocurre y se decidan a actuar, porque ese sería el fin del régimen. Por eso la alianza con la televisión es estratégica. Se necesita que la mente de la gente esté entretenida en las telenovelas, informada mediante noticiarios a modo que jamás comunicarán los hechos en un contexto de análisis crítico. Y si acaso algún periodista pierde el sentido de pertenencia al régimen de excepción, se le extirpa para evitar que cunda su ejemplo, como le ocurrió a Pedro Ferriz, quien se atrevió a criticar todos los días y con argumentos al poderoso secretario de hacienda. Lo demás usted ya lo conoce.

 

 

El triunfo de la democracia liberal en México nos trajo la formación de una oligarquía que se compone de políticos y empresarios corruptos. Esta oligarquía rompió las reglas que le daban sentido al sistema democrático y se ha vuelto en contra de la libertad por la que luchaban los padres del liberalismo. La democracia como sistema político (al igual que el mercado como sistema económico) requiere de ciertas condiciones para funcionar correctamente, entre ellas que los ciudadanos tengan información veraz y oportuna sobre lo público para poder elegir con fundamento. En la teoría, un régimen democrático debe serlo en todas las etapas de la competencia por el poder y no solo en el último tramo electoral, sin embargo en México las candidaturas las designan las cúpulas de los partidos y no las bases, lo que les asegura la complicidad de los que acceden al poder público, porque quien no se alinea con el interés de la cúpula no tiene posibilidad de avanzar en política. Otra condición que debería existir en un sistema democrático es la igualdad de recursos para la competencia electoral, lamentablemente los partidos despilfarran mucho más dinero de lo que fijan los límites formales de gasto y en los hechos el financiamiento constituye la principal barrera para competir por el poder.

 

 

En los últimos años es muy frecuente enterarse que las grandes obras del gobierno se asignan directamente sin mediar un concurso como lo exige la Ley. Nadie lo objeta, la televisión no lo informa, las empresas no favorecidas tampoco se quejan porque hacerlo les asegura que nunca tendrán un contrato, ¿y los diputados? Los diputados se hacen de la vista gorda, autorizan las cuentas y todos contentos.

 

 

Por eso el último eslabón de la reforma política para asegurarse el control del poder público “entre amigos”, es la reducción del número dediputados plurinominales. Menos diputados se traducen en menos oposición y menos espacios para las minorías. Así, el PRI se asegura el control de las cámaras, sin el riesgo de que las minorías aliadas a otro de los partidos grandes pudiesen constituir una nueva mayoría. Además, los priístas aprovechan que los diputados son los seres más despreciados por los ciudadanos para llamar a una consulta que legitime su decisión de reducir el número de curules. Y finalmente, la consulta es una suerte de entrenamiento para el ejército electoral del PRI con miras a las elecciones intermedias del 2015, pues de lo que se trata es de activar la maquinaria de promoción al voto. En resumen, esto de “menos pluris” es otro gran engaño.

 

 

Ni la corrupción, ni el capitalismo “entre amigos” surgieron en el sexenio de Enrique Peña Nieto, pero como se advierte que se alinea el sistema de complicidades en este régimen, usted apreciable lector,¿cree que combatir la corrupción sea una prioridad para el gobierno de México?

 

 

 

 

 

 

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