La historia de las elecciones intermedias comenzó a escribirse a partir de 1991. Las elecciones previas carecen de importancia porque en realidad el PRI no tenía competencia o simplemente no había las condicionespara que otros partidos pudiesen disputarle el poder en unas elecciones. Todo cambió en 1988 cuando se enfrentaron por la presidencia de la República Carlos Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas, el PRI y el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, dos visiones de país, dos proyectos distintos que hasta hoy siguen en pugna. Y justamente fue en esas elecciones, hace casi 26 años, que se hizo realidad la competencia electoral por el poder político en México.
Después del cuestionado triunfo de Carlos Salinas de Gortari, la Cámara de Diputados era por primera vez en la historia reciente de México una asamblea donde el debate, el diálogo, la negociación y los acuerdos sustituían a la cultura de la línea, el “mayoriteo” y la imposición. Pero el presidente de la República necesitaba contar con mayoría en la Cámara baja para llegar al final de su mandato sin las presiones de una oposición empoderada; así se inauguró la primer elección intermedia de la historia reciente de México. Esta elección fue la última en la que el partido del presidente en turno lograba incrementar el número de diputados, y también fue la última ocasión en que el PRI o cualquier otra fuerza política lograba más de 300 escaños, de hecho fueron 320 los diputados del PRI en esa legislatura, el PAN colocó 89 diputados y el naciente PRD obtuvo 49 asientos. En total los tres principales partidos se repartieron el 90 % de los diputados en esa legislatura, pero en las elecciones solo sumaron el 83.2 % de los votos.
La elección de 1997 fue distinta a la que ocurrió 6 años antes. El presidente Ernesto Zedillo inició su gobierno con una profunda crisis económica que sacudió a todo el país. La sociedad estaba molesta y el PRI llegaba debilitado a esas elecciones donde por cierto, Cuauhtémoc Cárdenas compite en las primeras elecciones de Jefe de Gobierno del DF. El PRI reduce su bancada a 239 diputados de 300 que obtuvo en 1994, el PAN aumenta de 119 a 121 y el PRD casi duplica su fuerza al pasar de 71 a 125 diputados. En esa legislatura los tres principales partidos colocaron al 97 % de los diputados con el 88.8% de los votos emitidos.
Las elecciones de 2003 iban a confirmar el mandato popular que 3 años antes llevó a Vicente Fox a la presidencia de la República, gracias a una promesa de cambio que para entonces no se había demostrado en los hechos. El PRI aumenta su bancada de 211 a 224 diputados, el PAN pierde 62 escaños al pasar de 213 a 151 y el PRD nuevamente casi duplica su presencia en la Cámara con relación a la obtenida en el 2000, pues pasó de 51 a 97 diputados. Esa ocasión los tres partidos se repartieron el 94.4 % de las posiciones pero únicamente obtuvieron el 77.5 % de los votos.
En 2009 tuvieron lugar las elecciones intermedias de Felipe Calderón como segundo presidente de la República emanado del PAN. La elección presidencial de 2006 resultó sumamente competida y Calderón fue nombrado ganador por menos de 1 punto porcentual de diferencia con respecto a Andrés Manuel López Obrador. El del PAN era un gobierno débil y sin la fuerza política del sexenio anterior, por lo que la estrategia elegida fue mantener al país enfocado en una “guerra” en contra del crimen organizado, sin proponer grandes cambios en ninguna otra área del quehacer nacional. Una vez más el PRI resultó ganador de estas elecciones al pasar de 104 a 237 diputados, el PAN reduce de 206 a 143 su presencia en la Cámara y el PRD también perdió 55 diputados al pasar de 126 a 71. En total los tres partidos obtuvieron el 90.2 % de la legislatura con solo el 77.3% de los votos.
Solamente el PRI durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari logró incrementar su número de diputados con respecto a los obtenidos en las elecciones anteriores, los demás presidentes no han podido confirmar la fuerza de sus gobiernos en las elecciones intermedias y, en todos los casos, han perdido escaños en la Cámara. También observamos como los partidos grandes tienen una sobre representación en el poder legislativo, ya que en todas las legislaturas obtienen un porcentaje de diputados mayor al porcentaje de votos que los ciudadanos les otorgamos. En estricto sentido los plurinominales existen para dar espacio a las minorías, aunque en los hechos la ley otorga una representación adicional a los partidos grandes.
Las elecciones de 2015 ocurrirán en un escenario sumamente adverso para el partido en el poder. El presidente de la República tiene la peor aceptación de los últimos 4 sexenios y, aunque el país no enfrenta una crisis económica tan compleja como la de 1995, es un hecho que las familias sufren condiciones sumamente difíciles. Las reformas estructurales aprobadas en 2013 son impopulares y prácticamente todos los sectores sociales rechazan al menos una, sino que dos o más. El paquete de reformas económicas como la fiscal, la energética y la financiera no darán frutos a tiempo (quizá nunca los den), y se anticipa que amplios sectores sociales saldrán a votar por alguna alternativa de mejoría. En la próxima entrega analizaremos cuales son las estrategias del gobierno y sus operadores para intentar revertir lo que podría ser una elección donde el PRI sea el gran perdedor.
