Siempre comentamos que realmente el programa hacía muy poco por los grupos indígenas del estado ya que era imposible llegar a todos los lugares que cuentan con esta población y además porque muchas veces, por la falta de recursos económicos, les era imposible continuar con sus quejas y localizarlos en las comunidades se convertía en una misión imposible.
No obstante estas situaciones, siempre se trató de apoyarlos en lo posible, haciendo labor entre las autoridades para que, de acuerdo a los usos y costumbres de estos grupos, se les permitiera desarrollarse adecuadamente y garantizarles la protección de sus derechos humanos más elementales.
Pero hubo que enfrentar la intolerancia de autoridades y tomar medidas cautelares para evitar que fueran víctimas de mayores abusos; hasta ahí puede señalarse lo que se hacía hasta antes de la llegada de López Badillo, junto con los miembros del Consejo Consultivo del organismo y de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso del estado, a quienes les vale la protección de los derechos humanos de los grupos indígenas, ya que se olvidan de que Puebla cuenta con una importante población que tiene esta condición y que hoy ante el clima de violencia e inseguridad que se vive en el país, se vuelven presa fácil de la delincuencia organizada que ve en ellos mano de obra barata que puede ser explotada sin mayor problema, para dedicarla al cultivo de mariguana o de otros enervantes.
Considero que para Adolfo López los indígenas forman parte de un submundo que no existe en su entorno y del cual no vale la pena ocuparse o llevar a cabo acciones para proteger y garantizar sus derechos, total será muy difícil que se organicen y vengan a la capital a reclamarle el abandono en que los tiene o a exigirle regrese un programa que nunca debió desaparecer.
Al fin que hoy su mayor preocupación es ver la forma de quedar bien con quien lo puso en el cargo para un primer periodo y después hizo posible su reelección y quien no toma en cuenta que para los inversionistas extranjeros la protección de sus derechos humanos y de sus trabajadores es un factor que evalúan para traer sus capitales al estado, por lo que si sus asesores revisan lo que sucede en Puebla en esta materia, quizá les obligue a pensar dos veces, a lo que se están arriesgando o qué certidumbre tienen de que no serán víctimas de violación a sus derechos, sin garantía de un órgano independiente y autónomo que les proteja.
López Badillo no es el presidente de la CDHE que nos merecemos los poblanos.