Friday, 26 de April de 2024


La Altriceleste




Escrito por  Gerardo Ruiz
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Es una maldición que acarrean desde el Mundial en Estados Unidos 1994. Son 20 largos años esperando desafiar al destino y las mismas dos décadas en las que fueron derrotados. Cada cuatro años es la misma decepción en el Mundial. Incluso en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 el verdugo fue el mismo. A pesar de los fracasos, los aficionados siguen confiando, torneo tras torneo, en que sus seleccionados darán el paso y llegar al siguiente partido de eliminación directa.

El torneo local cada vez es más mediocre, los dos equipos grandes pierdan la credibilidad un partido si y el otro también. Falta ver sus actuaciones en torneos internacionales para comprobar su decadencia. Los dos grandes un campeonato pelean el descenso, otro naufragan por la media tabla y rara vez pelean por un título. Una mañana se habla del juego —lo único importante— la otra de las peleas entre barras y la siguiente de los líos entre las personas de pantalón largo que tanto daño le hace al futbol.

 

 

Cada ciclo mundialista ve pasar por el banquillo nacional a dos entrenadores como mínimo.A veces se pasa como primeros o segundos de la zona y otra ocasiones se pelea los últimos boletos para asistir a la justa mundialista. En la zona ya no existen equipos pequeños y cada visita a los estadios rivales es un verdadero calvario. Resulta negocio regresar con un punto de países que emplean todas las armas para vencer al equipo odiado de la confederación.

 

 

Tierra de grandes escritores, de grandes atletas y de una excelente gastronomía. Pero el balón es el único capaz de detener al país entero y unirlo bajo la misma causa. País en el que el futbol es comparable a una religión. Lugar que donde el 10 se idolatra más que a un símbolo nacional. Antes la portaba el hijo pródigo nacido de uno de los barrios más bravos, ahora la utiliza un jugador criado en la mejor cantera del futbol mundial, La Masia del Barcelona.

 

 

Las eliminaciones en los mundiales han sido cada vez más dolorosas, a excepción de la del mundial pasado, cuando fueron derrotados de forma contundente y ni las manos pudieron meter, gran parte de culpa por la arrogancia del entrenador en turno. En el 94 contra un rival europeo que nunca volvió a una Copa del Mundo. En el 98 un gol en los últimos suspiros del partido. En el 2006 los 90 minutos no fueron suficientes y el partido se tuvo que alargar al límite, sin embargo la historia fue la misma y se quedaron en el camino.

 

 

Tal vez la derrota más dolora de estas fases de eliminación directa fue contra Holanda.Un equipo plagado de estrellas y bien dirigidos por un viejo lobo de mar que sabe que la táctica es lo más importante en las rondas finales. Se jugó al tú por tú, se peleó cada palmo de terreno. Un crack quien llegaba en su mejor momento dinamitó el juego en los últimos minutos y dio el pase a la escuadra del tulipán. Por momentos se pensó que la imprecación terminaría, pero la realidad tenía deparada otra historia.

 

 

Mexicanos y argentinos sufrimos lo mismo. No existirá mejor lugar para la selección argentina que Brasil para romper con su maldición de los cuartos de final. En este Mundial, la escuadra de Alejandro Sabella ha traicionado su histórico juego de buen pie y goles. Sufrió en la ronda de grupos, y en octavos de final contra Suiza se colgó de los tres postes para defender el solitario gol de Ángel Di María. Pero no importa, tienen a Messi, todas sus respuestas las encuentran en “La Pulga”. Argentina tiene otra oportunidad de romper su condena de 20 años contra Bélgica. Mejor oportunidad, imposible. El Tri la desaprovechó y tendrá que esperar a Rusia para volverlo a intentar.

 

 

La albiceleste también juega contra sus propios demonios.

 

 

Y no, #NoFuePenal.

 

 

 

 

 

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