Dicen: ¡que alguien le diga la verdad al presidente y hasta a su secretario de Hacienda! Que a juzgar por los hechos, son los peor informados de este país.
El secretario “se ha cuenteado” a su jefe, el presidente de México, con afirmaciones de que las cosas van bien, por buen camino, cuando la realidad contrasta brutalmente al grado de que hay familias enteras que tratan de conciliar el sueño con un vacío en el estómago porque no alcanzó ni siquiera para calentar un jarro con agua para ponerle unas yerbitas tras horas prolongadas de ayuno.
Y es que cada mes al entrar en vigor los repudiados gasolinazas, la economía se vuelve a salir de control hasta volver prohibitivos muchos artículos como la carne, el huevo, el aceite, la leche, el pan, y ahora hasta las yerbitas, y muchas frutas y verduras.
El problema es que cada mes se produce un salto en los precios y un asalto al presupuesto de las familias.
Ahora el anuncio de ajustar a partir del próximo año el precio de la gasolina con base en la inflación, desencadena desconfianza y genera temor ante la experiencia que tienen los que despachan en la Secretaría de Hacienda para mover los números según convenga.
El asunto es que quienes tienen que decidir, ya dieron la última palabra y el precio de la gasolina así se manejará.
Ante esto, sólo queda cruzar los dedos para que el encarecimiento de los combustibles no se dé de escándalo hasta agotar la paz social en un pueblo que lamentablemente día con día acumula noticias malas y peores.
Las cosas han llegado a tal punto que los arzobispos y obispos ya han tenido que dar la cara para abogar por mejores condiciones, que hoy quienes gobiernan nos están debiendo.
Esto pareciera que nos ha colocado en una justa de resistencia y, ¡aguas!, no hay que olvidar a uno de los más sabios políticos mexicanos como don Jesús Reyes Heroles, que ya desde hace más de un cuarto de siglo recomendó “no despertar al México bronco” que ya está despertando en algunos puntos de la geografía para defenderse y clamar justicia.
Ojalá los gobernantes media hora a la semana dejaran descansando a sus equipos de seguridad para salir a la calle como cualquier ciudadano y ver estampas, escenarios no preparadas y escuchar a la gente de a pie que no ha tenido voz, y que comienza a romper el silencio.
Un contacto con el México real no le iría mal a los gobernantes mexicanos para conocer el país que están gobernando sin maquillaje, sin versiones oficiales.
Una práctica de esta naturaleza les llevaría a un plano histórico al reencontrarse con la sociedad a la que le prometieron todo en campaña, y hoy la mantienen plantada desesperando en la antesala del riesgo y la estabilidad del país que gobiernan.
Luego del gasolinaza sabatino, las amas de casa advirtieron el peor otoño e invierno de México, en el que en muchas casas, ni siquiera alcanzará para comprar el tanque de gas de 20 kilos que ya cuesta 272 pesos.
Por desgracia, no se trata de una broma macabra en torno a las fiestas de muertos, sino de una preocupante realidad que tal vez pronto nos lleve a observar escenas de asalto a los camiones repartidores de gas.
Ojalá las cosas mejoren por el bien de todos.
Ojalá mejoren las oportunidades y posibilidades.