Thursday, 25 de April de 2024


Importantes acontecimientos cambiaron la vida de la UAP y de Puebla, hace 50 años




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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Hace poco más de una semana, los miembros de la generación de abogados 1960-1964 de la entonces Universidad Autónoma de Puebla, celebró su cincuentenario con la tradicional comida que cada año llevan a cabo desde que salieron de la UAP. Parece que es un caso único, pues no han fallado esas reuniones desde hace medio siglo, lo que se debe al empeño del magistrado en retiro Juan José Barrientos Granda, presidente de la generación.

Este tecleador, aunque no llegó a ser abogado, formó parte de esa generación y participó en los movimientos registrados en los cinco años de paso por las aulas universitarias.

 

 

Los movimientos estudiantiles más importantes de ese entonces, fueron: el de Reforma Universitaria, de 1961 y el Popular-Estudiantil de 1964, que derrocó al gobierno del general Antonio Nava Castillo.

 

 

La mayoría de los estudiantes de Derecho en las luchas por la reforma universitaria, militó en las filas liberales. El objetivo fue rescatar a la Universidad pública, entonces única en el estado, de las manos de un pequeño grupo de maestros ultraconservadores, que pretendían convertir a la UAP, en una institución de tipo confesional, con marcada tendencia clerical, cuyos operadores formaban el Consejo de Honor, que era el que marcaba las políticas a seguir de la única institución de educación superior de la entidad.

 

 

La Universidad Autónoma de Puebla, sufría un marcado estancamiento. Parecía que la intención de quienes la dirigían desde las sombras, era evitar su crecimiento, el libre pensamiento y la libre expresión en sus aulas. Una institución que fuera fiel reflejo de una sociedad anquilosada, dividida en estamentos sociales perfectamente delimitados, como seguramente lo estuvo en los tiempos de la Colonia y del porfiriato.

 

 

La lucha fue dura y difícil. Se inició en 1961, pero concluyó en 1972, cuando asumió la rectoría el químico Sergio Flores, quien se declaró en su toma de posesión, como miembro del Partido Comunista, algo a lo que los grupos conservadores y el clero católico de entonces, le tenían terror.

 

 

El movimiento surgió siendo liberal, aunque desde un principio los conservadores de dentro y fuera de la UAP, calificaron de “comunista”.

 

 

Tan no lo fue, que hubo varios rectores liberales, es decir, progresistas, laicos, con una visión clara de lo que se quería alcanzar, a los que el verdadero grupo comunista combatió y derribó, hasta que ellos alcanzaron el triunfo.

 

 

La generación cincuentenaria de la Escuela de Derecho, luchó en su mayor parte, junto al grupo liberal, contra la derecha que era la que había tenido el destino de la UAP en sus manos durante varios años.

 

 

En esas luchas estaban maestros y estudiantes universitarios, cuando surgió un descontento popular contra el gobierno estatal encabezado por el general Antonio Nava Castillo.

 

 

Fue un gobierno autoritario, conformado en sus altos mandos, por militares ajenos a la entidad, que trataban a los ciudadanos como si fueran soldados rasos.

 

 

Al año y meses de haber tomado posesión, ya tenían a la población hasta la coronilla. Los locatarios de los mercados, los pequeños y medianos comerciantes, los artesanos, los profesionistas, los productores de leche, en fin, los taxistas y los vendedores ambulantes, estaban a punto de estallar. Como si de repente hubieran sentido la presencia del fantasma de Maximino Ávila Camacho, el cacique regional que gobernó a Puebla en los finales de los años treinta y principios de los cuarenta y que dejó, durante su gobierno, una estela de atropellos, muertes y arbitrariedades sin fin, y que ya tenía dos décadas de fallecido, pero cuyo recuerdo aún estaba vivo en la memoria de los ciudadanos.

 

 

Ese temor pudo ser uno de los factores que dieron lugar a la rebelión, después de que la policía y los inspectores sanitarios y municipales, bloquearon todas las entradas a la ciudad, para impedir que los productores de leche, vendieran su producto, como ha sido tradicional, en estado natural, es decir, leche llamada “bronca”.

 

 

Puebla había entrado a la “modernidad”, con el nuevo gobierno y eso implicaba que su población debería consumir leche pasteurizada. Luego entonces, los lecheros deberían entregar su producto a la única empresa pasteurizadora existente en Puebla, propiedad de un hermano del gobernador de entonces, llamado Gregorio. El precio lo fijaría la empresa.

 

 

Los inspectores y policías vertieron el lácteo alimento que los pequeños y medianos ganaderos venían a entregar a los hogares de Puebla, en las atarjeas y surgió la revuelta.

 

 

Los lecheros recurrieron a los estudiantes universitarios pidiendo auxilio y éstos respondieron positivamente. Ya se habían registrado enfrentamientos serios entre estudiantes y fuerzas del orden, ya había tirantez entre el gobierno y la UAP, que estaba movilizada desde tres años antes y seguía en pie de guerra, pues el movimiento de reforma, aún no terminaba.

 

 

Cuando los estudiantes decidieron apoyar a los diversos sectores populares en su lucha contra un mal gobierno, incluso los grupos de la llamada “iniciativa privada”, es decir, los empresarios de entonces, que también sufrían atropellos, se unieron a esa lucha que fue encabezada por un Directorio Estudiantil, del que formaron parte miembros de la generación de abogados 1960-1964, que cursaban el último año de la carrera.

 

 

Entre los entonces estudiantes que acaban de cumplir medio siglo de haber egresado de la UAP y que formaron parte del Directorio, podemos mencionar a Nicandro Juárez Torres, Jorge Morales Obregón, ya fallecido; Gildardo Carpio Corzo, también finado; Juan José Barrientos Granda que era presidente de la Escuela de Derecho y hoy preside a la generación 1960-64 de abogados y muchos amigos y compañeros de luchas de otras escuelas o de otras generaciones de abogados.

 

 

La lucha contra el gobierno abusivo, soberbio y autoritario de Nava Castillo, terminó con el triunfo del llamado Movimiento Popular Estudiantil y la llegada del ingeniero Aarón Merino Fernández, como gobernador sustituto y hubo una temporada de paz y entendimiento entre el gobierno estatal y la UAP. Pero la lucha por la reforma de la institución continuó varios años más.

 

 

En la comida del cincuentenario de los abogados generación 60-64, Juan José Barrientos y Jorge Jiménez Alonso, miembros de ella, hablaron ante sus compañeros recordando aquélla época.

 

 

El mundo, México y Puebla, eran otros: esta capital apenas rebasaba los 300 mil habitantes y sólo tenía una institución de educación superior, la Universidad Autónoma de Puebla.

 

 

Tenía unos años de haberse inaugurado el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, institución oficial que vino a competir, con éxito, con los colegios confesionales que dominaban el panorama educativo de Puebla.

 

 

México era gobernado por el licenciado Adolfo López Mateos, tal vez el presidente de la República más carismático que haya tenido el país; en los Estados Unidos, el gobernante era John F. Kennedy, que junto con su esposa Jaqueline, irradiaban simpatía por el mundo. En Francia gobernaba un héroe de la Segunda Guerra Mundial, el general Charles de Gaulle; en la Unión Soviética estaba en el poder Nikita Krushev y en la isla de Cuba, acababa de llegar al poder Fidel Castro Ruz, héroe de la Revolución Cubana y uno de los grandes líderes de América Latina.

 

 

Era la época de la guerra fría, en la que todo lo que se movía, se atribuía al comunismo ateo, que pretendía arrebatar los hijos a sus padres, eliminar las creencias religiosas de la gente y terminar con la propiedad privada.

 

 

La sociedad poblana fue movilizada con ese discurso, contra la Universidad Autónoma de Puebla, acusada de comunista. Las manifestaciones de la derecha eran masivas, pues eran obligados a participar los empleados y empleadas del comercio, los trabajadores de las fábricas textiles y los habitantes de los barrios y colonias pobres de la ciudad, incitados por los señores curas.

 

 

Fue inolvidable la primera y última gran concentración convocada por el arzobispo Octaviano Márquez y Toríz, que logró reunir a cien mil personas que colmaron el atrio de la catedral, el zócalo y calles aledañas. Decimos que fue la última gran concentración, porque dos años después, hizo otra convocatoria y a duras penas llenó el atrio catedralicio. La gente de Puebla, incluso los creyentes, ya no estaba muy convenida de que los derechistas eran dueños de la verdad.

 

 

La generación de abogados 60-64, no sólo fue testigo de los cambios surgidos en la Universidad Autónoma de Puebla y en la sociedad poblana, sino protagonistas, es decir, contribuyeron muy activamente a lograr una sociedad más abierta, más libre, más tolerante, menos prejuiciada y una universidad abierta a todas las corrientes del pensamiento, con tolerancia absoluta a la libertad de expresión y con una visión progresista de la educación superior en México.

 

 

Nos referimos a la generación de abogados 60-64, porque vivimos de cerca su participación en esos movimientos, pero el triunfo obtenido dentro de la UAP y en las importantes modificaciones de la sociedad poblana, fue logrado por toda la comunidad universitaria, por las escuelas de Medicina, Ingeniería Civil, Ingeniería Química, Ciencias Económico Administrativas, en fin, por la Universidad toda, por los padres de familia que siempre estuvieron al lado de sus hijos, por el Instituto Normal del Estado y quienes surgieron de sus aulas, por profesionistas salidos de la UAP y de otras instituciones de educación superior, por los masones y muchos otros grupos liberales y progresistas que conformaron un movimiento extraordinario que logró sacar a Puebla del atraso en el que había estado postrada durante décadas.

 

 

Le adelantamos una noticia: el grupo, corriente o tribu, Izquierda Democrática Nacional, que dirige en Puebla Jorge Méndez Spínola, un izquierdista de la vieja guardia, anunció ayer su separación del PRD. No participará en las elecciones del año próximo y ya después dirá si se adhiere a otro partido o no.

 

 

 

 

 

 

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