Friday, 29 de March de 2024


Con diferentes actores, la película se repite




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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YA HABÍAMOS HABLADO DEL PELIGRO que para un gobierno significa tener una ley que autorizara a sus fuerzas de seguridad emplear armas de fuego para defenderse de las agresiones de grupos opositores, como era el proyecto inicial.

Se hizo el cambio, por las protestas, para dejar sólo el empleo de armas disuasivas como las balas de goma, pero estamos viendo que aun éstas son peligrosas si se emplean irresponsablemente, como parece que fue el caso de Chalchihuapan.

 

 

Dijimos que el empleo de la fuerza en manifestaciones o plantones era peligroso para ambas partes, para manifestantes y autoridades, y le platicamos dos casos en los que nos tocó ser testigos: la caída del gobernador de Guerrero en 1960, Raúl Caballero Aburto y la del gobernador de Puebla, Antonio Nava Castillo, en 1964 (hace 50 años).

 

 

Los gobiernos estatales, por razones diversas, siempre tienen malquerientes en el centro político y económico del país, en la ciudad de México.

 

 

Si la malquerencia es muy fuerte, buscan la forma de crear problemas, siempre y cuando haya algún descontento local aprovechable para sus fines.

 

 

Donato Miranda Fonseca, secretario de la Presidencia de Adolfo López Mateos, dicen, era enemigo de Gustavo Díaz Ordaz, secretario de Gobernación del mismo gobierno lopezmaeísta.

 

 

Se provocó un problema entre el gobierno estatal y el Ayuntamiento de Acapulco, donde había sido presidente municipal, unos años antes, el propio Miranda Fonseca y estalló un movimiento contra el gobernador Caballero Aburto.

 

 

Ese movimiento tenía varios meses de existir. El estado prácticamente estaba paralizado, con más de 50 de los 73 municipios de entonces que habían desconocido al gobierno estatal con plantones y manifestaciones diarias en casi todas las ciudades de la entidad y con la capital, Chilpancingo, prácticamente tomada por los descontentos (estudiantes y comerciantes, principalmente).

 

 

En Chilpancingo el mercado municipal estaba cerrado y los comerciantes se habían trasladado a la Alameda Granados Maldonado, frente al edificio de la universidad, para proteger a los estudiantes en lucha.

 

 

Ahí en la Alameda, un trabajador de la Comisión Federal de Electricidad hacía una compostura arriba de un poste. Un soldado se acercó, arma en mano, para exigirle que quitara una manta con leyenda contra el gobierno y la gente empezó a gritarle que no lo hiciera. El electricista desde arriba le dijo al soldado: “no quieren” y empezó a bajar, al tiempo que el militar le disparó y lo mató.

 

 

Eso provocó una trifulca en la que murieron 16 personas y muchas más resultaron heridas. Todos los muertos fueron de lo que hoy se llama población civil.

 

 

Lo que no se logró con semanas y semanas de manifestaciones y plantones, en un minuto lo resolvió un soldado. Se convocó al Congreso de la Unión a una sesión urgente y en menos de 48 horas, los Poderes del estado de Guerrero, fueron desaparecidos.

 

 

EL CASO DE PUEBLA FUE SIMILAR, pero sin que hubiera pérdidas humanas: había descontento por la forma autoritaria en que los militares que ocupaban importantes puestos en el gobierno trataban a la gente, lo que fue aprovechado por grupos políticos para agitar las aguas.

 

 

La Universidad Autónoma de Puebla era un polvorín desde 1961 y no se necesitaba mucho para ponerla en movimiento.

 

 

El gobierno decidió unilateralmente que en Puebla sólo se debía consumir leche pasteurizada, para entrar en la modernidad, y se empezó a detener a los tradicionales vendedores de leche bronca en las entradas de la ciudad. Debían venderla a la pasteurizadora Jeles, que era la única que había, y como no lo hicieron, la leche bronca fue a dar al caño.

 

 

Hubo una protesta, un enfrentamiento con la Policía y luego, la movilización general con la participación de estudiantes universitarios.

 

 

A finales de octubre, el movimiento ya llevaba semanas y bastó una noche para el desenlace: las brigadas estudiantiles que hacían pintas y pegaban carteles por diversos rumbos de la ciudad, fueron reorganizadas para lograr un mejor efecto y coincidentemente llegaron a Puebla jóvenes fortachones del Distrito Federal, que se dijo que eran policías.

 

 

Después de la media noche, decenas de estudiantes y habitantes de los barrios y colonias populares, fueron agredidos, mientras hacían su trabajo de pintas, por todos los rumbos de la ciudad. El Carolino, cuartel general de los inconformes, era un hervidero de gente a la 1 de la mañana. Había muchos golpeados que sangraban. Padres de familia enojados y preocupados y maestros indignados se veían en las calles del centro a esa hora.

 

 

A las 7 de la mañana, tanquetas del Ejército y transportes militares con soldados con arreos de combate, circulaban por todas las calles con sirena abierta.

 

 

Antes de las 20 horas, rendía protesta como gobernador interino el ingeniero Aarón Merino Fernández, ante el Congreso del estado.

 

 

Tres altos y poderosos funcionarios federales fueron implicados en el caso: Donato Miranda Fonseca, que había perdido la nominación de la candidatura del PRI a la Presidencia a manos de Díaz Ordaz; Humberto Romero Pérez, secretario particular de López Mateos, también enemigo político de Díaz Ordaz, y Carlos Madrazo, además de otros. Todos ellos enemigos del ya presidente electo que andaba de viaje por Europa, después de las elecciones. Nava Castillo, era gente de Díaz Ordaz.

 

 

El caso del ex gobernador Mario Marín Torres, en el asunto de Lidia Cacho, fue azuzado por el gobierno de Vicente Fox a través del secretario de Proyectos de la Presidencia de la República.

 

 

En todos los casos, los medios de difusión nacionales juegan un papel importante, como está ocurriendo ahora. El problema surge y parece que muy pocos están enterados del caso, pasan unos días y de repente, como si alguien diera una orden allá arriba, empiezan a aparecer artículos, columnas, desplegados, reportajes y los diputados asumen su papel de defensores del pueblo.

 

 

En el caso que está viviendo actualmente Puebla, todo indica que el motivo de toda la andanada contra Rafael Moreno Valle es su intención de ser candidato a la Presidencia de la República.

 

 

Claro, se están aprovechando errores del propio gobierno, como la expedición de la llamada “Ley bala”; el no explicar claramente el porqué de la intención de quitar a las juntas auxiliares las oficinas del Registro Civil; el no prever el problema que se venía y el empleo de las balas de goma que han dejado por lo menos a tres personas mal heridas.

 

 

La Secretaría General de Gobierno y la Secretaría de Seguridad, no analizaron el caso como debió ser.

 

 

No convocaron al diálogo y a la negociación antes de poner en marcha la reforma del Registro Civil.

 

 

Todavía no se ha hecho un análisis del problema que representan oficinas del Registro Civil en manos inexpertas de personas desconocedoras, como era el caso de muchas juntas auxiliares.

 

 

Parece que hay funcionarios que ignoran que si bien es cierto que Puebla tiene 217 municipios, siete de ellos no tienen ni mil habitantes, 12 tienen menos de 2 mil habitantes y 20 menos de 3 mil; tampoco saben que los habitantes de las juntas auxiliares son sumamente sensibles en eso de defender lo que creen que son sus derechos, sus tradiciones y costumbres.

 

 

Le comentábamos hace unos días que pueden plantarse frente al cura, una de las personas que más respetan, si éste quiere hacer cambios en sus usos y costumbres, o simplemente le cambia el color de las vestiduras a un santito de su devoción.

 

 

Sensibilidad política y social, es lo que hace falta.

 

 

 

 

 

 

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