Saturday, 20 de April de 2024


Gali rumbo al 2016: más gobierno y menos performance




Escrito por  Arturo Rueda
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¿Quién se va a quedar al frente de la alcaldía cuando Gali renuncie para irse a competir la minigubernatura del 2016? Legalmente, el alcalde sustituto que debe cumplir una ausencia definitiva es Gerardo Maldonado Balvanera, ex presidente del Comité Municipal del PAN. Pero por no cumplir con los requerimientos de lealtad, no lo van a dejar llegar y el Cabildo deberá nombrar un presidente municipal interino. ¿Quién puede ser?

La crisis política de Chalchihuapan le regresó a Antonio Gali Fayad el deseo de volver a los escenarios y hacer lo que mejor sabe: cantar. El viernes pasado, durante el arranque de la feria de Teziutlán, llevó su show hasta allá para amenizar la coronación de la reina y deleitó al auditorio con sus conocidas interpretaciones que lo hicieron famoso en su camino a la alcaldía capitalina como Al final y Mentira. Desaparecido en acción durante los días más tormentosos del sexenio morenovallista, y sin aportar esquemas de solución, no se sabe si es el principal beneficiario de la reorganización que ya se da al interior del grupo, o el principal perjudicado: su gobierno de casi cinco años será truncado para convertirlo en la Piedra de Toque sobre la que recaerá el reto de ganar la minigubernatura en 2016 al costo de sacarlo prematuramente del palacio municipal.

 

 

Descartada por completo la ocurrencia de impulsar la candidatura de Cabalán —otro inútil en los días de la crisis—, el plan B, Gali, pasa a convertirse en el plan A, con los costos que eso implica. El principal, que la silla de la presidencia municipal quedará vacante para finales de 2015. El quinquenio del showman quedará frustrado. Si gana, se convertirá en el minigobernador de 1.8 meses y ya no podrá aspirar en 2018. Si pierde, nadie apuesta si podrá regresar al palacio municipal ante el tremendo berrinche de su jefe.

 

 

Gali no puede con la gobernanza de Puebla, pero aun así ya tiene permiso para hacer campaña en el interior del estado. Ya tuvo reuniones de estructura en Izúcar y Zacatlán —CAMBIO dio cuanta de ésta última— y se presentó en la feria de Teziutlán para ofrecer como aspirante a la gubernatura su único capital tangible: el carisma innegable que tiene y su actitud desparpajada de showman. Pero será difícil que en 2016 convenza sólo con eso.

 

 

El alcalde está a punto de cumplir seis meses al frente del gobierno municipal y no puede decirse que tenga mucho para presumir. Las pavimentaciones con concreto hidráulico resultaron un fiasco dadas las inundaciones en la temporada de lluvias. La nota fueron las coladeras, la poca prevención en materia de limpieza y desazolve, el increíble taponamiento del vaso regulador del Puente Negro. El fantasma de Citelum lo persigue y hasta ahora no hay justificación al contratazo de los 667 millones de pesos.

 

 

Su equipo tampoco acaba de consolidarse, pues en tres meses perdió a Marcelo García Almaguer, Justy Tato, al director del Instituto Municipal de la Juventud, además de dar de baja a por lo menos mil panistas que había heredado Eduardo Rivera Pérez. El profe Guillermo Aréchiga, después de meses difíciles, parece que ha tomado el control de la gobernabilidad, pero la verdad es que hacen falta personajes con autoridad política.

 

 

Así las cosas, ¿quién se va a quedar al frente de la alcaldía cuando Gali renuncie para irse a competir la minigubernatura del 2016? Legalmente, el alcalde sustituto que debe cumplir una ausencia definitiva es Gerardo Maldonado Balvanera, ex presidente del Comité Municipal del PAN. Pero por no cumplir con los requerimientos de lealtad, no lo van a dejar llegar y el Cabildo deberá nombrar un presidente municipal interino. ¿Quién puede ser?

 

 

En el escenario no hay muchas opciones. Si por Gali fuera, dejaría al secretario de Administración, Rafael Ruiz o al síndico Héctor Sánchez. Pero es obvio que la decisión no va a estar en sus manos, como no está casi ninguna, así que Moreno Valle deberá inclinarse por un personaje de dentro del gobierno municipal, como Aréchiga o Riestra, o alguno de fuera, como Jorge Aguilar Chedraui, Patricia Leal o… Pablo Rodríguez Regordosa.

 

 

Al coctel explosivo de la lucha de grupos por la silla que Gali va a dejar vacante, otra de las complicaciones a considerar, será el impacto electoral de su salida pese a la promesa de campaña de 2013 de quedarse a gobernar los cinco años. Los expertos encuestadores dicen que termina costando alrededor de 10 puntos de posicionamiento si es que los rivales lo explotan correctamente. Y si de por sí los números del alcalde están en picada y el crecimiento de sus negativos es sostenido, no parece que vaya a llegar a la contienda por la minigubernatura en las mejores condiciones.

 

 

El performance bastó para ganar en 2013, pero no será suficiente para 2016 porque Gali debe acompañar sus logros como presidente municipal; así como el cumplimiento de sus promesas de campaña que, hasta hoy, viven en el abandono. El numerito de la cantada acaba cansando, como a los habitantes de Puebla capital. Lejos de montar nuevas canciones, el único camino de Gali es ofrecer resultados concretos en su tarea de gobernar la ciudad más importante del estado.

 

 

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