Friday, 29 de March de 2024


Otra vez, Ivonne se equivoca: le salió mala la ocurrencia en el PRI




Escrito por  Arturo Rueda
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La principal cualidad que Ortega le dio a Allende, una supuesta docilidad que le haría acatar todas las decisiones del CEN, resultó una quimera. Siete meses después de llegar al cargo, la diputada federal se ha empoderado y no escucha a nadie, excepto a su “primer damo”, Adolfo Karam. De hecho, su insistencia en abrirle un camino para poder hacerlo diputado federal provocó el gran desaguisado en el distrito de Ciudad Serdán

En el Comité Ejecutivo Nacional del PRI ya están suficientemente arrepentidos de la ocurrencia de Ivonne Ortega de designar a Ana Isabel Allende Cano al frente de la dirigencia estatal del partidazo. El experimento no cuajó y lo que parecía solución, se convirtió en un nuevo dolor de cabeza. Tanto, que la delegada Angélica Araujo tiró la toalla y ya solicitó a su jefa Ortega ser traslada a otro estado ante la imposibilidad de entenderse con la diputada federal. Entre yucatecos te veas, también el delegado especial para la capital, Gabriel Barragán, ha secundado las críticas en contra de Allende, confirmando que el Comité Estatal es una fuente inagotable de discordia que impide consolidar candidaturas competitivas. Si Ivonne Ortega creía que Ana Isabel sería un títere manejable, se equivocó rotundamente.

 

 

La principal cualidad que Ortega le dio a Allende, una supuesta docilidad que le haría acatar todas las decisiones del CEN, resultó una quimera. Siete meses después de llegar al cargo, la diputada federal se ha empoderado y no escucha a nadie, excepto a su “primer damo”, Adolfo Karam. De hecho, su insistencia en abrirle un camino para poder hacerlo diputado federal provocó el gran desaguisado en el distrito de Ciudad Serdán. La historia no tiene pierde.

 

 

Dado que el “primer damo” de la dirigencia estatal tiene el sueño de llegar a San Lázaro, pero sabe que no gana ni la elección de su colonia, Allende Cano y Karam trazaron la ruta para inventarse un “Juanito” que pudiera ganar en Ciudad Serdán. Lo encontraron en Néstor Camarillo, alcalde de Quecholac, a quien echaron a andar prometiéndole todo el apoyo de la dirigencia estatal si aceptaba a Karam de suplente y le permitía asumir la curul. El edil aceptó el trato y Allende empezó a venderlo en el CEN como la mejor opción que tenía el distrito.

 

 

Pero en el camino se cruzaron Fernando Morales y Humberto Vázquez Arroyo, compadres trabajando en la misma dirección. Aprovechando la influencia que le queda a su papá Melquiades, Morales Martínez llevó encuestas donde demostró que era el mejor posicionado. Con apoyos de las altas esferas, logró desplazar a Néstor Camarillo y el CEN le entregó la candidatura al “Parri”, quien llevaría de suplente a Vázquez Arroyo. El teatrito de Allende y su consorte se derrumbó, lo que les hizo entrar en estado fúrico.

 

 

Quienes fueron testigos aseguran que el berrinche de la pareja presidencial del PRI poblano fue histórico. Allende, fuera de sí, redactó su renuncia al cargo y se la hizo llegar a la senadora Angélica Araujo y a Ivonne Ortega, asegurándoles que se haría efectiva en cuanto se formalizara la candidatura del “Parri”, a quien le atribuyó agravios históricos ocurridos en la elección de 2012, cuando supuestamente Fernando Morales operó en su contra. Araujo trató de calmar el “mimiquis”, pero lejos de atender el llamado a sosegarse, Allende se lanzó en su contra acusándola de formar la estrategia para “minimizar su poder” y “convertirla en la burla de Serdán”, hecho que no permitiría.

 

 

Afortunadamente para Allende Cano, antes de que oficializara su renuncia, Fernando Morales cometió sus propios errores, como desobedecer el boicot al Cuarto Informe de Labores ordenado por César Camacho. Entre tantos dimes y diretes, el CEN cortó por lo sano. Ni melón ni sandía: el distrito de Ciudad Serdán no sería ni para el “Parri” ni para Néstor Camarillo, sino para la joven Arely Ávila, tercera en discordia.

 

 

Pero las consecuencias de la pésima gestión de Allende están a la vista. El alcalde de Quecholac salió lastimado de una aventura innecesaria y ya tomó venganza impulsando la candidatura de su papá, Isidro Camarillo, pero por el PRD para restarle votos al PRI. A su vez, “el Parri” decidió confirmar las dudas sobre su lealtad al PRI y ya opera abiertamente para el morenovallismo, con la promesa de ingresar al gabinete en la reingeniería y cambios que se avecinan. El distrito es un caos, y todo fue provocado para cumplirle al “primer damo” su caprichito de ser diputado federal por la vía de un “Juanito”.

 

 

Otro saldo es que la relación entre Allende Cano y la senadora yucateca ya no pudo recomponerse, por lo que Angélica Araujo envió un informe al CEN donde destaca la cerrazón de la dirigente estatal para negociar con los grupos el paquete de suplencias, ya que insiste en colar a Adolfo Karam pese a no tener presencia ni trabajo previo en alguno de ellos. Peor aún. Ana Isabel quiere jugar a la perinola: llevarse todas las suplencias.

 

 

Por si fuera poco, se acumulan los reclamos de los sectores. Ni la Red de Jóvenes, ni la CNOP, ni CNC ni ninguna organización han recibido recursos de la dirigencia estatal. Nadie sabe qué hace Allende con las prerrogativas, que el PRI ni siquiera tiene recursos para pintar bardas, como demandó hace unos días Víctor Giorgana. En vez de plantear guerra al morenovallismo, Ana Isabel anda más preocupada en agandallar posiciones. No vaya a ser que le haya pegado la infección de sentirse aspirante a la minigubernatura del próximo año y crea que puede pelearle a Alcalá, Doger y Lastiri.

 

 

Ivonne Ortega en el pecado carga la penitencia. Creyó que nombrado a una muchacha inexperta tendría todo el control del PRI poblano. Es difícil pensar que desde el CEN se ordene su remoción, pero sí es seguro que Ana Isabel Allende Cano no conducirá el proceso electoral de 2016

 

 

 

 

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