Tuesday, 07 de May de 2024


Sin instrumentos de democracia directa, vale madres el “cumplo o me voy”




Escrito por  Arturo Rueda
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Moreno Valle ganó, vino el periodo de transición, el arranque del sexenio y la iniciativa para crear los mecanismos jurídicos de democracia directa se fueron al baúl de los recursos. Envió la iniciativa, pero en el Congreso sus fieles nunca la votaron. Fue un buen recurso de campaña, pero empoderar al pueblo siempre es una mala idea, dijeron.

Aunque tengo la sospecha creciente de que cada día empieza a parecerse más y más al marinismo, soy uno de los poblanos que avalaría el hecho de que Moreno Valle culminara lo que le resta del sexenio con base en su gestión hasta el momento. También conozco muchos poblanos que creen que no, que no cumplió sus compromisos de campaña, en especial los siete firmados ante notario, y que en consecuencia debería abandonar Casa Puebla. Con base a la encuesta de Mas Data, 64 por ciento de los poblanos avala su gestión gubernamental, por lo que fácilmente superaría la barrera de la mitad más uno si enfrentara un referéndum revocatorio. Pero ni los que estamos en “pro” ni los en “contra” podemos hacer algo. Moreno Valle incumplió con el compromiso que daba sentido al “cumplo o me voy”: una iniciativa que creara el plebiscito, el referéndum y la revocación de mandato. Con esa mentira, todo lo demás sale sobrando.

 

 

En efecto: el núcleo central de la propuesta del “cumplo o me voy” era el empoderamiento ciudadano a través de herramientas jurídicas que nos permitieran una participación democrática más allá del voto el día de los comicios. Instrumentos de democracia directa para avalar o rechazar una ley, una medida gubernamental e incluso, como ofreció el candidato de Compromiso por Puebla en 2010, que de la evaluación ciudadana dependiera si un gobernante se quedaba a cumplir su periodo o se retiraba anticipadamente. La idea encantó a los poblanos que vivíamos en ambiente nauseabundo del marinismo, y quizá por ella, un buen porcentaje decidió avalar la alternancia en el poder y votar por Compromiso por Puebla.

 

 

Moreno Valle ganó, vino el periodo de transición, el arranque del sexenio y la iniciativa para crear los mecanismos jurídicos de democracia directa se fueron al baúl de los recursos. Envió la iniciativa, pero en el Congreso sus fieles nunca la votaron. Fue un buen recurso de campaña, pero empoderar al pueblo siempre es una mala idea, dijeron, y fueron los propios morenovallistas los que olvidaron en santa paz lo que había prometido en 2010.

 

 

Si el gobernador en verdad hubiera hecho realidad el “cumplo o me voy”, lo primero que debió hacer fue ordenarle a los arriestrados diputados aprobar esa iniciativa al Congreso: empoderar a los poblanos. Como lo dijo hace más de tres años, darnos la libertad para elegir a alguien que si pudiera hacerlo, o ratificarlo en la confianza y en el cargo.

 

 

Si esos instrumentos fueran una realidad, los poblanos podríamos organizar un plebiscito, por ejemplo, acerca de la privatización del SOAPAP, la medida más lesiva a los intereses de los poblanos. O quizá un referédum derogatorio de la Ley de Proyectos para la Prestación de Servicios que regula los polémicos PPS, a través de los que se ha endeudado a la entidad por más de 9 mil millones de pesos en sólo tres años. O claro, acudir a votar el “cumplo o me voy” del gobernador.

 

 

Pero no: los ciudadanos estamos inermes. No podemos votar: ni los promorenovallistas ni los antimorenovallistas. Da igual entonces que se hable si en verdad se cumplieron o no. Si se alcanzaron las subidas en los rankings claves, o el gobierno tuvo que recurrir a datos hechizos, cifras propias de los que se sirvieron para utilizar la metodología del Imco y así, autoaprobarse el cumplimiento de los compromisos.

 

 

Así pues, por lo menos en ese aspecto, los poblanos fuimos estafados en 2010 por el candidato de Compromiso por Puebla. Mintió, simple y llanamente. Nos dijo que nos dotaría de instrumentos jurídicos de democracia directa para que nunca más hubiera otro Mario Marín despachando en Casa Puebla. Que podríamos opinar sobre las principales leyes y acciones gubernamentales, pero en vez de eso, dio por autocumplidas sus promesas y privatizó en secrecía el SOAPAP.

 

 

Ni siquiera vale la pena entrar a estudiar las cifras de los siete compromisos firmados ante notario en 2010, porque el presupuesto de ello, es que en 2014 pudiéramos votar su permanencia. Desde ese punto de vista, Moreno Valle le tuvo miedo a la opinión de los poblanos. Quizá sabía que no iba a obtener los 70 y tantos puntos de aprobación de los que siempre se vanagloria. Quizá sabía que había un riesgo real de enfrentar el creciente descontento, y que sometido a la voluntad de la gente, en una de esas tendría que abandonar Casa Puebla.

 

 

En el cumplimiento de los compromisos se revela la altura de los políticos. En el año 2000, Andrés Manuel López Obrador hizo una promesa semejante cuando era candidato al jefe de Gobierno del DF. Escrupulosamente la cumplió, y en 2003 llamó a los capitalinos a votar la continuidad de su gobierno. Ganó con 75 por ciento y con ese apoyo construyó la plataforma de sus candidatura presidenciales de 2006 y 2012.

 

 

Pero claro, López Obrador es un político grande, y aquí parece que tenemos uno…mediano.

 

 

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