Tuesday, 07 de May de 2024


El destierro de Manzanilla, una tragedia shakesperiana




Escrito por  Arturo Rueda
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Queda pues el ejemplo para todos los que hacen tratos o negocios con él: si el destierro es el trato que ha prodigado a su cuñado y amigo, qué pueden esperar el resto. Desde la perspectiva de Manzanilla, se trata de una víctima más del régimen, lo que concitará a su alrededor solidaridades de todo tipo

La doctrina de “por las buenas, bueno, por las malas, mejor” del gobernador poblano obtuvo otra victoria en las horas previas a su Tercer Informe de Gobierno. Aplicada a Fernando Manzanilla Prieto toma tintes de una tragedia shakesperiana: compañeros de ruta política, amigos personales y hasta cuñados, no hubo razón suficientemente fuerte para que el Decreto de Inexistencia fuera anulado. Ayer, mediante una misiva enviada a la Mesa Directiva de la LIX Legislatura y difundida en redes sociales, renunció a tomar protesta como diputado local aduciendo razones “personales y familiares”. Esa renuncia suena también a un adiós definitivo a Puebla, un destierro total. Pero el mensaje es claro: el régimen no afloja ni en su recta final, ni con amigos, ni enemigos, e incluso familiares.

 

 

Digo tragedia shakesperiana porque entre @RafaGobernador y @Fer_Manzanilla hay cosas más allá de la estricta relación política, del cálculo racional de intereses. Su amistad adolescente se transformó en ruta por el poder a finales de los 90. En la Secretaría de Finanzas trajeron el estilo tecnocrático a la aldea poblana, y Manzanilla siempre fue reconocido como el interlocutor por excelencia, el estratega y la mano derecha del grupo, el único que podía hacerlo cambiar de opinión ante los arrebatos. Con los estira y afloje natural en cualquier relación humana, siguieron juntos hasta que una década después, en 2010, llegó el momento definitivo: Manzanilla abandonó su actividad empresarial para venir a coordinar la campaña, diseñó el arquetipo de la batalla entre el héroe libertador que luchaba contra el tirano.

 

 

Para esos momentos, la relación había trascendido la ruta política y la amistad para volverse familiar: Manzanilla se convirtió en su cuñado cuando reinició una relación de noviazgo con la única hermana del gobernador. Pese a los riesgos legales, fue designado titular de la Secretaría General de Gobierno. En octubre de 2011 la relación se formalizó, Manzanilla y Gabriela se casaron, y todo pintaba para una familia feliz en el poder porque con la estructura de la SGG corría en caballo de hacienda a la alcaldía de Puebla.

 

 

Pero algo ocurrió en enero de 2012: el favoritismo de Manzanilla en la carrera por la alcaldía empezó a declinar y el gobernador se inventó la carrera de los 4 Fantásticos para, disimuladamente, bajar a su cuñado: ya no lo veía ni lo quería como alcalde de Puebla. Con el paso de los meses, Tony Gali Fayad impuso su carisma, su poblanidad, dejando en segundo lugar de la carrera a Jorge Aguilar Chedraui, un joven que formó Manzanilla en el Grupo Finanzas, pero del que después se distanció insalvablemente.

 

 

He ahí la primer hipótesis del rompimiento: una decisión de negocios —no entregarle la candidatura a la alcaldía— se transformó en una agria disputa personal y familiar que concluyó con su destierro oficial, así como la expulsión del grupo morenovallista. La diputación plurinominal, la coordinación de la campaña de Gali, habrían sido esfuerzos de uno y otro lado por volver a la senda de los acuerdos, pero la acritud se mantuvo.

 

 

Otra decisión de negocios, no darle la coordinación de los diputados panistas para favorecer a Aguilar Chedraui, habría precipitado la ruptura política, cuyo alcance familiar se desconoce. En los primeros días del año, terminando sus vacaciones en la India, todavía trascendía que mantenía su decisión de tomar protesta, aunque no sabía si permanecería en el Congreso. La formalización del ex secretario de Salud como coordinador panista fue un probable catalizador de la renuncia definitiva. Estaba condenado a ser un diputado del montón. A malgastar su talento.

 

 

Con el exilio de Manzanilla, Moreno Valle ratifica su peculiar disciplina al interior de su equipo que no conoce otra voz de mando ni la posibilidad de apelar sus decisiones. Habrá quien puede calificar ese estilo como despótico o tiránico, pero me quedó con que se trata de un ejercicio extremo de poder. Una voluntad de mando que no cede ni en el arranque de la recta final. Igual de duro con los amigos que con los enemigos, con el miedo como principal impulso de obediencia, la recta final es prometedora.

 

 

Queda pues el ejemplo para todos los que hacen tratos o negocios con él: si el destierro es el trato que ha prodigado a su cuñado y amigo, qué pueden esperar el resto. Desde la perspectiva de Manzanilla, se trata de una víctima más del régimen, lo que concitará a su alrededor solidaridades de todo tipo. Ayer mismo en las redes sociales, tras difundir su carta de renuncia, @Fer_Manzanilla se volvió Trending Topic por la cantidad de especulaciones, así como los mensajes de apoyo.

 

 

En los últimos meses, Manzanilla ya no se sentía parte del estilo de gobernar que él, irónicamente, ayudó a crear. Evidentemente, no tenía sitio: en parte porque él ya no quería estar, en parte porque ya no querían que estuviera. Al final, ¿quién pierde con su destierro? El ex titular de SGG abandona la estructura, la nómina y las prebendas de poder, mientras que Moreno Valle deja ir a quien fue su estratega de lujo durante más de una década, justo cuando se embarca en la aventura presidencial.

 

 

Tengo la sensación de que, pese a parecer el final definitivo de la tragedia shakesperiana, entre Manzanilla y Moreno Valle habrá más pasajes que relatar en un futuro.

 

 

 

 

 

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