Saturday, 20 de April de 2024


3er informe, sede del TUCOMV: Todos Unidos vs Moreno Valle




Escrito por  Arturo Rueda
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El Complejo Cultural Universitariolució como un páramo, un campo yermo de poder. Moreno Valle le aplicó a Lalo en su despedida la misma receta que Marín le dio a Doger en 2008, el látigo del desprecio. Pero los vacíos dejados por todo el aparato morenovallista en el tercer informe de Rivera Pérez, se llenaron con la estructura del Yunque.

—Crónica—

 

 

La elite de poder puso tierra de por medio.

 

 

Nadie, ni el gobernador, ni sus secretarios, ni sus diputados locales o federales, ni el auditor superior, ni el senador Lozano Alarcón, ni el rector de la BUAP y mucho menos el alcalde electo Antonio Gali Fayad hicieron acto de presencia en el Tercer Informe de Gobierno de Eduardo Rivera Pérez.

 

 

El Complejo Cultural Universitario fue un páramo, un campo yermo de poder. Moreno Valle le aplicó a Lalo en su despedida la misma receta que Mario Marín le dio a Enrique Doger en ese lejano 2008, el látigo del desprecio. Lo que mal empieza, mal termina.

 

 

Los vacíos dejados por el morenovallismo fueron llenados por la estructura en pleno del Yunque, que durante casi dos horas hizo del Complejo Universitario su Concilio con la presencia eminente del jefe nacional, Juan Manuel Oliva, de la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, el ex gobernador de Morelos, Marco Adame y Cecilia Romero, la secretaria general del CEN albiazul.

 

 

Con la aparición del senador Ernesto Cordero, el tercer informe tuvo el tufo de una Convención Antirreelecionista contra Gustavo Madero, el presidente del CEN albiazul, que también se ausentó de plano.

 

 

Eduardo Rivera Pérez, ante el desaire, recurrió a la técnica que más le sirvió a lo largo de tres años de convivencia con el Señor de Casa Puebla. Literalmente, hizo de tripas corazón.

 

 

Con su mejor sonrisa, ademanes practicados, la entonación justa, el alcalde de Puebla no se cansó de repetir una, otra y otra vez la liturgia de su despedida. “Hoy Puebla es mejor, Hoy Puebla es diferente”. Más de 30 veces lo repitió. Quizá, como le ocurrió a Gobbels, de tanto repetir el salmo se convierta en verdad.

 

 

Con la presencia de Juan Carlos Mondragón, el ex dirigente panista que pelea a Eukid Castañón una curul, y de Fernando Manzanilla Prieto, el cuñado que ya se encuentra en “trincheras diferentes” —como él mismo declaró—, el tercer informe se convirtió en la sede del TUCOMV, Todos Unidos Contra Moreno Valle.

 

 

Los únicos que rompieron la línea del desaire fueron los diputados locales afiliados al Yunque, Pablo Rodríguez Regordosa, Pablo Montiel y Franco Rodríguez, quienes esperan a Juan Carlos Mondragón para conformar su propio bloque en el Congreso local.

 

 

Desairado y todo, Rivera tuvo la entereza de justificar su gobierno ante Dios, la jerarquía del Yunque, esposa e hijos, su grupo de colaboradores, siempre en la defensa del interés supremo del “Bien Común” y de la “Familia”.

 

 

La Fiesta del Yunque, sin embargo, tuvo olor de velorio.

 

 

****

 

 

Si el nombre es arquetipo de las cosas, y en todo el Nilo cabe la palabra Nilo, como escribió Borges, Lalo Rivera y el Yunque son sinónimos indisolubles. Todo en él está impregnado, desde el color morado como branding de su administración, hasta muchos de sus proyectos concebidos para defender el concepto de familia tradicional.

 

 

Desprovisto de factores reales de poder, el alcalde quiso invertir la pirámide del poder para darle la voz a los poblanos en su informe. Cuidadosamente seleccionados, a lo largo de su discurso, fueron apareciendo los ciudadanos que recibieron los beneficios del gobierno municipal, quienes colocados estratégicamente, se paraban y agradecían.

 

 

Héctor García Bayón, el entrenador de Las Bayonetas. Moisés Avendaño, el director de la prepa Calderón, que agradeció las luminarias alrededor de la escuela. El director de la Fundación Mary Street Jenkins, por el apoyo en la construcción del nuevo Archivo Municipal. Doña Gloria Sánchez de El Pinal y Francisco Aguilar de la colonia 10 de Mayo, quienes agradecieron puntual las pavimentaciones. El experimento hubiera resultado si no se hubiera visto tan prefabricado.

 

 

Lalo hizo de tripas corazón, pero tuvo tiempo para tirar algunas pedradas contra el morenovallismo.

 

 

Recordó el episodio del retiro de los policías estatales asignados al municipio. Subrayó que su estilo fue “hacer a un lado las diferencias y pensar siempre en Puebla y en su gente”, tirándose al suelo. Les restregó en la cara que no endeudó a la ciudad, que fue premiado por su transparencia.

 

 

Y entonces, llegó la suprema pedrada, con un performance más que correcto, “a pesar de algunas piedras en el camino” terminó con la satisfacción del deber cumplido. Habrá querido decir una piedrota, casi menhir de los Óbelix, llamada Moreno Valle.

 

 

Por cierto, en las casi 20 cuartillas de su discurso, en casi 30 mil caracteres, sólo una vez apareció el nombre de Rafael Moreno Valle.

 

 

Desaire con desaire se paga.

 

 

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En primera fila, los distinguidos miembros del TUCOMV, cuchicheaban, reían.

 

 

Juan Manuel Oliva, con ese porte de líder agrario del PRI antes que Señor de Yunque.

 

 

Ernesto Cordero, solito y su alma, quien en sus días de secretario de Hacienda bañó de oro al gobierno poblano. Ni siquiera lo recibió su compinche Javier Lozano Alarcón.

 

 

Josefina Vázquez Mota, escuálida, más parecida a Gollum que a sus spots como candidata presidencial del PAN.

 

 

Juan Carlos Mondragón, desempacado de Harvard, paseando su recurso ante el TEPJF para destruir a Eukid Castañón.

 

 

Fernando Manzanilla, quien no tuvo tiempo para ir al informe de su cuñado, pero sí al de Lalo.

 

 

Cecilia Romero, buscando para sentarse en la silla de Gustavo Madero.

 

 

Y varios rectores, empresarios, periodistas, dueños de medios, que todavía no sacan las uñas.

 

 

Pero pronto, muy pronto.

 

 

 

 

 

 

 

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