Friday, 29 de March de 2024


“No me llamen presidente, sigo siendo su amigo Tony Gali”




Escrito por  Arturo Rueda
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En la familia Gali caben todos. Es un tío para quien quiere llamarlo tío. Sus sobrinos ahora se cuentan por miles. Un grupo de mujeres incluso lleva sus propias playeras para distinguirse. Así, simple, Mujeres con Gali. Acomodadas en gayola, esperan varios minutos para poder estrechar la mano del nuevo alcalde en la larguísima salutación que sucede al finalizar la toma de protesta protocolaria. Gali las recibe con abrazos, besos, emoción genuina, y ellas bailan a su alrededor. A cada una la llama por su nombre, y en plena algarabía, cuando alguien le dice presidente, él dice “no, no, yo sigo siendo Tony Gali”. El primer día de poder en tres actos.

El primer discurso de Antonio Gali Fayad como alcalde estuvo lejano de los lugares comunes que pronuncian los recién llegados al cargo. De hecho, sorprendió por su dureza y visión hiperrealista de los problemas de la ciudad.

 

 

En varias ráfagas, el nuevo alcalde le bajó a los humos triunfalistas y puso por delante el enorme trabajo que se avecina para él y sus funcionarios. “No habrá descanso ni sosiego”.

 

 

Desde “hoy el municipio vive una realidad poco afortunada que no podemos ocultar” hasta “la ciudad está estancada en varios aspectos de la vida pública y en otros sufre preocupantes retrocesos. Ante el avance de otras ciudades, Puebla se sostiene con dificultad en el cuarto lugar de importancia nacional”.

 

 

La visión del nuevo presidente municipal es aquel del que ama profundamente a su ciudad, pero no está satisfecho con ella.

 

 

Los mil 500 invitados al Centro de Convenciones no daban crédito. "La desigualdad y la marginación son innegables, que no debemos tolerar más, la economía local ha perdido dinamismo y competitividad frente a otras zonas metropolitanas del país", sentenció sin concesiones al tocar el tema tabú del régimen.

 

 

Las pedradas, sí, pegaron en la cabeza del ex alcalde Eduardo Rivera Pérez, sentado en el fondo profundo del Centro de Convenciones, pero también rebotaron en otras muchas. Puebla no es, todavía, la ciudad que queremos.

 

 

Antonio Gali, sin embargo, no se hizo centro de su propio mundo. A la primera que pudo, agradeció a su amigo, padrino, mentor y promotor, el gobernador Rafael Moreno Valle, quien portó una sonrisa semejante a la del padre que asiste a la graduación de su hijo.

 

 

El hijo que, naturalmente, se asumió con la continuidad de un proyecto que arrancó en 2010, pero al que todavía no se le ve fecha de caducidad.

 

 

Gali Fayad salió bien librado de ese funambulismo que, al mismo tiempo, lo hace dotarse de una personalidad propia pero que lo hace sentirse ligado por emoción y razón al proyecto morenovallista.

 

 

La convocatoria al evento fue total, y el alcalde ya en funciones fue repartiendo agradecimientos a lo largo de todo su discurso. A los dirigentes del PAN y PRD, Gustavo Madero y Jesús Zambrano; a los gobernadores Kiko Vega y Manuel Velasco, al subsecretario Juan Carlos Lastiri, al senador Santiago Creel y hasta se dio el lujo de agradecer la presencia de su antecesor, Eduardo Rivera, mostrando una cortesía inaudita en tiempos de guerra.

 

 

Por aquí y por allá el clan Gali recibió todas las felicitaciones que los distingue como una familia en el poder. Nadie como ellos sufrió los desvelos, las preocupaciones, las amarguras de la construcción de un proyecto que hoy luce fulgurante. Dinorah López, Tony Jr, Eddy y Dinorah Gali fueron los primeros en mostrar su prudencia, en mantener su don de gentes.

 

 

En las palabra duras de Gali nadie se sintió ofendido, ni reducido ni maltratado. En la familia Gali caben todos. Es un tío para quien quiere llamarlo tío. Sus sobrinos ahora se cuentan por miles.

 

 

Un grupo de mujeres incluso lleva sus propias playeras para distinguirse. Así, simple, Mujeres con Gali. Acomodadas en gayola, esperan varios minutos para poder estrechar la mano del nuevo alcalde en la larguísima salutación que sucede al finalizar la toma de posesión protocolaria. Gali las recibe con abrazos, besos, emoción genuina, y ellas bailan a su alrededor. A cada una la llama por su nombre, y en plena algarabía, cuando alguien le dice presidente, él dice “no, no, yo sigo siendo Tony Gali”.

 

 

Los nuevos regidores lucen sus mejores vestidos, y no falta Silvia Argüello que también luce cuerpo. En medio de esas felicidades solamente hay una cara larga, rostro contrahecho, el de Juan Carlos Espina, que ve alejarse la coordinación de los regidores.

 

 

La caballada del poder no solamente espera a Gali, sino que busca con ansia a sus próximos funcionarios para presentarse, acomodarse, y cómo no, ofrecer sus servicios. Pero son pocos los reconocibles porque la mayoría llega por sus talentos aunque sus nombres todavía no son lustrosos.

 

 

Los buscachambas, los acomodaticios, entonces, se aferran a los más reconocibles, a Marcelo García Almaguer, a Mario Riestra Piña pero reciben la puerta en las narices “todavía no me nombran hermano”.

 

***

 

No más de 200 privilegiados reciben invitación para asistir al primer convite del poder municipalista en el patio del ex Camino Real, hoy Quinta Real. Rectores, empresarios, diputados, periodistas y dueños de medios de comunicación. Por supuesto, el Clan Gali se adueña de la escena. La Corte del poder busca con denuedo a los hijos, a los hermanos, a la esposa, o a quien sea, pero que tenga acceso al codiciado clan.

 

 

La comida no amenaza en convertirse en francachela. Trasciende que a las 6 de la tarde ha sido citada la primera sesión extraordinaria de cabildo. Se supone que Mario Riestra prepara todo para que luzca planchadito, pero en realidad se comporta como un festejado más. Horas después sufrirá su primera novatada.

 

 

Poco después de la 4 de la tarde, el alcalde hace acto de presencia tras la larguísima salutación en el Centro de Convenciones. El patio entero se pone en pie y lanza una salva de aplausos que Gali agradece cruzando los brazos en un abrazo eterno.

 

 

Gali no descansa. Ahora recorre mesa por mesa, bromea, se toma fotos, brinda, promete citas, recorre otra vez cada mesa. En la mesa principal, por fin, toma asiento junto a su esposa, en donde están el senador Lozano Alarcón y el arzobispo Víctor Sánchez. No puede tomar asiento ni degustar el mole de mediana calidad porque es interrumpido constantemente.

 

 

Citado para el primer ejercicio real del poder, Gali abandona discretamente la comida. Muchos se quedan sin saludarlo. Varios regidores como Myriam Arabian se lo toman con calma. Ni que hubiera prisa por empezar a ejercer el cargo.

 

***

 

Mario Riestra Piña toma asiento a la izquierda del alcalde luego de haber sido ratificado en el cargo de secretario general. Luce pleno, empoderado, el tamaño del salón de cabildos no es suficiente para su ego satisfecho.

 

 

Entonces, de golpe y porrazo, entre María Esther Gámez, Karina Romero e Iván Galindo, lo bajan de su nube. Advierten que las nuevas áreas como la gerencia del Centro Histórico no pueden ser creadas porque no hay reglamentos que regulen sus funciones.

 

 

Riestra empieza a sudar. Busca en su carpeta. Llama a su asesor Rafa Guzmán. Busca con la mirada al síndico Héctor Sánchez. El alcalde Gali hace de tripas corazón. Es la primera sesión de cabildo, la hora real de ejercer el poder. Y a su secretario general no se lo ocurrió anexar los reglamentos de las áreas que ya había anunciado en la toma de protesta.

 

 

El PRI gana la primera batalla. Las nuevas áreas del Ayuntamiento quedan congeladas hasta que haya reglamentos. Se dan un máximo de 60 días, aunque Gali promete que lo harán en 15.

 

 

El primer nervioso es Pedro Gutiérrez Varela, quien deberá esperar antes de llegar a la Oficina de Procuración de Fondos, además de Sergio Vergara Berdejo a la gerencia del Centro Histórico, así como Anel Nochebuena a la Secretaría de Turismo y Cultura.

 

 

Luego sobreviene la primera discusión, el PRI rechaza el punto de acuerdo para dotar al alcalde de facultades para firmar convenios sin requerir del cabildo. El trío Galindo-Gámez-Romero debate, propone, golpea y contragolpea. Pero del otro lado no hay quién devuelva la bola, entre los regidores tonygalicistas nadie alza la mano para defender el proyecto. Todos mudos.

 

 

El ala de ultraderecha del cabildo, encabezada por Juan Carlos Espina, hasta sonríe con muecas grotescas. Sin que nadie defienda el proyecto del alcalde, solamente la regidora del PSI, Nadia Navarro, llama a darle un voto de confianza a Antonio Gali. Pero del resto de sus regidores, nada. Sólo muecas y silencio absoluto.

 

 

Al finalizar la sesión, mientras Riestra reparte culpas al síndico y a Héctor Hernández Sosa, el alcalde electo Antonio Gali mira al cielo y suspira. ¿Será que con bueyes le tocará arar los siguientes 4.8 años?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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