Era un negocio jugoso, pero insostenible. Como el miedo no andan en burro, y había muchas posibilidades de que se ligara al dueño de Oceanografía como uno de los donantes en la campaña de 2010, Rafael Moreno Valle decidió cortar por lo sano y cancelar la concesión a la empresa emblema de la corrupción panista. Insostenible jurídicamente, inviable políticamente y ruinosa en lo económica, la Autopista Audi que ya llevaba un avance del 70 por ciento tendrá que encontrar un nuevo dueño en condiciones “más transparentes” de las que se asignó en la adjudicación directa. Amado Yáñez, en donde se ubique, tendrás más razones para aportar elementos a la PGR sobre los negocios que hizo con los panistas poblanos.

Mantener la concesión de la Cuapiaxtla-Cuacnopalan a favor de Oceanografía era jurídicamente insostenible dado el cúmulo de irregularidades en el proceso de adjudicación directa y que CAMBIO ha señalado en los últimos tres días:

1.- La licitación 001/CCP/2011 fue declarada desierta porque ninguna de las ocho empresas que concursaban, entre ellas IDEAL, ICA y OHL, satisficieron las pretensiones técnico/económicas del gobierno que rondaban los 2 mil 700 millones de pesos.

2.- Unas semanas después, el 23 de diciembre de 2011, el gobierno morenovallista entregó la autopista Cuapiaxtla-Cuacnopalan en adjudicación directa a la empresa Oceanografía, una empresa absolutamente inexperta en la construcción y operación de carreteras, comparada a otra con mayor potencia como IDEAL, ICA u OHL que habían acudido a la licitación.

3.- Entre la licitación y la adjudicación directa, el gobierno disminuyó sus pretensiones de 2 mil 700 millones a “sólo” mil 662 millones. ¿Por qué la disminución en mil millones de pesos así como así?

4.- También, entre la licitación y la adjudicación a la empresa de Amado Yáñez, el modelo jurídico cambió de concesión a Proyecto de Prestación de Servicios que, por cierto, nunca fue notificado al Congreso.

5.- Ahora, como causal de la cancelación, el gobierno morenovallista se inventa el requerimiento a Oceanografía de una carta de crédito por el monto total de la Autopista Audi que garantizara el cumplimiento de la obra. Pero cualquier estudiante de Derecho Administrativo sabe que al momento de firmar el contrato, la empresa debe exhibir una fianza que garantice por lo menos el 15 por ciento del monto. ¿Será que esa fianza no obraba en el expediente? ¿Otro favorcito a Amado Yáñez que su obligación de presentarla fuera hasta el 20 de febrero de 2014, dos años después del arranque de las obras?

Sumado a las irregularidades jurídicas en la entrega de la concesión (¿quién era secretario de Administración en 2011?), el contrato de Oceanografía se volvió inviable políticamente. Amado Yáñez y el dinero que repartió a campañas presidenciales, de gobernadores y senadores panistas, es un tema rentable electoralmente para el PRI en los próximos meses. El gobierno federal irá administrando el escándalo, así como las ligas con las cúpulas panistas.

La PGR ya identificó que Amado Yáñez fue uno de los donantes en la campaña de Rafael Moreno Valle. Y lo sabe quizá por boca propia o documentos del propio socio mayoritario de Oceanografía. Así que la concesión le quemaba las manos al gobernador, que no encontró mejor salida que rescatarla conforme al procedimiento previsto en la Ley General de Bienes del Estado. Así, calcula, cuando el escándalo lo alcance podrá aducir que procedió al rescate de la Autopista Audi ante la falta de garantías de que pudiera terminarla.

Sin embargo, la estrategia del deslinde y el rescate de la concesión resulta disfuncional. No sirve ni política ni mediáticamente. Para el gobierno federal y la PGR es prueba de que algo se hizo mal, y finalmente todos los medios tuvieron que retomar el escenario local del escándalo de Oceanografía.

Por último: sólo en algo tiene razón Moreno Valle. Con el escándalo a cuestas, intervenido por la PGR, era absolutamente imposible que Oceanografía cumpliera a tiempo con la terminación de la Autopista Audi. Por razones económicas, rescatar la concesión era imprescindible para que la carretera pueda ser terminada por otra empresa.

Pero que nadie se olvide: fue Moreno Valle quien eligió a Oceanografía por razones políticas, no técnicas ni de experiencias, y mucho menos de solvencia financiera, porque entonces la Cuapiaxtla-Cuacnopalan debería haber sido entregada a firmas con mayor seriedad como ICA, IDEAL y hasta OHL.

Ahora, lo que luce inevitable, es un pleito jurídico y hasta una indemnización a lo que quede de Oceanografía. Si ya perdieron con OHL, nada garantiza que le puedan ganar a Amado Yáñez.