Wednesday, 24 de April de 2024


Desde Casa Puebla dejaron caer al viejito Cánovas




Escrito por  Arturo Rueda
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Cánovas no “olvidó” sus deberes como consejero electoral, sino que simplemente se los pasó por el arco del triunfo. Su caída es un mensaje para muchos personajes del régimen que viven instalados en la soberbia, sintiéndose protegidos por el manto del gobernador Moreno Valle. Ignoran que la carrera presidencialista no los hace más fuertes, sino más susceptibles a ataques, errores y actos seniles

El nayarita Víctor Cánovas Moreno es lo que en mi pueblo llaman un “apantalla pendejos”. Desde que llegó a Puebla en el sexenio de Melquiades Morales Flores —caído en desgracia, desempleado y en la cuasi indigencia—, ha medrado sorprendiendo incautos de todos los niveles, vendiendo supuestas artes de alquimia y operación electoral. No le ha ido mal en esta década, especialmente cuando se metió al oído del ex gobernador tlaxcalteca Héctor Ortiz, y luego de exprimirle todo el jugo, lo abandonó a su suerte en plena sucesión. En 2010 ya se había reenganchado al morenovallismo, y en 2012 recibió su premio cuando pese a su pasado tricolor fue designado consejero electoral. A punto estuvo de quedarse con la presidencia del IEE, e incluso se dio el lujo de hacer berrinche luego de enterarse que Armando Guerrero la había amarrado.

 

 

Luego de una década de vaivenes en su relación, ayer desde Casa Puebla se dejó caer a Víctor Cánovas. El régimen morenovallista no estuvo dispuesto a pagar un absurdo acto de senilidad: dejarse fotografiar y grabar en un acto de proselitismo en Huamantla, Tlaxcala, en la que desdobló su personalidad de operador electoral panista, olvidando que cobra (cobraba) como consejero electoral CIUDADANO, cuya definición constitucional lo hace ajeno al gobierno, pero también a los partidos políticos.

 

 

Por supuesto, Cánovas no “olvidó” sus deberes como consejero electoral, sino que simplemente se los pasó por el arco del triunfo. Su caída es un mensaje para muchos personajes del régimen que viven instalados en la soberbia, sintiéndose protegidos por el manto del gobernador Moreno Valle. Ignoran que la carrera presidencialista no los hace más fuertes, sino más susceptibles a ataques, errores y actos seniles como el de Cánovas Moreno. No hay nadie a prueba de balas: si alguien comete un error, y los medios de comunicación presentan evidencias, el Señor de Los Cerros no va a sostener a nadie.

 

 

Pero Cánovas ya estaba ansioso de mostrar su dinero y su poder. Según él, estaba más allá del bien y del mal. Por eso armó tremendo pachangón para la boda de su hija Ana Paula en las instalaciones del parque Metropolitano hace unos meses, donde asistieron la cúpula morevanollista, exhibiendo sin pudor su cercanía, utilizando un inmueble emblemático del régimen. ¿Qué necesidad más que la necesidad psicológica de mostrar la abundancia?

 

 

El caso Cánovas evidencia que uno de los peores saldos del régimen morenovallista es la pérdida del sentido común de la política, aquello que ancestralmente se llama “cuidar las formas”. Por supuesto que todo Puebla sabe que el nayarita llegó al IEE por su cercanía con Casa Puebla, que al interior del Consejo maniobraba sus intereses, y que era operador de algunos temas específicos, como por ejemplo, el PAN tlaxcalteca por los años que el nayarita pasó ahí. Pero una cosa es saberlo, y otra exponerlo. O como decían los viejos abogados: no sólo es necesario que la esposa de César sea casta, es necesario también que lo parezca.

 

 

Cuidar las formas no es algo que pase de moda, máxime en una era en la que los medios tecnológicos nos tienen a todos en estado de indefensión: una foto en redes sociales, un audio, un comentario fuera de lugar, puede provocar un cataclismo o el final abrupto de una carrera política. Además de su amargura por nunca haber podido gobernar su natal Nayarit, Víctor Cánovas tendrá otro motivo para sus rabietas seniles.

 

 

Por supuesto, honor a quien honor merece. El portal digital e-consulta de Rodolfo Ruiz dio a conocer las fotografías de Cánovas en el evento proselitista para Madero en Huamantla, pero el viejo cínico se dijo “chamaqueado”, llevado a un lugar al que no sabía ni quería ir. Pensó que mintiendo se iba a salvar, haciendo el papel de viejito bobalicón, extraviado entrañable. Pero no, es un mentiroso cabrón evidenciando por el periodista Alejandro Mondragón con un audio incriminatorio, cuasi criminal por exponer a quien expone con sus dichos. Casos como este, en un extremo, pueden bajar a cualquiera del caballo presidencial.

 

 

El morenovallismo pues, dejó morir solo a Víctor Cánovas: no había ganas ni fundamentos para sostenerlo. Además, en un plazo máximo de cuatro meses la totalidad del Consejo General del IEE será removido al finalizar la elección extraordinaria, y salvo el presidente Armando Guerrero y el consejero Fidencio Aguilar Víquez, parece difícil que los miembros restantes sean salvados por el Instituto Nacional Electoral. ¿Para qué sostener al viejito, si de todos modos ya se iba?

 

 

El crimen no paga: Víctor Cánovas regresó al basurero de la historia de donde nunca debió salir.

 

 

 

 

 

 

 

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