Wednesday, 24 de April de 2024


Maderismo y morenovallismo, todos para uno y uno para todos




Escrito por  Arturo Rueda
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Con Ernesto Cordero en la presidencia nacional del PAN las cosas serían muy diferentes. ¿Por qué? El senador, con el apoyo de Juan Manuel Oliva, podría imponer a un perfil más afín al partido. El primer candidato sería el senador Javier Lozano Alarcón, pero también podría considerarse a la figura de Ana Teresa Aranda e incluso, quizá, a Fernando Manzanilla Prieto, quien ya tiene la ciudadanía poblana.

Como pocas veces en su carrera política, Rafael Moreno Valle ha asumido la apuesta electoral de otro como suya propia. La contienda interna en Acción Nacional por la elección de una nueva dirigencia tiene su epicentro en Puebla porque el gobernador poblano es el principal operador electoral de Gustavo Madero en la búsqueda de la reelección. Pero a diferencia de procesos semejantes, incluso de las elecciones de 2012 y 2013 cuando evitó participar en mítines o lanzar expresiones que pudieran comprometerlo, en esta ocasión la vive en primera persona, casi como si él mismo fuera el candidato. Cantado vale doble, como suele decir el gobernador, no teme al desgaste interno que lo hace actor principal en la disputa contra Ernesto Cordero, Juan Manuel Oliva y los pocos o muchos simpatizantes de la fórmula. ¿Por qué asume tanto riesgo y protagonismo pudiendo actuar en las sombras como lo hizo en anteriores ocasiones?

 

 

Se equivocan quienes creen que la apuesta por Gustavo Madero se debe a la construcción de la candidatura presidencial. En la reelección del actual dirigente con licencia se juega algo más vital y también más cercano al escenario político real. En otras palabras, solamente la presencia de Gustavo Madero en el CEN nacional del PAN le da al gobernador poblano el margen de maniobra suficiente para manejar su propia sucesión en 2016: la definición del candidato a minigobernador recaerá total y absolutamente en sus manos, sin ningún tipo de interferencia. No es un premio menor la posibilidad de manejar su sucesión: sin victoria en el 2016, es inviable cualquier proyecto en 2018.

 

 

El juego sucesorio de Moreno Valle en 2016 tan sólo tiene dos piezas. La apuesta por Cabalán Macari sigue siendo el plan A que se trabaja desde septiembre de 2013. No hay boletín gubernamental en el que no se incluya el nombre del secretario de Infraestructura. No hay inauguración en la que, cual pretoriano, aparezca en el flanco izquierdo del mandatario estatal. De últimas, incluso, se promociona activamente la presencia de la esposa de Cabalán, reacia siempre a las apariciones públicas. De la mano del gobernador, impulsado por él, promocionándose juntos, Cabalán encarna el proyecto sucesorio A.

 

 

Pero la eventual candidatura de Cabalán enfrenta muchas dificultades. Una de ellas es su pasado como dirigente estatal de Nueva Alianza, hecho que dificulta el brinco a Acción Nacional. Por supuesto, nadie se va a oponer en el PAN poblano, sometido a través de Pablo Rodríguez Regordosa y Rafael Micalco. El único veto al secretario de Infraestructura podría provenir del CEN albiazul. El único contrapeso posible a un proyecto sucesorio perfectamente delineado.

 

 

Con Gustavo Madero en la dirigencia nacional del PAN, las dificultades para imponer a Cabalán Macari como candidato a Casa Puebla en 2016 disminuyen. Como señalamos en una entrega anterior, la nueva dirigencia solamente tendrá una vigencia de alrededor de 18 meses, por lo que justo terminaría al momento de ungir al abanderado panista a la gubernatura de Puebla.

 

 

Con Ernesto Cordero en la presidencia nacional del PAN las cosas serían muy diferentes. ¿Por qué? El senador, con el apoyo de Juan Manuel Oliva, podría imponer a un perfil más afín al partido. El primer candidato sería el senador Javier Lozano Alarcón, pero también podría considerarse a la figura de Ana Teresa Aranda e incluso, quizá, a Fernando Manzanilla Prieto, quien ya tiene la ciudadanía poblana. Fatídicas al morenovallismo cualquiera de las tres opciones.

 

 

Sólo en ese contexto, la posibilidad de que Ernesto Cordero pueda bloquear el proyecto sucesorio del régimen, es que puede entenderse la batalla que Moreno Valle asumió como propia. En cierto sentido lo es: por eso es que él mismo acompaña a algunas giras al candidato Moreno Valle. Es por eso que algunos de sus operadores poblanos se desplazan a otras entidades para dirigir personalmente el proceso de movilización. Es por eso que Jorge Manzanera dispone de chequera ilimitada. Todo el proyecto morenovallista descansa en la reelección de Madero.

 

 

Con tanto en juego, tampoco es extraño que los riesgos se hayan maximizado al grado de que Ernesto Cordero vino a Puebla a pedir su renuncia al cargo de gobernador. Más polarización no puede haber pese a los esfuerzos que hace el propio Javier Lozano Alarcón para que la sangre no llegue al río. Pero con las pasiones desatadas al interior de Acción Nacional ya poco puede hacerse para no desgajar en dos a un partido que, de por sí, inercialmente se encuentra lejano de la competencia en 2018 tras el tercer lugar en 2012.

 

 

A sangre y fuego, el morenovallismo solamente juega a una carta en la interna panista. Su compromiso con la victoria maderista es la vez la única garantía de que el gobernador poblano podrá controlar su sucesión, impulsando al plan A que personifica Cabalán o recurriendo al plan B que significa sacar a Gali del gobierno municipal para mandarlo a pelear en una contienda que cada día luce más competida. Un eventual triunfo de Cordero es la derrota anticipada en 2016 y 2018.

 

 

Duele más el cuero que la camisa, pero en el caso de la interna panista, Gustavo Madero es a la vez cuero y camisa para el morenovallismo.

 

 

*** Debut periodístico.El grandioso periodista Carlos Ramírez aparece desde hoy en el diario nacional 24 Horas, acéfalo de una columna insignia desde que Raymundo Riva Palacio dejó la dirección editorial de ese medio. Además, a partir de este día debuta la revista Indicador Político en puestos de revistas, heredera directa del influyente proyecto de La Crisis que a principios del siglo diseccionó la llegada del PAN al poder y la crisis del tricolor. Suerte y enhorabuena a Carlos Ramírez.

 

 

 

 

 

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