Friday, 29 de March de 2024


Caba: el delfín morenovallista que nada de nada




Escrito por  Arturo Rueda
foto autor
Excelente persona en el ámbito privado, en el público siempre aparece hermético y distante. Como dirían los consultores: no comunica. En parte su personalidad es así: Caba prefiere invertir su tiempo en el gimnasio que en mítines, esculpir su cuerpo antes que viajar horas a comunidades alejadas de la mano de Dios, pasar tiempo con su esposa antes que saludar cien manos de desconocidos. Su vida privada está antes que sus ambiciones públicas. Y es algo muy loable.

Hace un año que Cabalán Macari carga sobre sus hombros la designación de delfín morenovallista para convertirlo en el candidato a minigobernador. Justo después de la victoria del régimen en las elecciones intermedias de 2013 recibió la bendición del dedo divino. Desde entonces, en teoría, se dedica a la construcción de su candidatura a Casa Puebla montado en la promoción que le da el cargo de secretario de Infraestructura, así como la presencia constante en inauguraciones, arranques de obra, entregas, y cualquier tipo de eventos, siempre al lado del gobernador. Pero a juzgar por la encuesta publicada ayer en el diario Síntesis, se trata de un año perdido para el yucateco: pese a la intensa promoción, apenas tiene un conocimiento de 13 por ciento en el electorado de Puebla capital.

 

 

Cabalán Macari es un delfín que nada de nada. Su proyecto sucesorio es un altísimo riesgo para el morenovallismo porque el titular de Infraestructura no entra ni con calzador. Si apenas lo conoce el 13 por ciento del electorado en la capital, a nivel estatal sus números no han de llegar ni al 10 por ciento. Antes de él, en la misma encuesta de Síntesis, hay otros 14 personajes con mayor posicionamiento. Personajes de grueso, mediano y hasta bajo calibre. Ocupa la cola del ranking, muy lejos de sus potenciales rivales tricolores, Blanca Alcalá y Enrique Doger Guerrero, de sobra conocidos, y con sólidos números de intención de voto.

 

 

El titular de Infraestructura también se encuentra muy muy lejos de otros morenovallistas como Antonio Gali Fayad o Martha Erika Alonso. Y ni qué decir del puntero del ranking, el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez, muy vivo aunque muchos lo quieren dar por muerto. (Mas Data identificó esta tendencia desde el lunes 26 de mayo, lo que confirma nuevamente el excelente trabajo de Pepe Zenteno pese a las descalificaciones coyunturales).

 

 

Un año desperdiciado del delfín. Y vaya que el gobierno morenovallista se ha dedicado a promocionar a Caba con intensidad. No hay foto oficial en que no aparezca siempre al flanco derecho del gobernador. No hay inauguración en el que dé un discurso. No hay boletín en que su nombre no sea destacado. Una y otra vez, dale que dale, el gobernador le comparte escenario, reflectores, a su sucesor in pectore. Pero nada funciona: en un año no creció. Su posicionamiento es marginal.

 

 

Varias son las razones por las que Caba no crece. La primera y fundamental es que no es poblano. Así de simple: su nombre no se asocia con la poblanidad, ni con las familias de prosapia, ni las de abolengo y ni siquiera de los jayes. En muchos sentidos, el secretario de Infraestructura es un fuereño, pese a que hace más de 15 años llegó a la entidad para administrar los verificentros de su primo Jorge Kahwagi Macari, tiempo que aprovechó para estudiar una licenciatura en la Ibero, donde conoció a su esposa.

 

 

Excelente persona en el ámbito privado, en el público siempre aparece hermético y distante. Como dirían los consultores: no comunica. En parte su personalidad es así: Caba prefiere invertir su tiempo en el gimnasio que en mítines, esculpir su cuerpo antes que viajar horas a comunidades alejadas de la mano de Dios, pasar tiempo con su esposa antes que saludar cien manos de desconocidos. Su vida privada está antes que sus ambiciones públicas. Y es algo muy loable.

 

 

Construir una candidatura con identidad propia, además, debe ser tremendamente difícil si todo su tiempo lo tiene que pasar entre la secretaría a su cargo y hacer de dama de compañía del gobernador Moreno Valle que, para placerlo, lo lleva a todos los eventos posibles: bautizo, cumpleaños, funeral, inauguración, comida, reunión y hasta bodas. Caba no tiene tiempo para hacer sus propias reuniones, agenda, acuerdos con poderes fácticos, visitas a comunidades y demás. Es una vejiga del Tiburón Moreno Valle. No sabe nadar solo.

 

 

A Caba tampoco se le da el contacto con los medios de comunicación, específicamente para evitar cuestionamientos sobre las obras en Puebla. Mientras que Tony Gali, en cualquier circunstancia explicaba costos, plazos y circunstancias de los proyectos morenovallistas, a Macari Álvaro le dan repele las entrevistas, ni siquiera las quiere en ambientes controlados. Muchos menos desea hablar de retrasos, falta de planeación o errores como el levantamiento del concreto hidráulico en avenidas recién inauguradas, o por qué una ciclopista de 3.5 kilómetros costará 70 millones de pesos. Tiene razón Caba en su repele: es muy difícil justificar lo injustificable. Qué necesidad.

 

 

Resumiendo: como secretario de Infraestructura salió malito comparado con Gali. Como prospecto político no comunica. Como siempre anda de pilmama de Moreno Valle, y el tiempo que le queda libre lo dedica al gimnasio, no tiene tiempo para una agenda propia. No es poblano y no se mezcla entre los poblanos. Por último, quizá ni él mismo desea con ardor la gubernatura. No se imagina y no la pelea. Ya lo dicen los políticos profesionales: el que respira, aspira. Pero Caba ni respira, ni aspira, ni nada. Es un delfín que nada de nada.

 

 

¿En cuánto tiempo veremos el relevo de Caba? En la agenda de prospectos solamente quedan Tony y Martha Erika. ¿No sería tiempo de reactivar a Lalo?

 

 

 

 

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