Saturday, 20 de April de 2024


En Puebla se cocina un Aguas Blancas o un Atenco




Escrito por  Arturo Rueda
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“Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe”. Si la respuesta sistemática del gobierno morenovallista contra las demandas sociales es la violencia, a alguien se le va a pasar la mano y va a matar a uno o varios ciudadanos. Hasta que Puebla no sea nota principal de los diarios nacionales por un operativo fallido, el gobernador no va a entender que la violencia sólo engendra violencia porque la convivencia democrática está fracturada.

El gobierno quiere intimidar con el uso de la violencia, pero los pobladores de juntas auxiliares ya perdieron el miedo a la cárcel, los gases y los toletazos. Puebla es el estado de la #LeyBala en su máxima expresión: la violencia social se ha desatado. Los testigos presenciales de la batalla campal entre policías y ciudadanos de San Bernardino Chalchihuapan vieron una guerra civil en la autopista a Atlixco. Nadie pone la otra mejilla: los agentes de seguridad utilizaron balas de goma, gases y macanas; piedras, palos y bombas molotov, los vecinos que piden el retorno del Registro Civil. El saldo no fue desigual. Por una veintena de lugareños heridos, casi la misma cantidad de policías fueron descalabrados; dos de ellos, mal heridos, fueron retenidos. Luego los soltaron ante la gravedad de las lesiones.

 

 

Antier Puebla fue Venecia, ayer la Franja de Gaza, según las fotografías que testifican. Poblanos que son criminalizados por el delito de exigir que el Registro Civil regrese a sus comunidades, por ejemplo, para que con prontitud pueda extenderse un acta de defunción, y no quedarse con el muerto dos o tres días hasta que alguien viaje a la cabecera municipal. Hace un par de semanas el gobierno aplicó la #LeyBala en Tehuacán y a los seis detenidos les aplicó hasta el delito de motín.

 

 

Pero la rebelión social no se aplacó, sino que va in crescendo hasta convertirse en un fuego que se combate con fuego. Lejos de amilanarse, en Tehuacán hubo marcha para exigir la liberación de los seis detenidos de la semana pasada. Los cholultecas que cerraron Forjadores se unieron en varias demandas, como el rechazo a las expropiaciones para construir un Parque de las Siete Culturas, así como la falta de Registro Civil. Misma demanda de los pobladores de la junta auxiliar de Canoa, retando al alcalde Gali a poner pie en la demarcación.

 

 

Mal hace Moreno Valle en poner su futuro político en manos del criterio policial para reprimir las demandas sociales. En el historial de Facundo Rosas se cuenta el antecedente de los tres muertos en el fallido operativo de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero. El entonces comisionado de la Policía Federal Preventiva fue encontrado culpable por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que resolvió presentar una denuncia penal contra el actual titular de Seguridad Pública por su omisión y negligencia, aunque finalmente nunca fue presentada.

 

 

En Puebla se cocina un Aguas Blancas o un Atenco. Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe. Si la respuesta sistemática del gobierno morenovallista contra las demandas sociales es la violencia, a alguien se le va a pasar la mano y va a matar a uno o varios ciudadanos. Hasta que Puebla no sea nota principal de los diarios nacionales por un operativo fallido, el gobernador no va a entender que la violencia sólo engendra violencia porque la convivencia democrática está fracturada.

 

 

Como dicen en los pueblos, a este gobierno le falta un muertito para que el barril de pólvora estalle. Ayer estuvieron a punto de tenerlo. Del lado oficial dos policías fueron heridos de forma muy grave, retenidos pero al final liberados. Por la noche, al cierre de la edición, se manejaba como rumor que uno de ellos agoniza. Del lado de los pobladores, un niño de 13 años recibió una bala de goma que lo envió grave al Hospital General del Sur, aunque en un salto en el aire, el gobierno estatal atribuyó su estado a los petardos lanzados por los manifestantes.

 

 

A la descomposición social acudimos estupefactos, porque hace un año no se vislumbraba un escenario semejante. La legitimidad del morenovallismo se desangra con cada abuso policial, pero el conflicto se agravará luego de la victoria que ayer tuvieron los pobladores. La Policía va a buscar revancha para maquillar la humillación. Entonces puede sobrevenir el Aguas Blancas o el Atenco que el morenovallismo busca.

 

 

Quizá origen es destino. No puede olvidarse que en un clima semejante de descomposición social el General Moreno Valle tuvo que abandonar el poder en los años 70. En ese momento fueron estudiantes, ahora se trata de campesinos, presidentes de juntas auxiliares, poblanos que quieren Registro Civil para poder enterrar a sus muertos o darles derechos a los recién nacidos. Hacía tiempo que en Puebla esto no se veía, pero lo mejor está por venir.

 

 

 

 

 

 

 

 

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