Friday, 26 de April de 2024


No sólo fue qué dispararon los policías, sino el cómo: la barbarie de la #LeyBala




Escrito por  Arturo Rueda
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Enardecidos, al ver a muchos de sus compañeros sangrantes, lesionados, despojados de casco y escudo, los policías estatales comenzaron a disparar a quemarropa, a diestra y siniestra, buscando lastimar y no contener. Violaron protocolos internacionales que dictan que estos proyectiles “no letales” deben ser disparados al suelo, o a una distancia mínima de 30 metros, pero no a quemarropa. En efecto, lastimaron como lo demuestran también las fotografías de vecinos ensangrentados.

El problema no sólo fue qué dispararon los policías estatales a los habitantes de San Bernardino Chalchihuapan, sino cómo lo hicieron. Aunque en un principio el gobierno estatal quiso deslindar el uso de balas de goma, las gráficas presentadas por CAMBIO en las que los policías se ven portando y accionando distintos tipos de fusiles confirman su utilización. Pero en realidad los proyectiles no son simples balas de goma, sino cartuchos de gas lacrimógeno con punta de goma. Aunque no son considerados letales, éstos deben ser disparados al suelo y no a quemarropa, precisamente lo que hicieron en el desalojo violento de la autopista a Atlixco. Por falta de entrenamiento o instrucciones adecuadas del mando, dispararon directamente contra los manifestantes, con los resultados conocidos, de acuerdo a una fuente de la propia Secretaría de Seguridad Pública.

 

 

Facundo Rosas Rosas, además de ser conocido como el hombre de confianza de Genaro García Luna, a nivel nacional también tiene una demostrada reputación por sus fallos tácticos en operativos de desalojo, como los ocurridos en la Autopista del Sol, cuando normalistas de Ayotzinapa cerraron la vialidad. Además de tres muertos, el operativo le dejó una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que incluso pidió una denuncia penal en su contra por la probada negligencia en el desalojo.

 

 

La Ley Bala le estalló en las manos al gobernador poblano por el deficiente criterio policial con el que actuaron en el desalojo de la autopista de Atlixco el miércoles pasado. Tan deficiente fue la actuación de Facundo Rosas Rosas, a decir de los propios integrantes de la SSP, que 18 policías fueron heridos, tres de ellos de gravedad. Los videos demuestran el error táctico, pues luego de la primera acometida que los dispersó, los pobladores se reagruparon sobre el puente que une a la comunidad con Chipilo. Hasta allí los persiguieron los policías, en un espacio reducido y alto, dando ventaja a los vecinos de Chalchihuapan a los que sólo bastaron piedras para repelerlos y hacerlos lanzar una ominosa retirada, literalmente, rodando del puente.

 

 

Enardecidos, al ver a muchos de sus compañeros sangrantes, lesionados, despojados de casco y escudo, los policías estatales comenzaron a disparar a quemarropa, a diestra y siniestra, buscando lastimar y no contener. Violaron protocolos internacionales que dictan que estos proyectiles no letales deben ser disparados al suelo, o a una distancia mínima de 30 metros, pero no a quemarropa. En efecto, lastimaron como lo demuestran también las fotografías de vecinos ensangrentados. La prueba con más dramatismo es el video aportado por la diputada Roxana Luna Porquillo, en el que se observa cómo el niño de 13 años, bañado en sangre, se toca y se toca la sien abierta por el proyectil lanzado con escopeta. En términos militares, José Luis Tehuatlie Tamayo fue un “daño colateral”.

 

 

El muchacho no fue el único lesionado con graves consecuencias: Vicente Tecalero Jiménez, el joven de 21 años también atendido en el Hospital General del Sur. Martín Romero Montes, de 65 años, a quien habrá que reconstruirle prácticamente toda la cara; Hugo Jiménez Varela, de 26 años, con la pérdida, casi confirmada ya, del ojo izquierdo. Se ignora los nombres y estado de salud de los tres policías heridos de gravedad, y de los que depende el estatus jurídico de los cuatro detenidos.

 

 

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tomó cartas en el asunto de forma oficiosa, y aunque es muy poco confiable luego de que su titular Luis Raúl Plascencia aceptó todos los reconocimientos que se le otorgaron en Puebla, pasándose por el arco del triunfo el conflicto de interés, no podrán hacer de lado las evidencias de un operativo desastroso, mal conducido y peor ejecutado por Facundo Rosas Rosas. Quizá entonces Moreno Valle decida deshacerse de él, experto en tirar lastre, dependerá del humor del día. Total, si ya pesaba sobre él una recomendación cuando lo contrató…

 

 

En plena crisis de gobernabilidad, no deja de sorprender que el responsable directo de los procesos de negociación, Luis Maldonado Venegas, prefiriera ausentarse de sus funciones para irse a Los Pinos para “hacerle la barba” al Presidente Peña Nieto, a quien entregó un reconocimiento en el Día de Abogado a nombre de las tres asociaciones que preside. En vez de atender sus funciones públicas, prefirió atender sus misiones personalísimas, como quedar bien con el gobierno federal, fuera de lo que le pagamos los poblanos de ejercer como secretario general de Gobierno.

 

 

Maldonado, además, es el responsable del proceso de insurrección de las más de 600 juntas auxiliares que reclaman el regreso de las funciones del Registro Civil. Fue el autor intelectual de la reforma a la Ley Orgánica que las redujo, pero no pudo garantizar la continuidad del servicio mientras se culmina el mentado periodo de “modernización”. En vez de apagar el fuego que él mismo inició, se desentendió del proceso de negociación. Tenía otras prioridades. Con funcionarios como Facundo y Luis Maldonado, parece difícil que el morenovallismo no tenga más incendios de aquí al 2016.

 

 

 

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