Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera habría sido herido en el rostro y en una de sus piernas por los elementos de la Secretaría de Marina (Semar) que supuestamente lo tienen sitiado en la sierra entre Durango y Sinaloa, informaron fuentes oficiales a la televisora estadounidense NBC News.
“Marines mexicanos tienen en la mira desde la semana pasada al capo del Cártel de Sinaloa después de que agentes antinarcóticos estadounidenses interceptaran señales de teléfonos celulares que sugieren ‘El Chapo’ se escondía en un rancho cerca de Cosalá en la Sierra Madre del oeste de México”, dice el medio norteamericano que tuvo acceso a la información por medio de tres fuentes con conocimiento de la operación.
NBC News publicó esta semana que marinos asaltaron en helicópteros el rancho en el que presuntamente se encontraba “El Chapo”, pero se vieron obligados a dar marcha atrás después de ser recibidos a disparos por las fuerzas de seguridad de Guzmán Loera.
Los infantes de marina más tarde entraron en el campamento y descubrieron los teléfonos celulares, radios de dos vías y medicamentos. Sin embargo “El Chapo” y sus cómplices huyeron en vehículos todo terreno, dijeron las fuentes a la televisora norteamericana.
El reporte indica que tras este escape, las autoridades persiguieron y se cree que han rodeado el fugitivo dentro de un radio de dos millas.
“Sin embargo, una semana y media después de la redada, las autoridades están perdiendo la esperanza de que la captura de Guzmán es inminente”, dice el medio.
Guzmán Loera escapó del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de El Altiplano en el Estado de México el pasado 11 de julio. Esta semana el periodista Carlos Loret de Mola difundió en su programa Primero Noticias el video con audio del momento en el capo escapó de su celda.
La nueva grabación confirma que en la celda del capo sinaloense sí eran audibles los martillazos e incluso los gritos de quienes ayudaron a Guzmán Loera a salir por el hueco hecho en su regadera.
El video muestra además cómo los custodios tardaron 25 minutos para atender la situación. Transcurrido ese tiempo en una imagen del centro de control de cámaras varios agentes de la Policía Federal se reúnen frente a dos pantallas, pero sin mostrar alarma, aunque el jefe del área, Vicente Flores Hernández, envía a dos guardas a su celda, la número 20.
Asomándose a la celda, pero sin entrar descubren “un hoyo en la regadera”, le dicen por radio a Flores. El comandante les pregunta de qué tamaño es el agujero y le contestan que es grande. “¿Pero el interno está ahí?”, consulta el comandante. La respuesta es negativa.
Los custodios se retiran sin que suene ninguna alarma. Poco después los reos de las celdas vecinas llaman al “Chapo” y empiezan a gritar y a golpear en las rejas.
Todavía pasan varios minutos hasta que, con bastante parsimonia y sin mostrar excesiva sorpresa, el supervisor de los guardas y un agente de la PF entran ya en la celda y descubren en la ducha el agujero que da al túnel de 1.5 kilómetros que llevó al narcotraficante hacia una casa en construcción.