La mayoría de sus integrantes consideró que la economía mundial ha continuado en desaceleración, y que las presiones por la vía del alza de precios han disminuido. Respecto a la economía mexicana, la mayoría señaló que continúa mostrando un ritmo de crecimiento “moderado”, y estima que los riesgos para el crecimiento futuro se mantienen sin cambios. Los miembros de la Junta no prevén presiones inflacionarias por el lado de la demanda, por lo que anticipan que ésta se mantenga por debajo del 3 por ciento anual, a pesar de la depreciación que ha sufrido el peso mexicano.
En suma, para el Instituto Central las condiciones cíclicas de la economía nacional se muestran débiles, por lo que la posible alza de tasas de interés en Estados Unidos hacia finales de año, podrían tener repercusiones considerables. Por eso Banxico se dijo atento a la evolución de los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazos –en especial a la postura monetaria relativa entre México y Estados Unidos, al desempeño del tipo de cambio y al grado de holgura en la economía.
La intención –concluyó la Junta-, es “estar en posibilidad de tomar las medidas necesarias para asegurar la convergencia de la inflación al objetivo de 3 por ciento en 2015 y consolidarla.”
Aunque la reunión de la minuta se celebró con anterioridad al encuentro de la Reserva Federal (Fed) estadounidense de esta semana, lo cierto es que el banco central que preside Janet Yellen tampoco dio pistas claras de cuándo comenzará a subir su tasa de fondos federales. No tiene idea de cuándo actuará. Eso sí, cuando lo haga, no tenga la menor duda de que el dólar se irá para arriba y habrá más repercusiones que entonces sí podrían pegar a la inflación. Por eso Banxico se dice “atento” a las circunstancias.
El problema sin embargo es que, cuando se decida a actuar, podría ser demasiado tarde. Por eso en este espacio hemos insistido sin éxito en la necesidad de que comience a subir ya, de manera paulatina, su objetivo de tasa de interés de referencia.
Afortunadamente, al menos desde la reunión de enero uno de los miembros de la Junta de Gobierno ha coincidido con nuestra postura, y desde el mes pasado, ya se ha sumado una voz discordante más. Uno dijo que una reacción tardía de Banxico sería “costosa para la estabilidad financiera”, mientras que el otro aseguró ante la probabilidad de que los mercados se anticipen a la decisión de la Fed, “sería necesario apretar la política monetaria en México antes que en Estados Unidos” ante mayores de inestabilidad o inflación.
Es una pena que no sepamos de quiénes se trata, pero por sus declaraciones públicas sabemos que Carstens no es uno de ellos. Eso sí, él y dos más “mayoritean” al resto, por lo que la posición de Banxico sigue siendo la de ver y esperar. Al final, el voto ha sido unánime por mantener la tasa interbancaria en 3 por ciento. Ojalá se decidieran a actuar ya, el tiempo corre y más vale prevenir que lamentar.