Una figura que destaca en nuestros antecedentes como héroe de la Revolución Mexicana, Pancho Villa fue y ha sido claro ejemplo del machismo mexicano. En los libros, las noticias, las canciones, los corridos y las crónicas de la época es reconocido como un personaje violento y abusador de las mujeres, a las que hacía su pareja y con las que tenía hijos sin responsabilidad alguna.
Otro caso que debería dar vergüenza es el del cantante Jose Alfedo Jiménez que lega glorificar en sus canciones y corridos la violación de género, el machismo y el alcoholismo.
No se necesita ser psicóloga para condenar la conducta de estos y advertir el riesgo que representan para la sociedad este tipo de personajes, individuos primarios, torvos y violentos.
Lamentablemente, a diario conocemos ataques a mujeres en todos los lugares del país.
Mujeres que son engañadas, violadas y asesinadas por sus propias parejas.
En Puebla se nos ha dado cuenta en repetidas ocasiones de jóvenes embarazadas que lamentablemente se han enfrentado a sus “hombres” acobardados y violentos que las han asesinado con saña y sin ningún pudor con la pretensión de “limpiar su expediente personal”.
En muchas partes hoy se sigue repitiendo el dicho popular antiguo hacia las mujeres a las que la sociedad machista les asigna el rol de mantenerlas “como la escopeta cargada y detrás de la puerta” y el peor que se repite en tono de consigna: “hay que golpearla diario, ella pronto sabrá por qué”.
Hacia dónde puede ir y llegar una sociedad víctima de esta mediocridad, que entre broma y en serio mantiene vigente estas definiciones ante “sus” mujeres.
Estas actitudes son un hecho y una realidad hoy y no sólo en los sectores de mayor pobreza económica, sino en las clases media y alta en las que se sabe de personas y hechos que deben de preocupar mas allá de sus apariciones en las páginas de las revistas de sociedad en las que hasta llegan a pagar para aparecer.
Esto pasa con la mujer de cualquier círculo, y algo muy parecido ocurre entre profesores (y profesoras) abusivos y golpeadores que se burlan de alumnos que no pueden leer, hablar o que batallan con determinadas materias.
Más grave a todo esto es caso de algunos ministros religiosos que penosamente han atentado en contra de niños a los que han violado, en contrario del precepto de Jesús que más condena.
También se reproduce cotidianamente el caso de padres y parejas que abusan de sus hijas a las que consideran que “deben atenderlos primero a ellos y sus hermanos”, antes de que las disfruten extraños.
Si Puebla es estado de derecho se debe actuar sin miramientos y poner en la cárcel a este tipo de personas, verdaderas rémoras de la sociedad.
En este contexto debe incluirse el caso de personas o niños discapacitados que penosamente son otro ejemplo de un pueblo insensible y violento que trata de mostrarse con orden y en paz, pese a que se burla, ataca, agrade y hasta esconde a los que viven de situaciones como síndrome de Down o de otra incapacidad mental o física.
Hasta los anuncios publicitarios fallan en su enfoque al pintar a una sociedad como si todos fueran Leonardo di Carpio o tan inteligentes como Albert Einstein.
Todo pareciera en nuestro medio que sólo el dinero lo puede todo y se considera que en el mundo todo debe de ser perfecto y si no, que desaparezcan.
¡Hitler debe de estar contento desde el infierno por sus miles de seguidores!