En medio de un clima de tristeza y desolación, familiares y amigos de Antonio de Jesús López Monje acudieron a su entierro en el panteón San José, en el municipio de Atencingo, donde pasó sus últimos días en compañía de su madre y su abuela.

El fallecimiento de Toñito ocurrió la madrugada del lunes, y aunque la familia estaba consciente de que el final se encontraba cerca tras ser revisado por un médico en diciembre del año pasado, la noticia cayó como un balde agua fría para sus seres queridos que siguen esperando que se haga justicia.

Toñito fue brutalmente golpeado por cuatro de sus compañeros, estudiantes de la Secundaria Técnica Número 10 de Amozoc, en octubre del 2013, provocándoles graves lesiones cerebrales que después de nueve intervenciones quirúrgicas y dieciséis meses de agonía, terminaron con su vida mientras dormía en la casa de su abuela en Atencingo.

A pesar de los dictámenes médicos, la Procuraduría General de Justicia se empeñó en realizar la necropsia, por lo que fue velado hasta ayer por la noche en la humilde vivienda marcada con el número 60 de la calle 5 de Febrero, antes de partir hacia el cementerio municipal San José “Las Petronilas”, en el municipio cañero.