Thursday, 04 de September de 2025

Viernes, 30 Octubre 2015 11:30

Transilvania en los Andes, un fenómeno cinematográfico de culto

Transilvania en los Andes, un fenómeno cinematográfico de culto

El terror de los vampiros de Ayacucho, jarjachas y pishtacos, se convierte en un fenómeno cinematográfico de culto


El investigador de cine peruano Emilio Bustamante ha contabilizado en una pesquisa reciente más de 20 filmes andinos de horror hechos en Perú desde 2002, un tipo de producción que incluye “elementos de las películas comerciales de género con personajes de la tradición oral” como los ‘condenados’, las jarjachas -palabra en quechua para un ser surgido del incesto- y los pishtacos –foráneos que chupan la grasa de las personas para venderla–. El fenómeno surgió en la región Ayacucho (sierra sur), la más golpeada entre 1980 y 2000 por la violencia del grupo terrorista Sendero Luminoso y la contrasubversión de las fuerzas armadas.

Para la curadora del festival de Vancouver de cine andino de horror , María Cecilia Saba, los ingredientes de estas películas son: la adaptación de un relato o tradición oral andinos; los monstruos de carne y hueso o fantásticos que atacan a la comunidad o alteran su orden; la filmación en los Andes; y la exhibición al público de esa zona geográfica. “También incluyen algunas frases en quechua, o en lengua aymara si el filme es de Puno (la región fronteriza con Bolivia)”, comenta vía Skype a EL PAÍS.

La mayor audiencia de estas producciones está en la sierra, donde vive el 38% de la población, aunque Saba y Bustamante destacan que los filmes han recorrido festivales en Bolivia, Argentina, Brasil y Francia. “Incluso he encontrado ‘Jarjacha, el demonio del incesto’, del director Mélinton Eusebio, con subtítulos en alemán”, refiere Saba.

Los investigadores ubican el origen del subgénero andino de horror en 2002 con el filme de Eusebio, e 'Incesto en los Andes: lamaldición de los jarjachas’, del cineasta Palito Ortega Matute, ambos ayacuchanos. Ortega había dirigido previamente tres películas sobre víctimas civiles durante el conflicto entre Sendero Luminoso y las fuerzas del orden, que generó desconfianza en las ciudades y las comunidades rurales, pues las personas no sabían con quiénes se aliaban sus vecinos.

Tanto la curadora peruana como el profesor Bustamante aseguran que en este subgénero la violencia de los monstruos, el quiebre del orden y el miedo a su posible retorno, son un eco del conflicto armado.

Millie Wissar, sonidista que colaboró en la organización del festival en Vancouver a mediados de mes, comenta que en el conversatorio posterior a ‘La maldición de los jarjachas’ de Ortega, una canadiense comentó que nunca había escuchado gritos así en películas de terror de Hollywood. “Son gritos de los Andes, es lo que escuchaban cuando se llevaban a sus seres queridos, debe ser como una catarsis”, anota.

“Es difícil producir en los Andes, son películas financiadas por los propios cineastas y las historias que cuentan son periféricas para Lima, pero su cine es más popular que las películas americanas, ellos quieren ver sus historias y su modo de vida. Una vez que uno contextualiza esta producción en ese período de violencia tan intenso, podemos decir que es un cine de resistencia. ‘Pishtaco’, por ejemplo, contiene una crítica social muy fuerte al que mata sin razón. La trilogía de la jarjacha muestra la sensación de paranoia y desconfianza: ¡¿quién es el jarjacha?! Todo lo que está reprimido en la sociedad sale a través de los monstruos”, sostiene Saba.

“Estos filmes –añade– recuperan sus versiones sobre lo ocurrido, para no dejar que lo que hemos pasado sea contado solo desde el punto de vista de quienes vivieron los hechos en Lima, la capital”.

Los zombis del cine andino

- El crítico Ricardo Bedoya califica esta profusión de cine regional como un fenómeno, “sobre todo el cine de terror en Ayacucho y Puno: inventan nuevos personajes para el terror (la jarjacha, el condenado, el Supay, La Cuda en Cajamarca, el Kharisiri en Puno) que vienen de los relatos orales y se encuentran con las formas del cine internacional. El pishtaco resuena con ‘The Blair Witch Project’, es muy interesante”, dice a este diario.

- En la trilogía de Ortega sobre la jarjacha, un par de adolescentes ayudan a buscar y matar a estos seres nacidos de un incesto, que durante el día son humanos y en la noche pueden volverse una llama o un burro o algún animal que está en contacto con el hombre. El nombre procede del sonido que emite el monstruo “jar, jar, jar” . Los jarjacha se comen el cerebro de sus víctimas.

- En ‘La maldición de la jarjacha 2’, los chicos que llegan a un pueblo buscando a un jarjacha que ha hecho desaparecer a un pariente, son rechazados por los comuneros, pues como foráneos, los califican de ‘terrucos’ (terroristas), la forma popular de llamar a los miembros de Sendero Luminoso. ‘El demonio de los Andes’ cierra la trilogía de la Jarjacha.

- ‘El misterio del Kharisiri’ es un filme de 2004 del cineasta puneño Henry Vallejo, uno de los pocos directores regionales con formación académica en cine.

- El kharisiri es una especie de chamán malo, que pide sacrificios humanos a cambio de sus poderes demoniacos. Saba evoca la escena del choque entre el Kharisiri y un chamán bueno para recuperar la salud de la protagonista: “es una pelea psicodélica en la que aparecen como guerreros prehispánicos. Esta película muestra que no todo el conocimiento occidental es suficiente para entender el mundo andino”.

- Otros destacados son ‘Jarjacha versus Pishtaco: la batalla final” de Nilo Escriba Palomino y ‘Pishtaco’ (2003), filme gore experimental de José Antonio Martínez, en el que “la representación del terror colectivo es una referencia directa a los años del conflicto armado interno”, según el crítico Bedoya.

Fuente: ElPaís

Last modified on Viernes, 30 Octubre 2015 11:39