En ambos casos, la respuesta es negativa, y es que no existe garantía alguna de que la supresión de los fines de semana largos sea la herramienta óptima para fortalecer nuestra memoria nacional. En cambio, el potencial daño para la economía nacional está muy claro. Según las autoridades estatales de turismo, la pérdida por cada fin de semana largo cancelado sería de alrededor de 9,778 mdp. En un momento en el que la economía está paralizada, no existe explicación que justifique dicha afectación para el país.
La industria turística nacional vive de la inercia de lo sembrado en años anteriores. La cancelación del Consejo de Promoción Turística de México, la desaparición del presupuesto para el programa de Pueblos Mágicos y la cancelación del NAICM son decisiones cuyo impacto aún no se siente totalmente. Existe un desfase entre la promoción del país, realizada hace algunos años, y la actual llegada de turistas internacionales. Pero santo que no es visto, no es adorado y, tarde o temprano, se sentirá la ausencia de recursos para promocionar los atractivos mexicanos en el extranjero.
A todo lo anterior se suma una nueva amenaza mortal para el turismo. La posible cancelación de los fines de semana largos atenta contra la otra columna vertebral de la industria turística, la de los visitantes nacionales. Según algunas estadísticas, más del 80 % de los viajes son internos y el 76.3 % de la derrama turística proviene de los visitantes nacionales. Justo a este segmento le pega la desaparición de los puentes. Su cancelación afectaría principalmente a los destinos a los que se accede por carretera. El impacto para nuestro estado puede ser brutal. ¿Cuántos chilangos dejarán de visitar Puebla al sentirse desmotivados debido a la tortuosa salida de la CDMX para gozar sólo de día y medio?
En un documento conjunto, las autoridades estatales de turismo, la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras y el Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac, diseñaron un paquete de propuestas para fortalecer la memoria histórica sin afectar a la industria turística, dentro de las cuales destaco las siguientes acciones;
- Echar a andar una gran cruzada nacional para la recuperación de la memoria histórica que arranque con un ambicioso programa de conmemoración del Bicentenario de la Consumación de la Independencia, en 2021.
- El lanzamiento de un programa de desarrollo, en paralelo a los Pueblos Mágicos, para conformar la denominación de Pueblos Históricos, para aquellas localidades como Guelatao, Dolores Hidalgo, Parral y Anenecuilco. En Puebla, municipios como Tetela de Ocampo o Zacapoaxtla podrían verse beneficiados.
- Impulsar el turismo infantil desde las escuelas, organizando viajes de proximidad a los sitios históricos.
- Aprovechar los tiempos oficiales en medios electrónicos para enaltecer las fechas históricas.
Toda propuesta de política pública debe evaluarse teniendo en cuenta sus costos y beneficios. Las afectaciones de la eliminación de los puentes son altísimos, mientras que sus beneficios muy inciertos. El Gobierno federal debe reconsiderar esta medida. Dar marcha atrás es lo más sensato. La economía mexicana lo agradecerá y el sector turístico respirará con alivio. Las acciones propuestas por el sector privado permitirían fomentar la memoria histórica y eliminar la afectación a los empleos y divisas que genera el turismo.