En estos tiempos tan cambiantes y vulnerables, la forma en la que gestionemos nuestra resiliencia e interpretemos los sucesos puede ser quizá nuestra herramienta más valiosa para no sucumbir ante una realidad que ha puesto a prueba todos nuestros planes.

La realidad de muchos emprendedores y empresarios ha cambiado; algunos nuevos negocios han emergido y se han consolidado como no lo hubieran hecho en condiciones cotidianas, otros modelos han tenido que cerrar y les ha costado reponerse; algunas empresas sólidas han perdido a sus directivos, a personal muy valioso para el desarrollo de las mismas o, incluso, algunas más han tenido que ser rescatadas por nuevas generaciones que poco se habían involucrado y que hoy deben asumir posiciones estratégicas para sobrevivir en un mercado que no se detiene.

Y ante todos estos cambios ahí estamos, las y los emprendedores, empresarios, seres humanos que debemos recoger nuestros miedos, nuestros malestares y seguir como si no pasara nada.

Mientras todo el mundo trata de encontrar un nuevo orden, poco hemos atendido a quienes, al final, somos los que generamos economía a través de la producción, comercialización, distribución o consumo.

Por ello hoy quiero que hagamos una pausa para reflexionar, sobre lo que estamos sintiendo, porque si no tenemos claras nuestras emociones, no podremos avanzar y es necesario que antes de reconstruir una proyecto, negocio o cadena productiva, sanemos al factor humano que ha sido, es y será el motor de todo desarrollo económico y social.

¿A dónde podríamos llegar si nos sentimos incompletos, con dudas, miedos, incertidumbre, tristeza? ¿Si aun sobre el pesar de un duelo debemos seguir porque tenemos claro que las responsabilidades con nuestros equipos, proveedores y clientes nos exigen resultados y el show debe continuar?

No ignoremos todo aquello que sentimos, ya que si queremos reconstruir nuestros negocios debemos hacerlo también de forma personal, de lo contrario no avanzaremos.

Nos han enseñado que debemos ser fuertes e ignorar lo que nos pueda volver vulnerables y hoy más que nunca deberíamos aprender a escucharnos, a gestionar nuestras emociones y darnos la oportunidad de sanar.

El mundo, los negocios y todo a nuestro alrededor, incluyendo a nuestras familias y nosotros mismos, nos necesitamos completos, fuertes, liberados, conscientes, plenos, sanos… y no sólo en la parte física, sino emocional y espiritual.

Estamos sobreviviendo a una pandemia y como lo he dicho en todo momento, debemos ser los cimientos de algo diferente y mucho mejor.

Hagamos que nuestra presencia en esta vida valga la pena y que sea el inicio de una nueva historia, con la mejor versión de cada uno de nosotros, por quienes se han ido, por quienes seguimos y por los que vienen.

Recordando que no hay negocios exitosos, sino empresarios exitosos que encuentran en hacer lo que hacen, su mayor propósito, para lograr ser… UNIVERPRESARIOS.