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Martes, 19 Septiembre 2023 01:18

Filosofar a martillazos por una participación ciudadana renovada en México

Filosofar a martillazos por una participación ciudadana renovada en México Escrito Por :   Alexis Da Costa

En México, la participación ciudadana yace en el olvido, una sombra que oscurece nuestro potencial democrático y social.


 

La célebre expresión "filosofar a martillazos" proviene de la pluma del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien la usó en su obra Así Habló Zaratustra. Esta frase nos da la imagen de un pensamiento audaz y desafiante, de una filosofía que no teme enfrentar las creencias y estructuras establecidas con golpes poderosos y decididos. Y es precisamente este espíritu de confrontación y renovación lo que encontramos crucial para abordar el desafío de revitalizar la participación ciudadana en México.

 

La participación ciudadana ha languidecido, víctima de la apatía y el escepticismo. Tema del que hemos hablado extensamente en las pasadas columnas.

 

La sociedad mexicana enfrenta un desafío profundo, un abismo de significado en un mundo donde los valores tradicionales se desmoronan y la política parece distante y desalentadora. Este es un síntoma del nihilismo, una negación de la vida misma.

 

Sin embargo, la filosofía de Nietzsche nos enseña que la negación no debe ser el final, sino el comienzo de la transformación. El "filosofar a martillazos" nos recuerda que debemos cuestionar y desafiar lo establecido, romper con las cadenas del conformismo y la pasividad. Y en el contexto de la participación ciudadana en México, este enfoque es esencial:

 

En México, la participación ciudadana yace en el olvido, una sombra que oscurece nuestro potencial democrático y social.

 

El nihilismo político se cierne sobre nosotros, socavando la confianza en la capacidad de cambiar nuestro destino colectivo.

 

Nietzsche nos enseña a abrazar la voluntad de poder, a romper las cadenas del nihilismo, y revitalizar nuestra democracia.

 

La participación no es solo un deber cívico, es una afirmación de nuestra existencia en la política y la sociedad.

 

En un país rico en diversidad y contrastes, debemos redefinir la política y la participación cívica para adaptarse a nuestra realidad.

 

Debemos superar el miedo al caos y abrazar la transformación como una oportunidad para una nueva política.

 

La tecnología ofrece herramientas poderosas para fomentar la participación, pero debemos usarlas con responsabilidad y sabiduría.

 

No podemos olvidar el poder de la comunidad local en la revitalización de la participación ciudadana.

 

El superhombre nietzscheano no es un ser inalcanzable, sino el ciudadano valiente que se atreve a crear un México mejor.

 

La voluntad de poder es la brújula que nos guía en este viaje hacia una sociedad más participativa.

 

No debemos conformarnos con la pasividad; cada voz cuenta y puede dar forma a nuestro destino.

 

La reevaluación de los valores convencionales es esencial para dar paso a una política más auténtica y ética.

 

El diálogo abierto y honesto sobre nuestros valores fundamentales es el fundamento de una democracia vibrante.

 

La educación cívica debe empoderarnos para cuestionar y construir, no para aceptar pasivamente.

 

La descentralización del poder político es esencial para garantizar que cada comunidad tenga voz en su futuro.

 

La política no es un juego de elites, sino la manifestación de la voluntad de poder del pueblo.

 

El futuro de México depende de nuestra capacidad para cambiar a martillazos, para romper con lo viejo y abrazar lo nuevo.

 

El tiempo para despertar la voluntad de poder en cada uno de nosotros es ahora, y México, nos brinda el lienzo en blanco para crear un futuro más brillante y participativo.

 

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