Sunday, 19 de May de 2024


Las reformas, gracias al PAN




Escrito por  Pedro Gutiérrez
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Desde que se "institucionalizó" la revolución, es decir desde que el sistema se consolidó después de la denominada revolución mexicana, dos han sido los sexenios en los que el Poder Legislativo ha aprobado las reformas más importantes y profundas a nivel constitucional: el de Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña  Nieto.

Cualquiera diría de inmediato que es de destacarse que han sido priístas y no panistas los gobiernos impulsores de las denominadas "reformas estructurales", pero ese argumento es falaz con tan sólo considerar que más del 95% de las administraciones federales han estado encabezadas por el partido emanado de la revolución y tan sólo dos sexenios por un partido opositor. Si a eso agregamos que la división del ejercicio del poder llegó hasta 1997 y en una sola de las cámaras, con el PRI dominando la otra, es claro y evidente que tenía que ser el PRI siempre el partícipe de los cambios constitucionales en México.

 

 

Sin embargo, para que las reformas constitucionales operen, es menester el concurso de las 2/3 partes del Congreso de la Unión y la mayoría de las legislaturas locales. En el caso del poder legislativo federal, el PRI no podría, precisamente desde el sexenio salinista, impulsar reformas constitucionales por sí solo, sino que necesitaba de otra fuerza política para tal efecto. Y justo la mayoría calificada en las cámaras la perdió el tricolor en el sexenio de Salinas, necesitando de otro partido para las reformas a la ley fundamental.

 

 

En aquellos años el PAN puso en la mesa varias propuestas de reforma que había enarbolado históricamente y que el PRI repudiaba hasta entonces por motivos demagógicos: el reconocimiento de las iglesias y la reforma al campo mexicano vía el artículo 27 constitucional, por poner un par de ejemplos. Estas reformas, profundas de suyo, fueron avaladas por el PAN y votadas en conjunto con el PRI no sólo por el interés del gobierno de impulsarlas, sino porque el albiazul vio la posibilidad de concretar parte de su agenda pendiente por décadas. Con esa congruencia, el PAN dio sus votos y fue fundamental para que el sexenio de Carlos Salinas, desde el Congreso, avanzara.

 

 

 En el sexenio de Enrique Peña Nieto la historia no es muy distinta: el presidente de extracción priísta necesito del PAN para impulsar la reforma más importante de muchos años: la energética. Una vieja propuesta del PAN la de abrir dicho sector a la inversión privada, impulsada no pocas veces siendo oposición o gobierno y que el PRI nunca apoyó -mucho menos las tribus izquierdistas- pero que el tricolor la puso en la agenda legislativa, no podía ser de otra manera que el PAN sumara sus votos por motivos de congruencia. Lo mismo con la reforma de telecomunicaciones o la laboral. En conclusión, gracias a los votos panistas en el Congreso nuestra Constitución se ha modernizado.

 

 

Al final, la política debe partir de la base de la congruencia. Si el PAN siempre promovió las reformas en materia religiosa, democrática, energética, laboral y agraria, lo lógico sobrevino: apoyarlas con votos. Lastimosamente el PRI nunca ha actuado así: hoy vemos a los priístas apoyando con pompones la reforma energética por mera instrucción presidencial pero no por congruencia histórica, porque cuando el PAN-gobierno la impulsó el PRI fue mezquino y no sumó sus votos.

 

 

En conclusión, las reformas fundamentales de nuestra Constitución han pasado con el concurso del PAN, a pesar del penoso papel del PRI. Con ello, Acción Nacional demuestra congruencia, lo que pocos partidos -o ninguno en el caso mexicano- pueden presumir.

 

 

 

 

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