Sunday, 19 de May de 2024


Celebremos Puebla: Juan de Palafox, ilustre poblano por adopción




Escrito por  Pedro Gutiérrez
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A propósito de la pronta celebración de un año más de la fundación de Puebla, vale la pena que conmemoremos a los personajes fundamentales de nuestra ciudad. A continuación, un extracto del discurso que pronuncié en el cabildo poblano el 5 de octubre de 2011, como motivo de la inscripción del nombre de Juan de Palafox y Mendoza en los muros del Palacio Municipal:

Juan de Palafox y Mendoza fue, en el contexto de su época el siglo XVII, un personaje de avanzada; estudioso del derecho y la filosofía, se convirtió en un verdadero pensador político desde su experiencia en la Corte de Monzón. Juan de Palafox llegó a Puebla un 22 de julio de 1640; a su arribo, destituyó al virrey Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla y lo sometió a juicio de residencia, preclaro antecedente de lo que hoy conocemos como juicio político, en donde el imperium de la ley es primero, comenzando por las autoridades. Éste y un par de procedimientos más los llevó a cabo en dos años y medio, dando cuenta con ello de la aplicación de la justicia expedita en procesos que entonces no duraban menos de 6 años.

 

 

Convencido de que la reforma política debía iniciar por las cabezas, se dio a la tarea de escribir su magna obra, intitulada HISTORIA REAL SAGRADA, obra en la que pretendía mostrar a los gobernantes, a los reyes, la naturaleza y alcances de su poder, las finalidades de su actuar y los límites de sus atribuciones temporales. Decía Palafox que una vez reformada la cabeza, era posible reformar el reino.

 

 

De su obra también destacan sendas lecciones aún vigentes para la clase política: decía Palafox que no valen tanto los defectos personales que tenga el gobernante, como la política de favoritismos y excluyentismos que prohijen en su mandato. Palafox se erige, desde entonces, en un promotor incansable de la igualdad ante la ley, en donde ni siquiera la autoridad está por encima de la misma.

 

 

Fue aquí en Puebla, en la ciudad de los Ángeles, que Palafox hizo un llamado público a la cordura del gobernante, a la recta conducta del que ejerce el poder. Escribió la concitada obra HISTORIA REAL SAGRADA, dedicada al Príncipe de Asturias, BALTAZAR CARLOS. La obra, magnánima lección de pensamiento político de la época, fue signada por Juan de Palafox y Mendoza en 1642 durante su obispado en Puebla, viendo la luz gracias a la imprenta poblana de Francisco Robledo en 1643.

 

 

En relación a las cualidades concretas del gobernante, Palafox refirió: “el príncipe perfecto ha de ser en el pensar generoso, en el hablar templado, en el resolver prudente, grato al oír, recto al juzgar, largo al premiar, justo al castigar por manos de sus ministros, clemente al perdonar por la suya. En los consejos atento, pronto en las ejecuciones, en las felicidades igual y en las adversidades constante”. Fin de la cita.

 

 

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que así como la Ciencia Política destaca al célebre pensador florentino Nicolás Maquiavelo como el hombre que escribió EL PRÍNCIPE para dar consejos a la familia MÉDICI de cómo obtener y conservar el poder a cualquier costa y sin importar los medios que se hagan valer, Puebla fue testigo de honor en el siglo XVII de la otra cara de la moneda en el contexto del pensamiento político: Juan de Palafox escribió su obra para aconsejar a la casa reinante española acerca de cómo gobernar basados en principios éticos y morales, respetando la ley y la igualdad desde la cabeza misma. ¿Sería muy aventurado de nuestra parte señalar que en este sentido Palafox es la antitesis de Maquiavelo? Es decir, siendo prácticamente contemporáneos ¿Vale señalar que el primero, es decir Maquiavelo, promovió la inmoralidad del gobernante y el segundo, Palafox, las virtudes del mismo? Cada quien puede colegir sus propias conclusiones. Lo cierto es que la HISTORIA REAL SAGRADA es un verdadero tratado de lecciones políticas del gobernante que en su actuar incansable y cotidiano busca el bien común: “quod homine non solum vivant, sed quod bene vivant, inquantum per leges”, que los hombre no solo vivan, sino que vivan bien y regidos por leyes.

 

 

 

 

 

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