Las manos no le temblaban, tampoco las piernas, lo único que le preocupaba era la voz, ese instrumento necio que en muchas ocasiones lo hacía carraspear, toser y otras tantas caer en desgracia de agremiados, ciudadanía, representados y representantes, en fin, esa voz que esta ocasión debía estar más afinada que de costumbre pues era el día en que tendría que defender a ese gremio de taxistas, un gremio que le tenía un gran cariño pues llenaban sus bolsillo de vez en mes con unos cuantos miles de pesos.
La voz se hizo presente, sin embargo ese instrumento mágico no le dio lo anhelado. Sus relaciones, sus vínculos y sus verbenas para ganarse el afecto de los despistados de la sensatez no funcionaron. Su profecía, esa la de expulsar a Uber del estado de Puebla, no funcionó, y claro, del estupor y vergüenza paso de inmediato al oportunismo. Pensó que si había más de diez mil uber’s rondando por la ciudad, bien los podía cobijar bajo el manto paternal de la CTM, bien podía usarlos para obtener dadivas políticas y por supuesto muchos miles de pesos en las arcas de algún paraíso fiscal.
Leobardo Soto, pensó y abrió la puerta a los miles de socios conductores que pertenecen a la plataforma de Uber a unirse a la CTM y hacer un sindicato. Así de increíble y cínico es el líder de la CTM en el estado de Puebla, después de repudiar públicamente a los que vivían –según sus palabras- fuera de la ley, hoy quiere ser su redentor, hoy quiere darles seguridad laboral y ser el personaje que les proporcione –según su concepto- seguridad. Ahora se entiende el por qué su insistencia para que Uber transparente su padrón de socios y conductores.
Afortunadamente, la mayoría de socios conductores de uber, al enterarse de tal cuento surrealista lo desecharon con desprecio, se manifestaron en redes contra el líder supremo estatal de la CTM y le recordaron muchas cosas de su cercano pasado.
Uber nació con la idea del autoempleo, fue esa misma idea que la hizo catapultarse como una startup exitosa, innovadora y sobre todo libertaria. Sin embargo, nuestro aparato gubernamental no conoce el concepto de libertad y todo lo quiere alcanzar con sus tentáculos asistenciales. El mayor problema de Uber en estos tiempos es que está acechada por oportunistas de grandes sindicatos, ya levanto la mano la CTM y la COPARMEX, ahora veremos un desfile de ignominia, locura y ausencia de libertades por querer atrapar a cuanto incauto pase frente a ellos. Al tiempo los socios y conductores decidirán si los gritos, las tortas y un líder sindical valen más que la libertad de trabajar y ser autosuficientes en una sociedad cada día más decadente.